(Publicado en la Carta Semanal 534)
El POSI ha celebrado durante el pasado fin de semana una Escuela de Formación. Hemos elegido estas fechas por ser el aniversario del golpe militar-fascista del 18 de julio de 1936, y de la revolución obrera que, en los dos tercios del estado español en que los militares fueron derrotados, se desencadenó el 19 de julio.
En 1936, el golpe militar fue abortado por la movilización de la clase trabajadora, con sus organizaciones a la cabeza. Derrotados los militares, los trabajadores, dueños del país, lo organizaron según su propio programa político y social, y organizaron sus fuerzas militares, sus milicias, para hacer frente en el terreno militar a la agresión fascista. Una lucha que galvanizó a los trabajadores y a toda la humanidad progresista de los cinco continentes.
Y sin embargo, esta heroica lucha fue derrotada. Nuestro análisis sobre las causas de esta derrota es conocido. Recomendamos a los lectores de esta Carta que se remitan, para conocerlo de manera detallada, a las obras de nuestros camaradas Felix Morrow o Casanova, a los escritos de Trotski sobre España, o a la obra de un historiador ajeno a nuestra corriente como Burnett Bolloten. En todo caso, nuestro balance se resume en una cuestión: la clase obrera española fue derrotada por la política del Frente Popular. Una parte de nuestra Escuela de Formación ha sido dedicada al análisis de la lucha, la revolución y la derrota de 1936.
Una cuestión de actualidad
No hemos abordado el estudio de la revolución española de 1936 como un ejercicio de historiadores, sino como militantes revolucionarios que buscamos en la teoría una guía para el análisis de la realidad, y para la acción. En este sentido, el análisis del programa y la política del Frente Popular de 1936 es de utilidad para la actuación de los militantes obreros en 2015.
El Frente Popular no es otra cosa que la alianza de las organizaciones de los trabajadores con la burguesía “progresista” para defender al capitalismo y al Estado Burgués. Su objetivo es desarmar y desmoralizar a la clase trabajadora en momentos en que su ascenso político podría abrir una perspectiva revolucionaria, para garantizar la salvación del capital.
En febrero de 1936, el Frente Popular español triunfó electoralmente porque concentró las aspiraciones de las masas a acabar con el gobierno derechista de la CEDA y a conseguir la amnistía de los 30.000 presos de la insurrección de Asturias y demás levantamientos de octubre de 1934. Pero ese Frente establecía en su programa la defensa de la República burguesa y negaba explícitamente las demandas de los partidos obreros, como la nacionalización de la banca, el reparto de la tierra, el subsidio de desempleo.
En julio de 1936, su programa era la reconstrucción del estado burgués, destruido por la revolución del 19 de julio. Pero el estado burgués, “reconstruido” sobre la base de la destrucción de los organismos de poder revolucionario del 19 de julio y de las colectivizaciones y conquistas obreras, se demostró incapaz de vencer a Franco.
En 1945, en Francia, en Italia, en distintos países de la Europa devastada por la guerra, y donde el fin de la invasión nazi había dado lugar a levantamientos populares, se constituyeron gobiernos de Unión Nacional (otra variante de la colaboración de clases), con participación de los partidos comunistas y socialistas, con el objetivo de reconstruir los correspondientes estados burgueses.
Pero –dirán algunos– ¿Qué relación tiene esto con los acontecimientos, con la acción política en el estado español en 2015? Y a esos les respondemos: en 2015 se nos presentan diversos programas y propuestas que buscan utilizar el impulso del movimiento de las masas para salvar al estado burgués y el marco de sumisión a la Unión Europea. Programas y propuestas de Frente Popular traducido a las condiciones de 2015.
Una crisis profunda del régimen monárquico
La Monarquía establecida por Franco en la persona de su heredero sufre una gravísima crisis. La corrupción inherente al régimen se extiende de arriba abajo, de la Casa Real al último ayuntamiento. El pueblo de Cataluña se rebela contra la ruina y la opresión nacional. Ningún pueblo se ve representado en las instituciones de este régimen
Los partidos que han defendido durante años a este régimen están en una grave crisis. Desde el PP y el PSOE hasta CiU sufren desgarros y rupturas, pérdida masiva de militantes. Izquierda Unida, el cierre “por la izquierda” del sistema, se ve en peligro de desaparecer. Entre todos, han pasado de recoger más del 90% de los votos emitidos a poco más del 50%.
Privado de apoyo popular, corroído por la corrupción y empeñado en una política de destrucción de todos los derechos y conquistas sociales, el régimen corre peligro de desaparecer. Precisamente por eso busca nuevas herramientas políticas para sobrevivir.
La perspectiva de las próximas elecciones
Un debate se ha abierto entre sectores de militantes obreros y juveniles: ¿Cómo utilizar las próximas elecciones generales para acabar con el gobierno Rajoy y su política? Un debate que se alimenta de las ilusiones generadas por la elecciones municipales del 24 de mayo y la constitución de los ayuntamientos el 13 de junio, cuando la presión del movimiento obligó a los dirigentes de Podemos, de IU y del PSOE a ponerse de acuerdo casi en toda España para echar al PP de ayuntamientos y gobiernos autonómicos.
Desde hace meses, hemos venido explicando que no hay ninguna necesidad de esperar a noviembre o diciembre para acabar con Rajoy y su política, que hoy existen condiciones más que suficientes para organizar la movilización unida para echar al PP. Sólo ha faltado y falta la voluntad de los dirigentes de los partidos obreros y populares, de los sindicatos, que se han negado obstinadamente a organizar esa movilización. Esta decisión de dejar gobernar a Rajoy hasta el final de la legislatura es la que ha obligado a muchos militantes a buscar una salida en la vía electoral.
¿Salvar al Régimen o acabar con él?
Esta voluntad de miles de militantes y activistas de buscar la unidad para acabar con Rajoy y con todos los recortes sociales y democráticos ha encontrado diversas respuestas por parte de los dirigentes de las organizaciones obreras y populares.
Pedro Sánchez se ha presentado como la alternativa a Rajoy, y lo ha hecho imponiendo una política de defensa de la Monarquía, envuelto en la bandera rojigualda e imponiendo a los socialistas catalanes la renuncia a la defensa de los derechos nacionales de Cataluña.
Pablo Iglesias se presenta como la única alternativa y exige a todas las fuerzas políticas –y al propio Podemos– que se sometan a su exigencias y apoyen su candidatura. Desde Izquierda Unida buscan conseguir un acuerdo con Iglesias, que éste les niega, exigiéndoles que se disuelvan y entren uno a uno en las listas de Podemos. Para conseguir este acuerdo, los máximos órganos de dirección de IU han presentado propuestas que mimetizan el programa y las propuestas de Podemos.
Todas estas propuestas comparten una misma orientación. Todas pretenden que es posible cambiar las cosas sin cuestionar el régimen de la Monarquía y las reglas de juego de la Unión Europea. Como mucho, buscan algunas mínimas reformas y proponen la “regeneración”, la “democratización” del régimen.
Cuando el régimen vive su peor crisis, y nos arrastra a la miseria, todas estas propuestas se niegan a acabar con él. Es decir, son candidaturas que buscan la salvación del régimen. Es decir, propuestas y candidaturas de Frente Popular.
Candidaturas de Unidad Popular, ¿para qué?
Tratando de extender las experiencias electorales de Madrid, Barcelona, las Mareas gallegas, se ha levantado desde distintos foros una propuesta de Candidaturas de Unidad Popular. Pero una pregunta se impone: ¿candidaturas para qué, con qué programa, con qué objetivos?
A esta pregunta respondemos con una propuesta: candidaturas para romper con el régimen, para abrir de inmediato un proceso constituyente basado en Cortes Constituyentes, para proclamar la soberanía del pueblo, negándose a someterse a los chantajes de la UE y la Troika (el ejemplo de Grecia es taxativo: no hay salida sometiéndose, no hay negociación posible con estos bandidos), candidaturas que se organicen desde abajo, en barrios, pueblos y centros de trabajo, para defender en la movilización la victoria electoral y las reivindicaciones.
Una propuesta de unidad que debe dirigirse a todas las organizaciones obreras y populares.