Archivo de la etiqueta: crisis económica

No es sólo una nueva crisis bancaria, es la “crisis crónica” del capitalismo

Carta Semanal 931 en catalán

Carta Semanal 931 para descargar en PDF

El pasado viernes 10 de marzo cierra el Silicon Valley Bank (SVB). Dos días después, domingo 12, el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York (NYDFS) estadounidense cierra el Signature Bank, sobre el que hay sospechas de ocultación de información. Otros bancos parecen acercarse peligrosamente a la misma situación, como First Republic Bank, Western Alliance, Metropolitan Bank o Customer Bancorp, cuyas cotizaciones bursátiles cayeron el lunes 13 más del 60%. De nuevo una vorágine de crisis bancaria, fuertes caídas en las cotizaciones bursátiles… y pánico general.

El SVB estaba especializado en financiar nuevas empresas tecnológicas (en su jerga, startups), que han tenido grandes ingresos, entre otras causas por la ingente inversión en ellas de capitales riesgo. La enorme liquidez del banco (se habla de 175 000 millones de dólares) se dedicó en buena parte a comprar bonos públicos, cuyo precio se ha hundido por la brutal subida de los tipos de interés impuesta por la Reserva Federal. Cuando los principales clientes del banco retiran masivamente sus fondos, el banco tiene que vender los bonos manifestándose así pérdidas que inicialmente se calculan en 1 800 millones de dólares. Pero la espiral ya está en marcha y se disparan las retiradas masivas de depósitos de banco, hasta 42 000 millones de dólares en diez horas (en 2008, se habían retirado casi 17 000 de Washington Mutual en diez… días).

Ante esta situación, otras fracciones del capital buscan hacer negocio, como el banco británico HSBC, que compra por una libra esterlina la filial de SVB en Reino Unido. Como en otras ocasiones, la crisis propulsará la centralización del capital. La administración estadounidense intenta reaccionar: “estamos tomando medidas decisivas para proteger la economía de Estados Unidos mediante el fortalecimiento de la confianza pública en nuestro sistema bancario” afirman, en una declaración conjunta Jerome Powell, Janet Yellen y Martin Gruenberg, respectivamente presidente de la Reserva Federal, secretaria del Tesoro y presidente de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC). Estas medidas son presentadas con la finalidad de evitar “rescates y costes para los contribuyentes” y cubrir los depósitos bancarios superiores al tope de 250 000 dólares respaldado. Pero se dotan 25.000 millones de dólares para ello con el Bank Term Funding Program.

¿Acaso puede ser suficiente esta respuesta? ¿Qué consecuencias tendrá? ¿Se trata de una crisis puntual de un banco menor, sin mayores efectos, o podría desencadenar un cataclismo como el de la quiebra de Lehman Brothers en 2008? ¿Quién pagará la factura? Si este nuevo episodio fuera lo que la propaganda afirma, podría debatirse. Pero se trata justamente de eso, de un nuevo episodio de una crisis mucho más profunda, que viene tan de lejos que sus orígenes se remontan a antes de la crisis que estalla en 2007-2008. Es una suerte de crisis crónica del capitalismo, en el sentido de la sucesión de crisis sin periodos expansivos intercalados entre ellas, ya desde la que estalla virulentamente en los primeros años setenta. Una “crisis crónica” ligada directamente a la inevitable tendencia a la caída de la fuerza impulsora de la acumulación capitalista que es la rentabilidad, tal y como Marx explica en el libro tercero de El capital (cuya sección tercera en particular recomendamos enfáticamente leer), formulándolo como “Ley del descenso tendencial de la tasa de ganancia” (LDTTG).

Por eso, claro que este episodio podrá eventualmente contenerse con la actuación estatal, pero sin modificarse las causas últimas que lo explican y que llevan la discusión a otro terreno.

¿Por qué esta quiebra y qué significa?

Ocurre ahora como en 2007, cuando el impago de las hipotecas subprime fue el detonante de la crisis, pero no su causa de fondo: la quiebra de SVB y sus consecuencias no se deben simplemente a problemas de liquidez por la caída del valor de ciertos bonos, sino que son mucho más profundas y, desde luego, no se van a solucionar con una intervención puntual por parte del gobierno.

En primer lugar, hay que considerar que este modelo de negocio bancario está ligado a un sector empresarial tan volátil e inestable como el de las startups y los fondos de capital riesgo (desde finales de 2002 se acumulan ya más de 250 000 despidos). Ante las dificultades de valorización del capital en las actividades productivas de plusvalor, masas enormes de capitales se vuelcan en las actividades especulativas. La razón de fondo estriba en los problemas de rentabilidad que Marx detectaba (la LDDTG). Por eso mismo él los expone previamente a las cuestiones financieras, que no son la causa de los problemas, sino una respuesta a ellos (la mencionada ley de la rentabilidad), ciertamente desesperada. Razón por la que es tan endeble la idea de que los problemas proceden de una “financiarización” que, si se contuviera, haría posible la solución de los problemas. Tan endeble porque una vez más se apela a la ilusoria idea de un capitalismo bueno, que sería factible limitando al capital malo (especulativo) y promoviendo al capital bueno (productivo). Como si no hubiera una lógica general que rige la acumulación del capital, presidida por la conformación del capital financiero que integra todas las actividades posibles de negocio, desde las productivas hasta las especulativas y pasando por las comerciales, etc.

En segundo lugar, la connivencia de los Estados con esta prácticas, proveyéndolas de cobertura legal. Tras la crisis de 1929, Roosevelt promulgó la ley Glass-Steagall para contener, algo, la especulación financiera. Pero en 1999 Clinton la liquida con la ley Gramm-Leach-Bliley y la nueva ley que Obama promueve en 2010, la Dodd-Frank, es tan modesta que no revierte la situación. Además, Trump modifica algunos aspectos en la línea de una mayor desregulación. Por eso, el SVB tenía las manos libres para ciertas prácticas, al no considerarse “banco sistémico” porque se había aumentado el tamaño para serlo de 50 000 millones a 250 000 y él tenía un balance de 220.000 millones.

¿Qué consecuencias tendrá esto? Por una parte, aún no se puede saber si hay otros bancos que pueden incurrir en situaciones similares, en particular por los lazos que mantuvieran con el SVB. Pero por otra parte, si se sabe ya que hay una factura que pegar. Y aunque Biden haya declarado que no lo va a pagar fundamentalmente la clase trabajadora (él dice contribuyentes), hay distintas vías por las que, con toda seguridad, sí que repercutirá a la mayoría, entre ellas que de un modo u otro se trata de gasto público que hay que financiar, ya sea mediante emisión monetaria (que nunca se lleva a cabo para fin social alguno), ya sea a través de otras políticas del ajuste permanente que exige el mismo capital financiero cuyas prácticas provocan situaciones como ésta que abordamos. No debe olvidarse que el SVB era el 16º del país y que las conexiones con otras entidades tienen grandes ramificaciones que se extienden por todo el mundo.

Y en Europa, ¿qué?

Estas ramificaciones provocan una onda expansiva que se expresa en que la rentabilidad de infinidad de capitales se deteriore por doquier. Por ejemplo, los seis primeros bancos españoles perdieron el lunes casi 12 000 millones de euros en la bolsa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declara el miércoles 14 que el sector bancario en España tiene unos niveles de liquidez y solvencia “por encima de la media”. Pero la situación en Europa no está blindada en absoluto y justo entonces se produce el hundimiento en bolsa del banco Credit Suisse, que en pocas horas pierde el 30% de su capitalización bursátil. El día siguiente, jueves 15, el banco anuncia que ha pedido prestados unos 50.000 millones de euros al banco central suizo para “fortalecer de forma preventiva su liquidez”. Todo esto tiene su correspondiente onda expansiva que, entre otros efectos, provoca una caída del 4% en el IBEX 35, acumulando pérdidas los principales bancos españoles de 24 000 millones de euros (el Banco de Sabadell ha perdido 1 800 millones, el 24,5%).

Por supuesto, las autoridades monetarias europeas declaran de forma inmediata que esto no guarda relación con la crisis estadounidense. Pero ya el FMI viene anunciando el riesgo de una explosión financiera del tipo de la de 2007-2008. Actualmente existen en el mundo masas enormes de capitales que buscan oportunidades de inversión y el ámbito financiero especulativo es uno de sus principales destinos, aunque también lo es los sectores que se privatizan o desatienden (véase el artículo de Información Obrera en el que se explica la entrada masiva de fondos de inversión en la enseñanza, particularmente en universidades y formación profesional).

Toda esta situación, propia de las contradicciones crecientes del capitalismo, se agrava por las consecuencias de la pandemia, la guerra de Ucrania y todas las criminales políticas que la acompañan, incluidas las sanciones. Es la expresión misma de la descomposición del modo de producción capitalista.

¡Claro que hay salida, pero no bajo el capitalismo!

Desde finales de 2020 el FMI ha alertado recurrentemente del riesgo de explosión social. No se equivoca. La devastación social que provoca la supervivencia del capitalismo es caldo de cultivo de un malestar cada vez mayor que no deja de expresarse de un modo u otro. Porque la clase trabajadora puede identificarse con un ser vivo que, como tal, tiene instinto de supervivencia y se moviliza por ella. Se extienden así las expresiones de resistencia por todo el mundo. Los planes del capital no pueden aplicarse por estas resistencias.

Es el caso del programado desmantelamiento del sistema público de pensiones en el Estado español, que no ha podido aplicarse, salvo marginalmente, precisamente por la resistencia. De hecho, la última medida es un paso atrás, sólo explicable por la movilización constante de la clase trabajadora promovida por las plataformas en defensa del sistema público de pensiones. Es el caso de la población griega que se levanta ante un trágico accidente de tren, que causa 57 muertos por el total abandono de la red, resultado de los recortes. Es el caso de la movilización en Alemania contra la guerra, como también en otros países. Y es el caso, entre tantos otros, de las gigantescas movilizaciones en Francia contra el ataque a las pensiones del gobierno de Macron, cuyas políticas son desaprobadas por el 80 % de la población.

El capital tiene pánico a toda movilización, consciente de que nada le garantiza poder aplicar una nueva vuelta de tuerca de ajuste, contra las condiciones de vida de la clase trabajadora, al modo como lo hizo tras el estallido de la crisis de 2007-2008. Porque el problema hoy no es un caso particular de crisis bancaria, ni tal o cual medida. El problema es la supervivencia del capitalismo y la barbarie cada vez mayor que supone.

Nosotros tenemos la posición literalmente opuesta: toda la confianza en que la movilización de la clase trabajadora hará posible una salida a los problemas y, como IV Internacional, mantenemos nuestro compromiso incondicional con ella.

No és només una nòva crisi bancària, és la “crisi crònica” del capitalisme

Carta Setmanal 931 per descarregar en PDF

El passat divendres 10 de març tanca el Silicon Valley Bank (SVB). Dos dies després, diumenge 12, el Departament de Serveis Financers de Nova York (NYDFS) estatunidenc tanca el Signature Bank, sobre el qual hi ha sospites d’ocultació d’informació. Altres bancs semblen acostar-se perillosament a la mateixa situació, com First Republic Bank, Western Alliance, Metropolitan Bank o Customer Bancorp, les cotitzacions borsàries del qual van caure el dilluns 13 més del 60%. De nou una voràgine de crisi bancària, fortes caigudes en les cotitzacions borsàries… i pànic general.

El SVB estava especialitzat a finançar noves empreses tecnològiques (en la seva jerga, startups), que han tingut grans ingressos, entre altres causes per la ingent inversió en elles de capitals risc. L’enorme liquiditat del banc (es parla de 175.000 milions de dòlars) es va dedicar en bona part a comprar bons públics, el preu dels quals s’ha enfonsat per la brutal pujada dels tipus d’interès imposada per la Reserva Federal. Quan els principals clients del banc retiren massivament els seus fons, el banc ha de vendre els bons manifestant-se així pèrdues que inicialment es calculen en 1 800 milions de dòlars. Però l’espiral ja està en marxa i es disparen les retirades massives de dipòsits de banc, fins a 42 000 milions de dòlars en deu hores (el 2008, se n’havien retirat gairebé 17 000 de Washington Mutual en deu… dies).

Davant d’aquesta situació, altres fraccions del capital busquen fer negoci, com el banc britànic HSBC, que compra per una lliura esterlina la filial de SVB a Regne Unit. Com en altres ocasions, la crisi propulsarà la centralització del capital. L’administració estatunidenca intenta reaccionar: “estem prenent mesures decisives per protegir l’economia dels Estats Units mitjançant l’enfortiment de la confiança pública en el nostre sistema bancari” afirmen, en una declaració conjunta Jerome Powell, Janet Yellen i Martin Gruenberg, respectivament president de la Reserva Federal, secretària del Tresor i president de la Corporació Federal d’Assegurança de Dipòsits (FDIC). Aquestes mesures són presentades amb la finalitat d’evitar “rescats i costos per als contribuents” i cobrir els dipòsits bancaris superiors al límit de 250 000 dòlars recolzat. Però es doten 25.000 milions de dòlars per a això amb el Bank Term Funding Program.

De debò pot ser suficient aquesta resposta? Quines conseqüències tindrà? Es tracta d’una crisi puntual d’un banc menor, sense més efectes, o podria desencadenar un cataclisme com el de la fallida de Lehman Brothers el 2008? Qui pagarà la factura? Si aquest nou episodi fos el que la propaganda afirma, podria debatre’s. Però es tracta justament d’això, d’un nou episodi d’una crisi molt més profunda, que ve tan de lluny que els seus orígens es remunten a abans de la crisi que esclata el 2007-2008. És una sort de crisi crònica del capitalisme, en el sentit de la successió de crisi sense períodes expansius intercalats entre elles, ja des de la qual esclata virulentament en els primers anys setanta. Una “crisi crònica” lligada directament a la inevitable tendència a la caiguda de la força impulsora de l’acumulació capitalista que és la rendibilitat, tal com Marx explica en el llibre tercer d’ El capital (la secció tercera del qual en particular recomanem emfàticament llegir), formulant-lo com a “Llei del descens tendencial de la taxa de guany” (LDTTG).

Per això, és clar que aquest episodi podrà eventualment contenir-se amb l’ actuació estatal, però sense modificar-se les causes últimes que ho expliquen i que porten la discussió a un altre terreny.

Per què aquesta fallida i què significa?

Passa ara com el 2007, quan l’impagament de les hipoteques subprime va ser el detonant de la crisi, però no la seva causa de fons: la fallida de SVB i les seves conseqüències no es deuen simplement a problemes de liquiditat per la caiguda del valor de certs bons, sinó que són molt més profundes i, després,  no se solucionaran amb una intervenció puntual per part del govern.

En primer lloc, cal considerar que aquest model de negoci bancari està lligat a un sector empresarial tan volàtil i inestable com el de les startups i els fons de capital risc (des de finals de 2002 s’acumulen ja més de 250 000 acomiadaments). Davant les dificultats de valorització del capital en les activitats productives de plusvàlua, masses enormes de capitals es bolquen en les activitats especulatives. La raó de fons és en els problemes de rendibilitat que Marx detectava (la LDDTG). Per això mateix ell els exposa prèviament a les qüestions financeres, que no són la causa dels problemes, sinó una resposta a ells (l’esmentada llei de la rendibilitat), certament desesperada. Raó per la qual és tan endevinable la idea que els problemes procedeixen d’una “finançarització” que, si es contingués, faria possible la solució dels problemes. Tan endevinat perquè una vegada més s’apel·la a la il·lusòria idea d’un capitalisme bo, que seria factible limitant al capital dolent (especulatiu) i promovent el capital bo (productiu). Com si no hi hagués una lògica general que regeix l’ acumulació del capital, presidida per la conformació del capital financer que integra totes les activitats possibles de negoci, des de les productives fins a les especulatives i passant per les comercials, etc.

En segon lloc, la connivència dels Estats amb aquesta pràctiques, proveint-les de cobertura legal. Després de la crisi del 1929, Roosevelt va promulgar la llei Glass-Steagall per contenir, alguna cosa, l’especulació financera. Però el 1999 Clinton la liquida amb la llei Gramm-Leach-Bliley i la nova llei que Obama promou el 2010, la Dodd-Frank, és tan modesta que no reverteix la situació. A més, Trump modifica alguns aspectes en la línia d’una major desregulació. Per això, el SVB tenia les mans lliures per a certes pràctiques, en no considerar-se “banc sistèmic” perquè s’havia augmentat la mida per ser-ho de 50 000 milions a 250 000 i ell tenia un balanç de 220.000 milions.

Quines conseqüències tindrà això? D’una banda, encara no es pot saber si hi ha altres bancs que poden incórrer en situacions similars, en particular pels llaços que mantinguessin amb el SVB. Però d’altra banda, si se sap ja que hi ha una factura que pegar. I encara que Biden hagi declarat que no ho pagarà fonamentalment la classe treballadora (ell diu contribuents), hi ha diferents vies per les quals, amb tota seguretat, sí que repercutirà a la majoria, entre elles que d’una manera o altra es tracta de despesa pública que cal finançar, ja sigui mitjançant emissió monetària (que mai es duu a terme per a cap fi social),  ja sigui a través d’altres polítiques de l’ajust permanent que exigeix el mateix capital financer les pràctiques del qual provoquen situacions com aquesta que abordem. No s’ha d’oblidar que el SVB era el 16è del país i que les connexions amb altres entitats tenen grans ramificacions que s’estenen arreu del món.

I a Europa, què?

Aquestes ramificacions provoquen una ona expansiva que s’ expressa en què la rendibilitat d’ infinitat de capitals es deteriori per doquier. Per exemple, els sis primers bancs espanyols van perdre dilluns gairebé 12.000 milions d’euros a la borsa.

El president del Govern, Pedro Sánchez, declara el dimecres 14 que el sector bancari a Espanya té uns nivells de liquiditat i solvència “per sobre de la mitjana”. Però la situació a Europa no està blindada en absolut i just llavors es produeix l’enfonsament en borsa del banc Credit Suisse, que en poques hores perd el 30% de la seva capitalització borsària. L’endemà, dijous 15, el banc anuncia que ha demanat uns 50.000 milions d’euros al banc central suís per “enfortir de forma preventiva la seva liquiditat”. Tot això té la seva corresponent ona expansiva que, entre altres efectes, provoca una caiguda del 4% en l’IBEX 35, acumulant pèrdues els principals bancs espanyols de 24.000 milions d’euros (el Banc de Sabadell ha perdut 1 800 milions, el 24,5%).

Per suposat, les autoritats monetàries europees declaren de forma immediata que això no guarda relació amb la crisi estatunidenca. Però ja l’FMI ve anunciant el risc d’una explosió financera del tipus de la de 2007-2008. Actualment hi ha al món masses enormes de capitals que busquen oportunitats d’inversió i l’àmbit financer especulatiu és una de les seves principals destinacions, tot i que també ho és els sectors que es privatitzen o desatenen l’article d’Informació Obrera en què s’explica l’entrada massiva de fons d’inversió en l’ensenyament,  particularment en universitats i formació professional).

Tota aquesta situació, pròpia de les contradiccions creixents del capitalisme, s’agreuja per les conseqüències de la pandèmia, la guerra d’Ucraïna i totes les criminals polítiques que l’acompanyen, incloses les sancions. És l’ expressió mateixa de la descomposició del mode de producció capitalista.

És clar que hi ha sortida, però no sota el capitalisme!

Des de finals de 2020 l’FMI ha alertat recurrentment del risc d’explosió social. No s’equivoca. La devastació social que provoca la supervivència del capitalisme és caldo de cultiu d’un malestar cada vegada més gran que no deixa d’expressar-se d’una manera o altra. Perquè la classe treballadora pot identificar-se amb un ésser viu que, com a tal, té instint de supervivència i es mobilitza per ella. S’estenen així les expressions de resistència per tot el món. Els plans del capital no es poden aplicar per aquestes resistències.

És el cas del programat desmantellament del sistema públic de pensions a l’Estat espanyol, on no s’ha pogut aplicar un nou atac a les prestacions, precisament per la resistència. De fet, l’última mesura és un pas enrere dels plans inicials del ministeri (augment a 35 anys de la base del càlcul), només explicable per la mobilització constant de la classe treballadora promoguda per les plataformes en defensa del sistema públic de pensions i dels sindicats oposats a aquesta mesura. És el cas de la població grega que s’aixeca davant d’un tràgic accident de tren, que causa 57 morts pel total abandonament de la xarxa, resultat de les retallades. És el cas de la mobilització a Alemanya contra la guerra, com també en altres països. I és el cas, entre tants altres, de les gegantines mobilitzacions a França contra l’atac a les pensions del govern de Macron, les polítiques del qual són desaprovades pel 80 % de la població.

A això s’hi afegeix la resistència contra la guerra  i  l’OTAN, que recorre bona part d’Europa, en particular Alemanya, però també Regne Unit, Itàlia, Grècia.  Perquè les contradiccions del capitalisme no poden ser resoltes per la guerra, com no ho van ser el 1914-18, ni el 1939-45, ni amb la guerra de Corea, ni amb la de Vietnam, ni amb les de l’Afganistan o l’Iraq. Combatre contra les conseqüències socials de la política de guerra és fonamental per al moviment obrer i la joventut: inflació amb pèrdua de poder adquisitiu dels salaris i les pensions, retallades en els serveis socials (sanitat, educació i dependència, etc.  D’aquí la importància d’estendre i ampliar el suport al manifest europeu contra la guerra, per l’alt el foc immediat

El capital té pànic a tota mobilització, conscient que res li garanteix poder aplicar una nova volta d’ajust, contra les condicions de vida de la classe treballadora, a la manera com ho va fer després de l’esclat de la crisi de 2007-2008. Perquè el problema avui no és un cas particular de crisi bancària, ni tal o quina mesura. El problema és la supervivència del capitalisme i la barbàrie cada vegada més gran a la que inevitablement condueix. Nosaltres tenim la posició literalment oposada: tota la confiança en què la mobilització de la classe treballadora farà possible una sortida als problemes i, com a IV Internacional, mantenim el nostre compromís incondicional amb ella.

Sobre les eleccions a Madrid

Carta Setmanal 834 per descarregar en PDF

La victòria del PP amb Isabel Díaz Ayuso en les eleccions a la Comunitat de Madrid del 4 de maig ha despertat molts debats i, per això, ens sembla necessari fer una valoració del que ha succeït. Referent a això partim de l’anàlisi immediata que feia l’editorial d’Informació Obrera, que deia que “el que caldria preguntar-se és per què una gestió de la sanitat, l’educació i els serveis públics nefasta per part de Govern Ayuso li ha permès, a malgrat tot, guanyar de nou les eleccions. Hi haurà qui li doni la culpa a la població treballadora, però el resultat no és altra cosa que el balanç que aquesta població fa de Govern de l’Estat que pretén dir-seprogressista “.

Per a aquest balanç, partim d’un primer fet: el caràcter limitadament democràtic d’aquests processos electorals, en particular per la influència tan determinant dels mitjans de comunicació, és a dir, del capital que els controla. Només cal pensar en com es va decidir aixecar -i més tard deixar caure- a Ciutadans.

 No és la primera vegada

Per als qui s’esquincen les vestidures després de la victòria d’Ayuso, cal recordar un fet: des de fa 26 anys, el Partit Popular governa a la Comunitat de Madrid, sense cap interrupció, i amb majories fins i tot majors. Va haver-hi majories absolutes del PP en 1995 i 1999 amb Gallardón (amb el 51% i el 52% dels vots); el 2003, 2007 i 2011 amb Esperanza Aguirre (amb el 49%, 53% i 52% dels vots). Aquest últim, després de 2 anys de conèixer-se l’escàndol de corrupció de la Gürtel. Només el 2003 van guanyar les esquerres, una majoria mínima per un diputat. Però va venir el “tamayazo”, la compra de dos diputats de PSOE, que va trencar aquesta majoria i va obligar a repetir les eleccions.

El que hi ha hagut en aquestes eleccions és, d’alguna manera, un retorn a la situació de 1995-2011, amb una reorganització del mapa de les dretes, la desaparició de Ciutadans, l’estancament relatiu de Vox i la suma de la immensa majoria dels seus vots a la candidatura d’Ayuso.

Per a alguns, la cosa té una explicació simple: “Madrid és de dretes” Bé, cal reconèixer la base material que aporten a les dretes a Madrid els centenars de milers de persones els privilegis estan lligats a la pervivència del llegat franquista a l’Estat monàrquic (forces armades i policials, judicatura, jerarquia catòlica, etc.), així com els multimilionaris que s’instal·len allà buscant els avantatges fiscals que els han garantit al llarg de 26 anys els governs de PP. Però aquests vots “segurs” no poden amagar el fet que Madrid segueix sent una comunitat on la classe treballadora és àmplia majoria.

Més valdria, en lloc d’invocar la força del destí i donar la culpa a la població treballadora, analitzar per què aquesta població obrera ha tornat a donar l’esquena a les forces polítiques que diuen representar-la.

 Les xifres canten

En aquestes eleccions, la participació ha estat del 76,25%, enfront d’un 64,27% en 2019. Han votat 3.644.577 persones. En 2019 van votar 3.251.386. És a dir, han votat 393.191 persones més.

El PP ha tret 1.620.213 vots, enfront de 719.852 en 2019. Ha guanyat 900.361, més que duplicant els seus vots. Ha concentrat el vot de les dretes i s’ha menjat els vots perduts per Ciutadans i, possiblement, part dels perduts pel PSOE. Vox ha obtingut 330.660 vots, enfront de 287.667 en 2019. Ha guanyat 42.993 vots. Ciutadans ha tingut ara 129.216 vots, enfront dels 629.940 que va aconseguir en 2019. Se li han anat 500.724.

En resum, la suma de les tres dretes s’ha incrementat en 442.630 vots. En total, sumen 2.080.089.

Més Madrid ha tret 614.660 vots, enfront de 475.672 en 2019. Ha guanyat 138.988 vots. El PSOE ha obtingut 610.190 vots, enfront de 884.216 en 2019. Ha perdut 274.026 vots. Unides Podem ha tingut ara 261.010 vots, enfront dels 181.231 que va aconseguir en 2019. Ha sumat 79.779.

La suma de les tres esquerres s’ha reduït en 55.259 vots. En total, sumen 1.485.860 vots. No només perden vots. Sinó que no guanyen de nous votants i això expressa un rebuig polític. I l’avantatge de Más Madrid és que no està al govern.

Les tres dretes treuen, en conjunt, 594.229 vots més que les esquerres. Això vol dir, que l’increment de participació 393.191 persones- ha anat tot a les dretes. Dit d’una altra manera, les crides a “parar als feixistes” no han mobilitzat el vot obrer en el seu conjunt (que ha baixat 55.259 vots), i probablement han servit per mobilitzar sectors de les dretes.

El PP, força més votada a localitats i barris obrers

Cal assenyalar que el PP és la força més votada a tots els municipis de Madrid, excepte en tres molt petits. I ho és, fins i tot, en totes les localitats del cinturó obrer de Madrid (encara que, en gairebé totes elles, la suma de les esquerres supera la de PP + Vox). Vegem les xifres:

Alcalá d’Henares 42.645 a PP i 9.736 a Vox enfront de 15.540 a Más Madrid, 19.926 al PSOE i 7.017 a Unides Podem.

Getafe 36.176 a PP i 8.663 a Vox enfront de 19.880 a Más Madrid, 23.671 al PSOE i 9.758 a UP.

Leganés 37.667 a PP i 8.418 a Vox enfront de 20.419 a Más Madrid, 24.525 al PSOE i 9.234 a UP.

Móstoles 46.180 a PP i 10.475 a Vox enfront de 19.706 a Más Madrid, 22.719 al PSOE i 8.536 a UP.

Parla 18.494 a PP i 6.578 a Vox enfront de 9.831 a Más Madrid, 11.618 al PSOE i 5.121 a UP.

Rivas-Vaciamadrid 18.125 a PP i 3.765 a Vox enfront de 13,386 a Más Madrid, 9.142 al PSOE i 5.929 a UP.

El mateix succeeix amb els barris obrers de Madrid:

Carabanchel 46.295 a PP i 8.874 a Vox enfront de 23.826 a Más Madrid, 22.269 al PSOE i 10.709 a UP

Vallecas 29.909 a PP i 7.347 a Vox enfront de 25.690 a Más Madrid, 25.461 al PSOE i 15.826 a UP

Villaverde 22.930 a PP i 5.206 a Vox enfront de 14.717 a Más Madrid, 15.543 al PSOE i 6.658 a UP

Com s’explica això?

No hi ha dubte que la pèrdua de vots de les esquerres, concentrada al PSOE, és l’expressió del rebuig obrer a una política, la del govern de coalició “progressista”.

El govern, amb totes les seves components, ha deixat als partits franquistes la bandera de la llibertat, de la feina, fins i tot dels drets (veure la campanya diumenge a la nit de la supressió de la declaració compartida). És inaudit, els partits d’esquerra han estat els valedors dels confinaments irresponsables. De la llei mordassa, de la puntada a la porta, de culpabilitzar als joves. Una política que apartava a molts joves normals de la idea de votar per ells …

Les promeses de derogar les reformes laborals segueixen sense cumplir-se, i es parla ara del “estatut dels Treballadors de segle XXI”, pompós nom que encobreix una nova reforma laboral. La Llei Mordassa no només segueix en peu, sense que el ministre Marlaska s’ha convertit en el seu més acèrrim defensor. Lluny de derogar les reformes de pensions, el ministre Escrivà multiplica les propostes d’una nova reforma (que s’han compromès ja amb Brussel·les) amb un sol objectiu: baixar la despesa en pensions.

S’anuncien milers d’acomiadaments en la indústria, el comerç, la banca, l’hostaleria, i el govern no fa res.

I està, a més, la gestió de la pandèmia. El govern ha deixat fer a cada autonomia al seu gust, i no ha pres cap mesura ni en temes tan greus com el que ha passat en les residències a la primera onada. A falta de qualsevol altra mesura, el govern i les “esquerres” que el sostenen i donen suport han actuat com acèrrims defensors dels confinaments i els tancaments, que han provocat la ruïna de milions i greus conseqüències materials i psicològiques per a la immensa majoria.

El Govern treu pit amb  “l’escut social”, però els ERTO, principal mesura d’aquest escut, manté a prop de 700.000 treballadors, des de fa més d’un any, perdent, com a mínim, el 25% dels seus salaris. I l’Ingrés Mínim Vital, l’altra “gran mesura” segueix sense arribar a les dues terceres parts de les persones que es va prometre que anaven a percebre-ho. El delegat de Govern, José Manuel Franco -que acaba de dimitir com a secretari del PSOE de Madrid- prohibia les manifestacions populars mentre permetia actes feixistes i antisemites.

Les mesures que s’anuncien són nous atacs a la població treballadora, com la supressió de la bonificació per declaració conjunta en l’IRPF o l’anunci d’introduir peatges per l’ús de les autovies. Tot menys fer pagar a la banca i les multinacionals i apujar-los els impostos als rics.

A això cal sumar la passivitat de les direccions dels principals sindicats, el seu suport al govern que no compleix ni una sola de les seves reivindicacions.

La situació de la joventut és desesperada. Al 40% a l’atur i sense perspectives de treballar, es suma la situació de la joventut escolaritzada, a la qual els han substituït l’ensenyament presencial, l’únic veritable, per una pantalla. I a sobre pateixen una ofensiva de criminalització de la joventut, que porta un any sense poder divertir-se. Es queixarà algú de la “irresponsabilitat” d’aquests joves que han donat l’esquena a les “esquerres” a les urnes?

Una part al menys del vot a Ayuso als barris i localitats obrers expressa el rebuig al confinament, a la ruïna de milers de petits propietaris i comerciants, la misèria dels ERTO (més d’un any perdent, com a mínim, un 25% del salari).

Un profund buit polític

Els resultats d’aquestes eleccions posen de manifest el profund buit polític de la classe treballadora i els altres sectors populars. En relació a la Majoria social, no hi ha partit que representi les seves reivindicacions. Ajudar a aixecar aquesta representació política és la tasca més important. I només es pot fer des de la defensa dels drets, dels serveis públics, de les conquestes democràtiques, dels drets dels pobles, de les reivindicacions, en suma, obrint, alhora, la via a un canvi polític i social, a la República del poble i per al poble.

Acerca de las elecciones en Madrid

Carta Semanal 834 en catalán

Carta Semanal 834 para descargar en PDF

La victoria del PP con Isabel Díaz Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid del 4 de mayo ha despertado muchos debates y, por ello, nos parece necesario hacer una valoración de lo que ha sucedido. A este respecto partimos del análisis inmediato que hacía el editorial de Información Obrera, que decía que “lo que habría que preguntarse es por qué una gestión de la sanidad, la educación y los servicios públicos nefasta por parte del Gobierno Ayuso le ha permitido, a pesar de todo, ganar de nuevo las elecciones. Habrá quien le eche la culpa a la población trabajadora, pero el resultado no es otra cosa que el balance que esa población hace del Gobierno del Estado que pretende llamarse progresista”.
Sigue leyendo

Diez años después del hundimiento de Lehman Brothers: balance de la crisis para la clase trabajadora

(Publicado en la Carta Semanal 697ver en catalán)

Justo hace diez años, el 15 de septiembre de 2018, quebró Lehman Brothers, emblemática compañía financiera estadounidense. Habitualmente se identifica con esta fecha el estallido de la crisis mundial por su contenido simbólico, pese a que sus detonantes son previos, en particular agosto de 2007 con la crisis de las hipotecas subprime o de mayor riesgo (aquellas cuyos pagos superan el 55% de los ingresos familiares y/o el crédito es mayor al 85% del valor de la vivienda). Inmediatamente la crisis se extendió a escala mundial, por la elevada internacionalización del capital financiero, especialmente especulativo, que se había favorecido por las políticas desreguladoras desde la presidencia de Reagan en los primeros ochenta y aún más impulsada por Clinton en los noventa.

Sigue leyendo