Entrevista a Esteban Volkov, nieto de Trotsky

Con ocasión del aniversario del asesinato de Trotsky, el 20 de agosto de 1940, por el agente estalinista Ramón Mercader, publicamos la entrevista que le hemos realizado a Esteban Volkov, nieto de Trotsky.

En ella Volkov documenta con detalle y rigor los pormenores del asesinato, lo que además permite calificar como lo que es la serie “Trotsky” (producida por la cadena estatal rusa RT y difundida por la multinacional estadounidense Netflix): una falsificación histórica, que sólo puede obedecer al temor de que Trotsky y con él la revolución sigan siendo un referente en la lucha de los explotados por su emancipación.

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La Verdad, Revista teórica de la IV Internacional

El pasado 28 de marzo nuestro compañero Xabier Arrizabalo presentó el libro Enseñanzas de la Revolución rusa en el Museo Casa León Trotsky de la capital mexicana. Y por cuenta de La Verdad, revista teórica de la IV Internacional, el día 30 entrevistó a Esteban Volkov, nieto de Trotsky, con la participación asimismo de Gabriela Pérez Noriega, directora del museo. El motivo era fundamentar a través de su testimonio directo el carácter de burda provocación que constituye la serie “Trotsky”, producida por la cadena estatal rusa RT y difundida internacionalmente por la estadounidense Netflix. Su manipulación de los hechos se verifica en particular en cómo trata el asesinato de Trotsky, como explica con detalle Volkov en la entrevista, revelando así la orientación falaz en que se asienta toda la serie.

[Transcripción realizada por Álvaro Laine]

Esteban Volkov con el autor de la entrevista

La Verdad: En primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista, de una forma tan generosa y hospitalaria. Es un honor para mí estar aquí con ustedes. Nosotros pensamos que tiene mucha pertinencia aclarar algunas cuestiones sobre esto que no sé si llamarlo serie, película o más bien directamente provocación, por lo que se explica en la declaración que ustedes han impulsado y de la que yo también soy firmante. Una provocación que viene del entorno de Putin y que conecta con el intento histórico de querer callar a Trotsky, después de no haberlo conseguido ni siquiera asesinándolo. Por eso de nuevo la manipulación y la calumnia.

La primera pregunta es cómo y cuándo conocieron el proyecto porque, según tengo entendido, sus responsables sí contactaron con ustedes, pero negándoles el acceso al guion y no aceptando ninguna de las consideraciones que ustedes hacían desde este Museo Casa León Trotsky; consideraciones que no estaban situadas en el terreno de la opinión, sino en el de los hechos contrastados. ¿Es así? 

Gabriela Pérez Noriega: Sí. Sobre esta cuestión de la serie de Netflix, la idea que ellos tenían era precisamente filmar aquí acerca del proyecto del centenario de la Revolución rusa. Se les solicitó primeramente que fuera una cuestión totalmente sin fines de lucro, lo que fue un primer impedimento puesto que no era éste su propósito. Pero se facilitó y no hubo problema en esta dirección, pero se les hizo énfasis en que no se apegaba en nada a la verdad histórica. Entonces ellos se retiraron y contactaron con una empresa productora mexicana, que vino tratando de hacer el mismo convencimiento y nosotros les volvimos a recalcar la idea de que tenían que modificar el guion. Obviamente no se llegó a ningún acuerdo y finalmente, después de un año, regresó esta empresa productora mexicana diciendo que querían apoyo para demandar a la empresa que había realizado esa serie (Netflix). Evidentemente, nosotros no intervinimos en ello. En esos momentos teníamos una estupenda relación con el embajador de Rusia, quien nos hace la traducción de la guía oficial del museo que tenemos en ruso. Entonces, desconocemos los términos del contrato y demás; evidentemente es RT quien está detrás de esto.

En la serie, la cuestión del asesinato es una falsificación monstruosa

LV: Es muy interesante porque, por lo que usted nos cuenta, entonces no es solamente el contenido sino incluso el procedimiento lo que casi cabría calificar de mafioso, sin ánimo de exagerar, ¿no? Puesto que es contrario a las prácticas más correctas del terreno periodístico, documental o incluso cinematográfico. Sin entrar en mucho detalle, porque además conocemos la declaración que comentaba (de la que destaca la amplitud de firmas de todo el mundo, del movimiento obrero y democrático, etc.), ¿cuáles serían los aspectos más destacados en cuanto a la manipulación histórica que se hace de la figura de Trotsky en la serie?

Esteban Volkov: Bueno, yo sólo he visto el primer capítulo y me di cuenta de que el anodino y vulgar personaje que presentan ahí, supuestamente como Trotsky, está a millones de años luz de mi abuelo, a quien yo conocí personalmente. Uno de los hechos que realmente es una falsificación monstruosa es la cuestión del asesinato. Es uno de los acontecimientos que han sido descritos con más claridad y certeza por la justicia y la policía de México y que no tiene pero, vaya. A los pocos días del asesinato, aquí en el jardín de la casa, se hizo la reconstrucción del asesinato. Un renombrado detective de la policía secreta de México, Jesús Vázquez, se sentó en una silla haciendo el papel de Trotsky y el propio asesino, alias Jackson (Ramón Mercader), con un periódico enrollado en la mano derecha mostró cómo le pegó a Trotsky desde atrás en la cabeza. Y en esta serie presentan la versión que tanto quería Stalin que el gobierno mexicano adaptara, de que el asesinato había sido en un pleito cara a cara con un partidario decepcionado y descorazonado de Trotsky. Y, finalmente, esos dos rusos [Alexander Kotts y Konstantin Statsky, directores de la serie] logran cumplir los deseos de Stalin. Y no sólo eso, sino que a ello le agregan una maraña de monstruosidades y cosas absurdas. Lo inconcebible es que una empresa como Netflix pueda difundir semejantes falsificaciones y aberraciones históricas, una absoluta irresponsabilidad.

Museo Casa León Trotsky

LV: Yo tengo una anécdota personal, de cuando en el año 1993 visité Moscú y por un pequeño problema burocrático tuve que ir al consulado español. Allí conocí a una “niña de la guerra”, Josefina Iturrarán, de las que habían sido enviadas a Rusia el año 1937, ante el acoso franquista a Bilbao. Pude hablar mucho con ella y me contó una anécdota tremenda: la dirigente histórica más importante del Partido Comunista de España (Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”) enfermó y la ingresaron en una clínica en Moscú. Estando mi amiga en esa misma clínica, un día tocaron su puerta y su sorpresa fue ver que era Ibárruri. Inmediatamente las dos se sorprendieron porque en realidad no iba a visitarla a ella. El caso es que cuando Ibárruri había llegado al hospital, había preguntado en la entrada por “la española” y le remitieron a mi amiga, pero en realidad iba a visitar a otra española, a Caridad Mercader, madre del asesino de Trotsky, a la que todavía la nomenclatura le seguía agradeciendo la criminal labor prestada. En España solemos utilizar una expresión: “ladran, luego cabalgamos”.

EV: Lo que dijo el Quijote, muy famosa.

Tienen miedo a las ideas de Trotsky

LV: ¿No podría reflejar esa frase lo que está ocurriendo? ¿Qué intencionalidad puede tener hoy todo ese aparato de Estado en falsificar la figura de Trotsky (Putin procede del KGB)? Incluso con esto que usted me comentaba antes de comenzar la entrevista, de que paradójicamente la serie puede ser un favor en el sentido de que, apoyándonos en la verdad histórica, nos insta a reforzar la reivindicación de la figura de Trotsky y todo su legado frente a esta provocación. ¿Cuál puede ser la intención de esa manipulación? 

EV: Pues tienen miedo a las ideas de Trotsky. En un momento en el que tienen vigencia puede ser el faro que dirija un retorno al socialismo. Así, como país capitalista quieren evitarlo a todo precio, claro.

LV: Cuando se verifica con más intensidad el viejo dilema de socialismo o barbarie…

EV: Bueno, se puede llamar ahorita al revés: barbarie o socialismo, para salir de la barbarie en que estamos, tenemos que dirigirnos al socialismo, ya estamos en la barbarie.

LV: Sin duda, la FAO dice que se producen alimentos en el mundo para 12.000 millones de personas a razón de 2.700 calorías al día y somos 7.500 y hay 820 de hambrientos, con lo cual el problema no es de escasez; el problema es que el capitalismo implica barbarie. Otro dato, del caso español: en cuanto a siniestralidad laboral, los accidentes laborales con resultado de muerte tienen casi el triple de incidencia entre trabajadores precarios. Por tanto, casi dos tercios de esas muertes podrían evitarse si los capitalistas pagaran los costes de seguridad que se conocen.

EV: Efectivamente.

LV: La figura de Trotsky está entre las cuatro o cinco figuras históricas más importantes del movimiento obrero. Dos son alemanes, uno es ruso, otra es polaca. Yo soy profesor de economía y hoy, para explicar la economía mundial actual, me apoyo en categorías teóricas formuladas por Trotsky como la del desarrollo desigual y combinado, por ejemplo. Porque no podemos entender y caracterizar una realidad mundial que se presenta de forma tan convulsa y contradictoria sin este concepto. Lo mismo con la del imperialismo de Lenin, etc. Pero hay otra dimensión de Trotsky que a mí me llama la atención, que era su sensibilidad ante todo lo humano. Es decir, alguien que conocía el psicoanálisis (que apenas estaba dando sus primeros pasos), que además tenía un conocimiento enciclopédico de la literatura universal y un largo etcétera. Y algo muy interesante para mí, su elegancia, no aparece en ninguna foto desaliñado o mal vestido. Él lo explicaba bien en relación con la vida cotidiana en la experiencia soviética (en el texto titulado precisamente Problemas de la vida cotidiana y en otros), en cuanto a la importancia de lo que yo llamaría civilización, defendiendo la importancia de que no se escupiera en la calle, de que se mantuvieran cuidadas y limpias las herramientas, contra el uso abusivo de las palabras malsonantes, etc. Entonces y también en un terreno más personal, ¿quisiera usted comentar algunos elementos de sus abuelos, y particularmente de Trotsky?

Trotsky siempre estaba muy presto a explicar el marxismo

Trotsky trabajando

EV: Sí, cómo no. El Trotsky que yo conocí era un personaje de una inteligencia excepcional y una persona de una sencillez asombrosa. Muy cálido, muy compañero, muy solidario siempre con los camaradas del entorno, muy presto siempre a enseñarles y explicarles todos los aspectos políticos del marxismo. Y, aparte tenía también un gran sentido del humor, lo que creaba un ambiente muy cálido, muy grato en su entorno. Era un gran admirador del trabajo humano, donde no admitía distingos ni privilegios de ninguna clase. Tan así que, aquí mismo en la casa cuando había que hacer cosas desagradables, romper un drenaje o la fosa séptica, él personalmente llevaba a cabo ese trabajo. O cuando en sus búsquedas de cactáceas por las sierras de Hidalgo, a horas de camino de México, había que desenterrar los ejemplares con zapapico o con barretas y luego cargarlos sierra arriba o abajo hasta donde estaban los coches, él personalmente cargaba las herramientas o las cactáceas. 

LV: Me imagino que hablaba bien bastantes idiomas.

EV: Efectivamente. Dominaba muy bien el alemán, el francés perfectamente y más o menos el inglés. Y también aprendió el español rápidamente. Le interesaba mucho charlar con los campesinos, con la gente del pueblo y del campo, ¿no? Conocer sus problemas y su modo de vida, adentrarse en su existencia cotidiana.

LV: Aparte, una cosa que es conocida pero quizás no tan difundida… ¡qué bien escribía! De hecho, su vocación original, como él mismo relata en Mi vida, era ser escritor. En la vida se encontró con la necesidad de la revolución, pero escribía muy bien. El prólogo suyo a la “Historia de la revolución rusa” es tanto desde el punto de vista literario como metodológico en relación con la disciplina de la historia, una verdadera obra maestra. Y no lo digo por pasión militante trotskista sino porque se constata en los hechos objetivos, ¿verdad?

EV: Sí, “Historia de la revolución rusa” es una de las obras magnas, reconocida a nivel internacional. Aquí yo llegué en agosto de 1939, vine de Francia con el matrimonio Rosmer, muy antiguas y estrechas amistades de los abuelos, los que me trajeron aquí. Y sí, fue un gran cambio. La vida en París no era muy grata, viví con la viuda de León Sedov [su tío], que murió, seguramente envenenado, en una clínica llena de agentes soviéticos, y Jeanne [mujer de León Sedov], que era una mujer muy deprimida, devastada por la pérdida de su compañero y la convivencia con ella no era nada fácil. Y de repente, me viene a buscar ese matrimonio, Jeanne me tenía escondido allá en los Vosgos, cerca de la frontera alemana, con una amistad de ella…

LV: También usted estaba señalado.

“Van a cambiar la pluma por la ametralladora”

EV: No, más que nada quería evitar que mi abuelo me pudiera recoger y hacer valer su patria potestad. Pero finalmente sí me localizaron y con una orden judicial me recogieron y me enteré entonces de que iba a México. De hecho, la guardería donde yo estaba, una especie de hostal para niños, se llamaba Rayon de soleil, Rayo de sol, y realmente sí, en este momento sí se me abrió un rayo de sol, saber que iba a salir de ahí y una nueva vida allá en México. Muy afortunado, muy afortunado. Y llegamos aquí en agosto del 39, a una gran familia, con mis abuelos. The old man, que le decían los camaradas, rodeado de jóvenes, la mayoría extranjeros. Es bueno destacar ese punto. León Trotsky y los camaradas optaron por tener por secretarios y ayudantes a extranjeros, para no dar motivo a que lo acusaran de que se inmiscuía en política mexicana, que era una condición sine qua non del asilo que le otorgó el general Lázaro Cárdenas; que como cualquier extranjero que entra de refugiado en México no tenía derecho a inmiscuirse en política mexicana. Y obviamente Trotsky siguió esa norma.

Esteban Volkov con sus abuelos, Natalia Sedova y Trotsky

Y en agosto de 1940 toda la prensa estalinista que continuamente agredía, calumniaba, difamaba al abuelo, con Lombardo Toledano a la cabeza, repentinamente intensificó esa campaña al máximo, al paroxismo. Y cuando el mismo abuelo observó ese hecho, su comentario fue “por lo visto los periodistas están a punto de cambiar la pluma por la ametralladora”. Y así sucedió el 24 de mayo cuando David Alfaro Siqueiros, con una veintena de estalinistas, asaltó la casa en la madrugada y ametrallaron profusamente la recámara donde dormía el abuelo en la casa. Que milagrosamente se salvaron gracias a los rápidos reflejos de Natalia que a los primeros disparos tiró al abuelo al piso y lo empujó hacia el más oscuro rincón de la recámara. Yo estaba en la recámara de al lado y también me tiré al piso y me encogí en el rincón, también dispararon sobre la cama donde yo estaba toda la carga de una pistola automática y sí alcancé a recibir un impacto de bala en el pulgar del pie derecho. Me abrió el dedo.

Es difícil describir el grado de alegría y euforia del abuelo, al poco tiempo de que se retiraran los asaltantes, de haber sobrevivido a ese ataque de Stalin. Tan así que cuando en el día llegó uno de los jefes de la policía de Leandro Salazar no podía creer que Trotsky hubiera sufrido ese atentado. Lo que les facilitó mucho a los estalinistas para después lanzar su versión de que todo había sido un autoasalto, una cosa teatral que había organizado Trotsky. Y hasta sobornaron a las dos sirvientas de la casa y al oficial que estaba a cargo de la vigilancia externa, había un quiosco afuera de la casa con policías mexicanos, y el oficial Casas y las dos cocineras, comprados por los estalinistas, declararon en contra de la familia que la noche anterior se habían reunido hasta muy noche, que todos estaban muy nerviosos; en fin, apoyando para respaldar la versión del autoasalto. Pero el abuelo sabía que sólo le habían dado una tregua. La pregunta era por dónde vendría el siguiente atentado.

“No lo maten, debe hablar (…) alejen al niño”

Tan así que cuando sufrió finalmente el atentado del catalán, de Mercader, y se paró en el marco de la puerta que da del despacho al comedor, se le acercó rápidamente Natalia y nada más señaló con la mano al asesino, que estaba en un rincón inmovilizado por unos guardias, nada más dijo “Jackson”, como diciendo “por ahí vino lo que esperábamos”. Y hay dos hechos interesantes. Cuando anteriormente, antes de mi llegada a la casa, él les indicó a los guardias cuando oyó los quejidos del asesino, “no lo maten, debe hablar”. Y, posteriormente, cuando yo entré a la biblioteca, que estaba anexa al comedor y la puerta entreabierta, y él estaba en el piso, también indicó a los guardias “alejen al niño, a Sieva, a mi nieto, no debe de ver esta escena”. Ese detalle pinta de cuerpo entero la calidad humana del personaje, alguien herido de muerte que todavía se preocupa de no causar un trauma.

Y fue llevado allá al Hospital de la Cruz Verde, Rubén Leñero se llamaba, en la calle Victoria, le operaron y todo, en presencia de Gustavo Baz, uno de los médicos más renombrados, que luego fue Rector de la UNAM, Secretario de Salubridad, Gobernador del Estado de México. Pero al otro día ya tuvo un paro cardíaco y falleció en la tarde del 21 de agosto de 1940. Cuenta Joe Hansen que todavía antes de fallecer le indicó “estoy seguro del triunfo de la IV Internacional, adelante”. Y eso tal vez es una tarea por llevar a cabo por los que siguen sus ideas.

Nuestra mayor misión es restablecer la verdad histórica, tan falsificada

Aquí es un lugar histórico de gran valía, pues precisamente nuestra mayor misión es restablecer la verdad histórica, uno de los capítulos que han sido más alterados y falsificados. Sí estamos viviendo hoy un período en que las fake news, fake history es la cosa más usual y común que se emplea continuamente hasta para ganar elecciones de forma fraudulenta, simulando la imagen de democracia, de democracia burguesa.

LV: Yo estuve aquí en el año 91, evidentemente fue emocionante por el contenido histórico del lugar. Regresé en alguna ocasión, pero me ha sido particularmente grato venir ahora y ver cómo precisamente llevan a cabo esa tarea que usted señala de restablecimiento de la verdad histórica. Y yo añadiría, incluso, de mantener el legado con las publicaciones, las exposiciones o la difusión en general. Realmente hacen ustedes una tarea muy importante, porque Stalin quería borrar a Trotsky y creía que con esa especie de antecedentes de los actuales programas de manipulación fotográfica digital como el conocido Photoshop, esto es, de quitarle de las fotos, sería suficiente.

EV: Y no sólo de borrar a Trotsky sino de destruir este lugar histórico. Hubo muchísimos intentos por querer aniquilar este espacio. En tiempos de Manuel Ávila Camacho como presidente y los que siguieron hubo muchísimos intentos de estalinistas infiltrados en el gobierno por convertir este espacio en una biblioteca, una guardería infantil, en una oficina del gobierno. Lo que fuera con tal de destruir el museo. Pero, afortunadamente no lo lograron. Es más, el 24 de septiembre de 1982, el entonces presidente de México, López Portillo, declaró como monumento histórico este lugar, nombrándome a mí como custodio.

Hubo un hecho curioso, en el año 1965, cuando vivía yo con la familia, repentinamente llegó un abogado del gobierno, del departamento central, con quince camiones afuera, con una orden de lanzamiento de la familia. Según parece, el entonces presidente Díaz Ordaz, en un arranque de esos de furia que le daban, por el activismo político de estudiantes y profesores en la universidad, quiso dar un golpe de ciego y se le ocurrió cerrar el museo. Y sí, sí lo hizo, pero curiosamente, como tres meses después, nos volvieron a llamar para que volviéramos. No supieron qué hacer con el lugar, destruirlo no podían, un lugar de tanto renombre a nivel internacional. Entonces, un mal menor para el gobierno era que siguiéramos aquí y regresamos a la casa.

La primera ocasión en la que tuvimos visita de rusos, fue con el campeonato mundial de fútbol en México, 1986, en esa ocasión el equipo de fútbol ruso vino a visitar el museo. 

LV: Con Gorbachov. Qué interesante, porque la figura de Trotsky, al contrario por ejemplo de la de Bujarin, nunca fue rehabilitada.

Volkov con sus abuelos

Que anulen las falsas acusaciones de los procesos

EV: Nunca. Ni queremos que lo rehabiliten. Lo único que hemos pedido siempre es que anulen las falsas acusaciones existentes de los procesos. Hasta ahí.

LV: El propio texto de la Comisión Dewey, que está aquí disponible, lo documenta de forma indiscutible.

La verdad es que resulta un gusto escucharle, me quedaría días escuchándole. Muchísimas gracias por la hospitalidad y la aportación, es una aportación valiosísima. Precisamente usted y yo hablamos por correo electrónico el día 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora de acuerdo con la propuesta de Clara Zetkin en 1910, en Copenhague, en aquella Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (que luego Naciones Unidas busca desclasar desde 1975 proclamando el 8 de marzo como “día de la mujer”) y casualmente la víspera yo veía la película “El elegido”, que tampoco es una gran película, le veía a usted y apenas unas horas después, de forma inicialmente no prevista y gracias al historiador peruano Gabriel García Higueras, hablábamos por correo electrónico. Muchísimas gracias de verdad, es un verdadero placer.

EV: También en “El elegido” hay muchas marihuanadas. Silvia Ageloff nunca fue secretaria del abuelo, nunca, nunca. Era una joven trotskista, cercana a los guardias, a los secretarios de aquí, pero nunca fue secretaria. La que fue secretaria fue Ruth, su hermana, Ruth Ageloff. Hizo muy buena labor en los contraprocesos de la Comisión Dewey. Y el abuelo tenía muy buena imagen de ella. Haber escogido a la hermana para pareja del agente de la GPU fue una cosa muy inteligente, muy buena, muy acertada, muy perversa sí pero…

Es bueno notar que cuando el abuelo se abocó al trabajo de hacer la biografía de Stalin, en realidad no le interesaba hacer esa obra. Él tenía mucho más interés en terminar la biografía de Lenin, de lo que ya había hecho en la juventud. Pero por razones económicas, de precariedad y carencia de recursos en la familia, pues tuvo que aceptar esa oferta, ese pedido de [la editorial] Harper & Brothers, que le iban a pagar una cantidad razonable por ese trabajo y se abocó a esa tarea. E indiscutiblemente que la realización de esta obra apresuró su asesinato, sin ninguna duda. Precisamente tres meses antes del atentado del 24 de mayo, dirigido por David Alfaro Siqueiros, entró un joven guardia hacia la casa, Sheldon Hart, que resultó ser un agente infiltrado de la GPU. Y según narra la secretaria, Fanny Yanovich, él continuamente le preguntaba cómo iba la biografía, qué tan avanzada estaba. 

LV: Además, el momento es crucial porque en el año 1938 se crea la IV Internacional y en el año 1943 Stalin disuelve la III Internacional. Precisamente antes les mostraba un calendario que hemos sacado este año 2019 en conmemoración del centenario de la creación en 1919, por parte en particular de Lenin y Trotsky. Y en 1943 Stalin la liquida, ya completamente desvirtuada, degenerada, burocratizada, contrarrevolucionaria. Esta disolución corrobora el acierto de Trotsky, la pertinencia de la creación de la IV Internacional, porque efectivamente la III había entrado ya en bancarrota, utilizando la expresión que tantas veces utilizó Lenin, por ejemplo, para referirse a la traición de la dirección de la II Internacional, específicamente en 1914, cerrando filas en cada país con sus burguesías imperialistas respectivas. Se verificaba la bancarrota de esa III Internacional estalinizada. Por eso Stalin lo que necesitaba era quitar de en medio la figura de Trotsky, debido a que sí había una continuidad con el año 1919, pero obviamente no protagonizada por la Internacional estalinizada, sino por la IV Internacional, que se había creado en septiembre de 1938 en Francia.

EV: Sí. En Périgny.

LV: Exactamente. Muchas gracias, Esteban. Un honor.

EV: Estamos para servir, compañeros.

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