Algunas lecciones de los escrutinios del País Vasco y Galicia

(Publicado en la Carta Semanal 790 – ver en catalán)

Declaración del Comité Ejecutivo del POSI – 13 de julio de 2020

Este domingo 12 de julio se realizaron en el País Vasco y Galicia las votaciones autonómicas (convocadas en abril pero atrasadas por la pandemia).

Galicia cuenta con 2.697.000 electores, en un declive demográfico constante, con una desindustrialización creciente y la crisis abierta de sectores tradicionales como la pesca.

El País Vasco, con 1.794.000 electores, es un antiguo bastión industrial hoy en buena parte desmantelado.

La votación era la primera prueba electoral tras el confinamiento y la aplicación del Estado de Alarma contra la población, la primera respuesta en este terreno al hundimiento económico

Por otra parte, en el País Vasco y Galicia el voto guarda relación con las aspiraciones nacionales vascas y gallegas.

Gana la abstención

La prensa ha intentado insistir en los efectos de la pandemia para justificar la baja participación electoral. Sin embargo los datos muestran que los pequeños rebrotes han tenido un efecto ínfimo.

Porque en efecto la primera conclusión es la baja participación electoral. Galicia, un 41 por ciento de abstención más un 2 por ciento de voto blanco o nulo.

El País Vasco un 48 por ciento de abstención más un 2 por ciento de voto blanco o nulo. En Baracaldo, ¡el 54% de abstención!

Baja participación que muestra sin duda la desafección de la mayoría trabajadora hacia las instituciones “regionales” y el conjunto de los partidos que las sostienen. Pero en este momento sobre todo expresa el descrédito y la desconfianza en el juego político dentro de este régimen que está destruyendo el trabajo, la salud, los medios y condiciones de vida.

Esta desafección expresa la tendencia general, no solo en España sino a nivel mundial (por ejemplo en Francia en las elecciones municipales del 28 de junio se abstuvo el 60 por ciento, eso en unas elecciones consideradas siempre de alto interés por la población).

Golpe al gobierno de coalición y a la ‘oposición’ franquista

Un nuevo gobierno debería expresarse en una subida de los que acaban de formarlo. Sin embargo la abstención deja al PSOE en tercer lugar, solo un diputado más en Euskadi y otro en Galicia (de los 19 que pierden la Marea y Podemos). Hay una desconfianza de grandes sectores de trabajadores y capas populares en las propuestas del PSOE para recuperar un país hundido económicamente.

Esto es lo fundamental. La dura experiencia de la pandemia con el mando único de los generales y Sánchez no ha sido un éxito. Pero ahora con cinco millones de parados, con el turismo parado a pesar de las prisas por acabar con los confinamientos, con el inicio de una avalancha de despidos y cierres en el metal, con la Sanidad, que se colapsa a la primera mientras se anuncian los peores rebrotes, la educación patas arriba, haría falta un gobierno que ayudase a levantar el país, en lugar de programar millones para los millonarios que deben pagar ya los trabajadores y la población. Esto es lo más importante del voto: la desconfianza en las instituciones del régimen.

La desaparición de Podemos del Parlamento gallego y su hundimiento en el País Vasco es el fracaso de lo que pretendió representar al profundo movimiento de los “indignados” intentando domesticarlo en el marco de las instituciones monárquicas. Es también un fenómeno que se da en otros países con fuerzas que siguen la estela de Syriza en Grecia de darle la espalda a las promesas de ruptura con el régimen y de “nueva política”.

Esto se complementa con el gran retroceso del PP en el País Vasco que pone en entredicho la “oposición” más abiertamente franquista de Casado, mientras gana Feijoo que defiende un gobierno a la alemana, o sea un Pacto PP/PSOE. Hay que recordar que Casado aprovechó las elecciones vascas para defenestrar a Alonso, de la misma cuerda que Feijóo, resucitando a Iturgaiz, un prehistórico de las campañas antiETA y de hecho antiPSOE.

Todo lo cual lleva a la pregunta siguiente: ¿con qué legitimidad estas fuerzas políticas pueden imponer un plan de supuesta reconstrucción exclusivamente favorable al capital y las instituciones del régimen? Un plan de recortes sobre recortes, de destrucción industrial, empeorar la reforma laboral y añadir otra reforma-recorte de pensiones, que se está cocinando en el Pacto de Toledo de las Cortes.

Crecen los partidarios del derecho de autodeterminación y de la República

Cierto, que el PNV, en un marco de masiva abstención, mantenga un nivel de votos apreciable, convierte a este partido tradicional de la fracción vasca de la burguesía en un pilar básico del apoyo al Gobierno, al precio de concesiones que van en un sentido de dislocación del mercado estatal y de los derechos y garantías comunes a toda la clase obrera.

Pero a la vez en estas elecciones destaca el crecimiento de fuerzas políticas –el BNG en Galicia que triplica sus resultados y Bildu en el País Vasco que refuerza su papel de segundo partido en las instituciones–, fuerzas políticas que se sitúan en el borde del régimen monárquico, pues defienden el derecho de autodeterminación contra la Constitución del 78. Son fuerzas que vienen del voto contra la Constitución del 78, aunque luego hayan participado más o menos en el régimen a través de las autonomías. El BNG y Bildu, formaron parte de los 50 parlamentarios encabezados por ERC (con la CUP y JxCat) que se negaron a recibir al rey en el inicio de la legislatura actual. Y han votado porque las Cortes examinen la actuación de Juan Carlos de Borbón.

En conclusión

Desafección política creciente hacia las instituciones y partidos del régimen.

La abstención obrera expresa la crisis de su representación política.

Crecen partidos que defienden los derechos de los pueblos y la República.

Golpe al gobierno, a su política y a la oposición más abiertamente franquista.

En un momento en que la Monarquía está cuestionada, en que el rey difícilmente se puede despegar de los escándalos de su padre, en que la Monarquía y las instituciones aparecen públicamente como un obstáculo para hacer frente a las amenazas a la salud y al desastre económico en curso.

Estas elecciones confirman que la crisis social, sanitaria y económica se combinan en una crisis del Régimen.

Estas elecciones demuestran también que la mayoría de la clase NO se siente representada y que el voto al PSOE también en reducción creciente solo es un refugio a la defensiva sin abrir perspectivas.

Más que nunca la exigencia de combate unido por los derechos, las libertades, por la democracia, o sea por la República, ayudará a reunir los materiales para avanzar en una nueva representación política favorable y fiel a los trabajadores y los pueblos.

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