(Publicado en Documentos de la Carta Semanal del 22 de noviembre de 2016)
Devan Sohier (Publicado en Informations Ouvrières, n.º 428, el 17 de noviembre de 2016)
El congreso de la AFL-CIO había estado marcado por una resolución aprobada por unanimidad que reclamaba una seguridad social basada en el salario diferido. Esta reivindicación se oponía de hecho al proyecto llamado ‘’Obamacare’’.
En las elecciones primarias demócratas, esta cuestión ha surgido de nuevo. El programa de Hillary Clinton preveía reforzar las limitaciones al Obamacare (particularmente, con un alza de las franquicias anuales y por acto). El de Sanders defendía la creación de este tipo de seguridad social. Sobre esta base, algunos sindicatos de la AFL-CIO, entre los cuales estaban algunos importantes, como el sindicato de los portuarios ILWU o el sindicato de las enfermeras NNU, apoyaron a Sanders en las primarias demócratas.
Sin embargo, siguiendo el ejemplo del sindicato de la enseñanza AFT, incluso los sindicatos que habían apoyado a Clinton desde un principio dedicaron pocos esfuerzos a su campaña: en sus notas internas el tema de la elección presidencial sólo se tocaba al final. En cuanto al ILWU o el NNU, abiertamente no hicieron ninguna campaña, su página de internet ni siquiera mencionaba la candidatura de Clinton.
Por su parte, el ILWU reproduce en su portada un artículo que pregunta: “Pero ¿qué ha podido ocurrir? ¿ Qué clase de ceguera pudo conducir a nuestros dirigentes cuando prepararon la derrota en la elección que nos anunciaban como la más importante de nuestras vidas?” El ILWU sigue en el marco del partido demócrata, pero arremete contra el balance de esta campaña.
Es ésta una cuestión central. La vieja reivindicación del movimiento obrero norteamericano de que la AFL-CIO inicie la creación de un Labor Party con el apoyo de los sindicatos, siempre se enfrentó a la dirección de la AFL-CIO, que en cada elección, apoya al partido demócrata. Muchos sindicatos, más “militantes” (que no forman parte de los apoyos del partido demócrata) se colocaron esta vez en este marco, debido a la candidatura con su fraseología “izquierdista” de Sanders. Algunos sindicatos que habían apoyado a Sanders no le siguieron cuando llamó a votar a Clinton (muchos grupos de extrema izquierda, veían, por su parte, en Sanders al que podía “transmutar” el Partido demócrata en Partido de los trabajadores).
Después de las elecciones presidenciales, las reivindicaciones siguen estando ahí. La cuestión del acceso a la sanidad sigue vigente, y la necesidad de obtener una seguridad social sigue siendo más urgente que nunca. La batalla de militantes sindicalistas para que la AFL-CIO cumpla con la resolución de su último congreso está al orden del día. Especialmente porque la situación del movimiento sindical está revuelta. Muchos sindicalistas quieren que las cosas cambien y sobre todo se plantean la cuestión de resistir a los nuevos ataques que están en preparación. Al respecto, es significativa la reacción de Trumka, el presidente de la AFL-CIO, apoyo de Clinton desde el principio, que, en un comunicado, toma nota de los resultados y concluye: “vamos a seguir trabajando para representar a quienquiera que luche por la dignidad humana de base, reforzar nuestras filas para dar a los trabajadores una voz fuerte y unida”. Trumka, como todos, se encuentra en la incertidumbre, sobre todo respecto a lo que va a ocurrir dentro de la AFL-CIO.