«El problema sigue siendo el PSOE»

(Publicado en la Carta Semanal 589)

Carta-589El día en que Rajoy y Rivera sellaban su acuerdo, el editorial de ABC (órgano directo de la Monarquía) sentenciaba con esta frase el nudo de la crisis de gobierno. El mismo editorial, lejos de echar las campanas al vuelo con otros órganos del capital financiero como El País o El Mundo, se interrogaba sobre la timidez de las 6 propuestas de Rivera, meras generalidades ya dichas y repetidas y en algún caso aplicadas, alejadísimas de las preocupaciones, necesidades y reivindicaciones de los trabajadores, los pueblos y la mayoría trabajadora. En efecto, cualquier trabajador puede constatar que las «exigencias» de Rivera soslayan cualquier cuestión que ataña a las necesidades más elementales de la población.

Este miércoles 17 de agosto el Comité Ejecutivo del PP debe aprobar las «exigencias» de Rivera y eventualmente proponer una fecha para la sesión parlamentaria de investidura. Nada de eso significa que Rajoy y su socio controlen la situación, todas sus gesticulaciones son solo maniobras para presionar al Partido Socialista. El propio Rajoy, en su comparecencia ante la prensa después de reunirse con Rivera puntualizó: «si el Sr. Sánchez se mantiene en el No, volveremos a repetir las elecciones».

En efecto, es un engaño andar sumando PP más Ciudadanos 169 diputados, faltan seis, añadamos un canario, la abstención del. PNV, y que seis del PSOE se vayan al lavabo… ¡Cualquier cosa! No se trata de cubrir el trámite de la investidura, lo que el capital y el régimen necesitan es constituir un gobierno que aspire a la estabilidad para aplicar los planes contra los trabajadores que llevan un año largo esperando. Y para eso necesitan al PSOE.

Así lo ha confirmado el editorial de El País de este domingo, 14 de agosto:

Aunque lograra concretarse la investidura de Mariano Rajoy, elaborar un Presupuesto con un ajuste de 10.000 millones presenta dificultades casi insalvables, en términos políticos y económicos. Y probablemente ésta es una de las razones de fondo por las cuales el PSOE se ha encastillado en su posición actual sobre la investidura; la investidura será probablemente muy corta debido a la minoría escuálida con la que contaría el PP para gobernar si no hay un acuerdo político previo sobre la aprobación del Presupuesto que, por decirlo así, reparta «el coste del sufrimiento».

«El próximo gobierno no podrá dictar normas desde posiciones de fuerza fijando techos de déficit regionales por su simple voluntad. Si lo hiciera, correría el riesgo de desatar un motín autonómico (ya perceptible en la legislatura de Rajoy) y (…) la persistencia en el incumplimiento de los objetivos de déficit acabaría por deteriorar la credibilidad de la economía española.»

Por ello se viene desarrollando una ofensiva interna y externa contra Sánchez, para que capitule. Desde Felipe González, ZP y otros dinosaurios hasta todos los medios nacionales e internacionales del capital financiero.

Todo parece indicar que este miércoles 17, cuando el PP suscriba solemnemente los insignificantes 6 puntos de Rivera, esta campaña entrará en su fase decisiva. Las declaraciones, las palabras a medias y los silencios han tratado de dar como seguro un paso de C’s al Sí y a partir de aquí dan como inevitable alguna forma de abstención del PSOE.

En el colmo del cinismo, algunos osan pretender que esa abstención sería compatible con que el PSOE encabece la oposición, pero el único sentido de ese apoyo a la investidura de Rajoy sería dar el primer paso en una cadena de capitulaciones, en alguna forma de acuerdo de legislatura, formal o no.

Necesitan un gobierno que aplique recortes profundos

Las cosas son muy concretas, si no hay gobierno para mediados de septiembre, tienen que prorrogar los presupuestos porque el artículo 134 de la Constitución exige que el proyecto de Presupuestos esté presentado en las Cortes para el 30 de septiembre. Y esto haría extremadamente difícil aplicar los recortes por decenas de miles de millones que el capital financiero exige y Bruselas espera. El gobierno tendría que ir presentando a las Cortes una y otra vez rectificaciones presupuestarias para efectuar recortes, provocando a los trabajadores y a los pueblos. Porque en el país hay una mayoría aplastante que quiere echar atrás la reforma laboral, la ley mordaza, el 315.3, la LOMCE y todos los demás recortes. Y la mayoría de los diputados fueron elegidos con este mandato.

Prestemos atención. ¿Por qué la Comisión Europea perdonó a España la multa por incumplir los objetivos de déficit? Porque el gobierno alemán, consciente del peligro político que entraña el ajuste exigido por el capital en El Estado español, trabaja para que se formen gobierno de gran coalición, directa (gobierno PP-PSOE) o indirecta (pacto de legislatura), como propugna Felipe González. Nueva reforma de las pensiones, nuevas medidas de reforma laboral, nueva asfixia de la enseñanza, de la sanidad, de los ayuntamientos. Llover sobre mojado, reventar todas las bases de la existencia de la población trabajadora, todas las bases de la convivencia entre los pueblos.

Los banqueros y Rajoy saben que para intentar esto es indispensable un acuerdo con el PSOE, dejando en la oposición a Unidos Podemos, que se lanzaría de lleno a la política de denuncia y división de los trabajadores tan querida para Anguita, la política que practicaron los “pc” durante el llamado tercer periodo y que aquí han popularizado los peores sectores del “pc” y del radicalismo clerical con el lema PP-PSOE la misma… Para regocijo de la derecha.

Un acuerdo PP-PSOE extremaría la presión sobre los sindicatos para que suscriban un pacto social y dejen pasar un nuevo recorte de pensiones a través del pacto de Toledo, que las direcciones del PSOE, IU y Podemos están ya preparando con sus propuestas de hacer depender las pensiones de los presupuestos del Estado. En clara complicidad con PP, C’s, PNV y CiU.

Recurren al enfrentamiento entre pueblos

Rajoy y Rivera utilizan una palanca para tratar de forzar el acuerdo nefando de «unión nacional»: la cuestión nacional. El facherío babea mascullando «¡Un acuerdo de Estado contra el desafío catalán!». Los banqueros esperan colar con esa cobertura el recorte de pensiones que de otro modo podría ponerse imposible.

Vieron el cielo abierto cuando el 27 de septiembre el Parlamento de Cataluña aprobó una nueva declaración altisonante que ignora lo que puede unir al pueblo trabajador catalán, a los trabajadores y a los pueblos.

Pero sobre todo el gobierno en funciones, el Constitucional y el aparato judicial ha organizado una hoja de ruta de procesamientos, juicios y sentencias para provocar en ocasión del 11 de septiembre una marea de indignación democrática.

Esa gentuza no debería encontrar en el movimiento obrero ni la más mínima complicidad, pues el enfrentamiento busca la voladura de los derechos y libertades de todos. Y un acuerdo PP-PSOE sería la peor carga de dinamita.

Por la unidad obrera, por la alianza de trabajadores y pueblos

Nada hay más urgente que rechazar las presiones contra un acuerdo con el PP. Nada hay más urgente que echar a Rajoy.

Tienen toda la razón los sindicatos cuando afirman que la mayoría de los diputados han sido elegidos para que cumplan las principales reivindicaciones obreras y populares.

Tienen razón los profesores, alumnos y padres que se movilizan contra la aplicación de la LOMCE y han conseguido algunas victorias parciales,

Tienen toda la razón los cientos de responsables políticos, sindicales, activistas, jóvenes que exigen a Sánchez, Iglesias y Garzón un acuerdo para cerrar el paso al PP, para empezar a satisfacer las reivindicaciones urgentes de los trabajadores, los sindicatos, los ayuntamientos. Un acuerdo para la convivencia fraterna entre los pueblos.

¿No es hora de cortar las provocaciones y añagazas de Rajoy y la reacción concitando la más amplia unidad para echarles, llenando las calles y plazas del país, movilizando a los sindicatos, los ayuntamientos, aglutinando a los miles y miles de colectivos que reclaman trabajo, libertad y derechos?

Aún es tiempo.

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