(publicado en la Carta semanal 418)
Dourdan – 26 al 29 de abril de 2013
A los trabajadores, a los jóvenes, a los militantes de todas las tendencias del movimiento obrero y democrático
El VIII Congreso Mundial de la IV Internacional acaba de concluir su labor. Los delegados de 50 países que hemos participado en ese congreso queremos someter a discusión nuestras principales conclusiones.
El orden del día de nuestro congreso programaba una amplia discusión centrada en la lucha contra la guerra y contra las intervenciones y ocupaciones militares que amenazan a la humanidad en todas partes.
Pero cuando se estaba desarrollando esta discusión, ha llegado un despacho de prensa: “El gobierno de Mariano Rajoy ha autorizado a los Estados Unidos a desplegar en el territorio español una fuerza de intervención rápida, en previsión del caos generalizado que se estima va a producirse en Argelia. En la base de Morón de la Frontera, situada en la provincia de Sevilla, en Andalucía, van a desplegarse en los próximos días 500 militares de las fuerzas especiales, pertenecientes al cuerpo de Marines de la armada norteamericana, así como 8 aviones militares estadounidenses. Esa fuerza de apoyo norteamericana tendrá la misión de intervenir en Argelia, donde se perfilan cada vez más las primicias de un caos generalizado, en particular en el sur del país y al acercarse las elecciones presidenciales, mediante las cuales el actual presidente, Abdelaziz Buteflika, piensa eternizarse en el poder organizándose un escrutinio que le permita sucederse a sí mismo por cuarta vez. Según el diario londinense Al Quds Al Arabi, que ha facilitado esa información, la decisión española de autorizar a los Estados Unidos a desplegar sus tropas se ha tomado con una rapidez inusual. En efecto, a Mariano Rajoy le han bastado pocos días para dar luz verde a Washington para que despliegue sus fuerzas y aviones, y esta precipitación atestigua la inminencia del peligro que se está gestando en Argelia, cuyo régimen podría hundirse en cualquier momento.”
Así pues, el imperialismo estadounidense anda en preparativos para intervenir en Argelia. Para ello, una vez más, se inventa un guión que “justifique” una intervención militar inminente, en nombre de la “democracia” y de la lucha contra “el caos”. La verdadera razón, ¿no es la negativa de Argelia a que su ejército nacional participe en la guerra del imperialismo francés en Mali y a financiarla? ¿No habría que buscar la verdadera razón ante todo en que el régimen de Argelia mantiene el control mayoritario del gas y el petróleo por el Estado, negándose a ceder a las exigencias de las multinacionales? La verdadera razón ¿no es la negativa clara y terminante del Estado argelino a toda injerencia, tanto a la injerencia extranjera en la política interior del país como a la injerencia argelina en el exterior?
Es gravísima la amenaza que cae sobre la nación argelina. Entraña la dislocación total de la región. Al conocer esta información, el VIII Congreso Mundial de la IV Internacional ha modificado su orden del día. La guerra se convierte ya en la forma permanente de un sistema de explotación capitalista en plena crisis de descomposición, que sólo alcanza ya a sobrevivir mediante la destrucción masiva de fuerzas productivas, en primer lugar la destrucción de la fuerza de trabajo, cuando el conjunto del sistema de dominación política del imperialismo está totalmente quebrantado.
La clase obrera, el movimiento obrero, arrastrando a todas las capas populares, si se oponen claramente a toda forma de apoyo a las políticas belicistas, son capaces de obligar al imperialismo a retroceder. Con este fin, la IV Internacional no regateará ningún esfuerzo para contribuir a desarrollar la más amplia campaña unitaria, que se impone para impedir la intervención. Esta campaña concentra hoy la lucha por acabar con el sistema de explotación. Los delegados al VIII Congreso Mundial de la IV Internacional, venidos de todos los continentes, han afirmado con una sola voz: “¡Esta guerra de agresión contra Argelia no debe tener lugar! ¡Fuera las zarpas de Argelia! ¡No a la intervención!”. Han tomado determinaciones para apoyar y desplegar sin demora las más amplias iniciativas unitarias con esas consignas, a escala internacional y en cada país.
Un delegado ha recordado: “En 2003 el presidente Bush anunció el plan norteamericano llamado del Gran Oriente Medio, y en 2006 Condoleezza Rice anunció el nuevo plan de Oriente Medio. Era el despiece de todas las naciones según bases étnicas, religiosas y comunitarias. Hoy esos planes se extienden a toda la región del Sahel. Argelia, que se levantó como nación en la lucha revolucionaria victoriosa contra el imperialismo francés, que se ha convertido hoy en el mayor país de África, que alberga riquezas y sigue siendo un Estado soberano, se convierte en un obstáculo”. Es un hecho: lo que busca la amenaza de intervención imperialista inminente es barrer ese obstáculo.
La situación de emergencia creada por esa amenaza contra Argelia expresa la unidad profunda de los problemas a los que están confrontados los trabajadores y los pueblos en todos los continentes. Un delegado ha subrayado: “En los países oprimidos por el imperialismo, evidentemente corresponde a la clase obrera asumir las cuestiones democráticas nacionales. Pero para resistir al imperialismo el frente unido antiimperialista requiere hacer acuerdos, realizar la unidad con organizaciones pequeñoburguesas, o nacionalistas burguesas, o incluso con fracciones del aparato de Estado. Ahora bien, el requisito previo de la política de frente único antiimperialista es una política independiente. Como estamos por defender la nación y la soberanía nacional, apoyamos todo paso en ese sentido. Siendo partidarios de la soberanía popular, luchamos por la verdadera democracia porque somos independientes y para nosotros la ruptura con el imperialismo implica devolver la palabra al pueblo y la reapropiación de todas las riquezas. Para nosotros, esta política se inscribe en la lucha por un gobierno obrero y campesino”.
Con un orden del día modificado, el Congreso de la IV Internacional ha abordado, como estaba previsto, todos los aspectos de la situación mundial: las guerras que se multiplican y extienden en Afganistán, en Iraq, la ocupación militar que continúa en Haití, las amenazas de intervención militar imperialista que se ciernen sobre Irán y Siria, la injerencia del imperialismo norteamericano en Venezuela, todo ello en la estela de la intervención militar imperialista en Libia; pero también las potentes movilizaciones revolucionarias que, después de Túnez y Egipto, han marcado al continente europeo abriendo camino al resquebrajamiento generalizado de todas las instituciones, las imponentes huelgas y manifestaciones de Grecia, España, Portugal contra los planes destructivos de la Troika, y los obstáculos con los que chocan. El Congreso de la IV Internacional ha pasado revista a las diversas iniciativas de frente único en las que participan las secciones en los diferentes continentes. El Congreso ha concluido que es preciso trabajar en todas partes para construir y reforzar las secciones de la IV Internacional, inscribiendo la construcción de partidos revolucionarios en la acción –con formas adecuadas a cada país– por la independencia de las organizaciones obreras, por construir partidos obreros independientes o agrupamientos políticos obreros independientes, de los que la IV Internacional reivindica ser un componente.
Tendréis amplia información sobre todo ello en el próximo número de La Verdad, consagrado al VIII Congreso.
De momento, queremos concentrar la conclusión de esta declaración en esta apreciación: el compromiso revolucionario de las secciones de la IV Internacional –a saber, la emancipación de los trabajadores de las cadenas de la explotación y de la opresión por los trabajadores mismos– se concentra hoy en comprometerse incondicionalmente en la campaña contra la intervención en Argelia, en defensa de su integridad y soberanía. Ese compromiso concentra en este momento preciso la posición de principios de la IV Internacional, que en toda circunstancia lucha por la independencia del movimiento obrero: contra la guerra, contra todas las intervenciones militares extranjeras y las políticas de injerencia, por la retirada de todas las tropas, por el respeto de la soberanía de todas las naciones.
Trabajadores, militantes, jóvenes de todas las tendencias del movimiento obrero y democrático, en esta hora de la historia de la humanidad en que todo parece acelerarse, la IV Internacional os invita a conocer sus propuestas, a continuar la discusión con ella y a incorporaros a su combate.
Aprobado por unanimidad por el VIII Congreso Mundial de la IV Internacional