(Publicado en la Carta Semanal 532)
En el referéndum del 5 de julio, el pueblo griego ha dicho que No al chantaje de las instituciones (FMI, Unión Europea y Banco Central) que en nombre del capital financiero pretendían imponerle nuevos recortes a cambio de mantener unos préstamos que sólo servían para pagar la deuda a los especuladores. Lo ha dicho de manera clara e inequívoca, con más del un 60% de votos No, mientras que los del Sí no llegan al 40%.
Esas instituciones pretendían que el gobierno Tsipras aplicara al memorándum de acuerdo con la Troika firmado por el gobierno anterior. Y claman contra lo “antidemocrático” de convocar un referéndum. Pero precisamente Tsipras fue elegido con un compromiso de no aplicar ese memorándum.
Las exigencias de las “instituciones” supondrían un nuevo infierno para el pueblo de Grecia. Incluían exigencias como rebajar las pensiones, eliminando el equivalente de nuestros “complementos a mínimos”, cuando un 45% de los pensionistas griegos ya vive por debajo del nivel de pobreza.
Los presidentes de los anteriores gobiernos griegos habían pedido unánimemente el sí. No es de extrañar, porque hasta ahora todos los gobiernos griegos, ya fueran de “izquierdas”, como el del Pasok de Papandreu, “tecnócratas”, como el impuesto directamente por la Unión Europea en la persona de Lukas Papadimos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo, o de “derechas”, como el de Samaras, habían dicho que no había otro remedio, otra posibilidad, que acatar las órdenes de la Troika, aunque sumieran al pueblo griego en la ruina. Tras el resultado del referéndum, Samaras ha dimitido. Que no sea el último.
Es lo mismo que dicen todos los gobiernos, escudándose en que las exigencias de Bruselas -que habla en nombre del capital financiero- no pueden ser desobedecidas. Es lo que dice el gobierno Hollande-Valls en Francia, que prometió “acabar con la austeridad”, y que ahora aplica los recortes por decreto-ley, porque no cuenta con mayoría parlamentaria para hacerlos votar. Es lo que nos dijo Zapatero en 2010, lo que ha venido diciendo Rajoy estos años, es lo que nos dijo el gobierno de coalición PSOE-IU en Andalucía, cuyo vicepresidente, Diego Valderas, explicaba que los recortes debían ser aplicados “por imperativo legal”.
Esos dirigentes sometidos a las multinacionales tienen la desfachatez de hacer estos alegatos en nombre de los trabajadores, como si los obreros alemanes o españoles fuesen acreedores del pueblo griego. Son ellos los que han impuesto al pueblo griego dos rescates y le están sangrando con los intereses usurarios del dinero “generosamente prestado”. Ese juego criminal, que no lo hagan en nuestro nombre.
Ahora, desafiando la brutal campaña de todos los gobiernos y las instituciones de la Unión Europea, el voto del pueblo griego ha acabado con todas esas vanas excusas. Ha demostrado que se puede decir NO a las exigencias del capital financiero y sus instituciones.
No es la primera vez. Los trabajadores y los pueblos de Europa, que defienden sus derechos y sus conquistas sociales con sus propios métodos de lucha de clases, han aprovechado cualquier oportunidad para expresar su rechazo, como hicieron el pueblo de Holanda y el de Francia en el referéndum sobre la “Constitución” Europea, o el de Irlanda en un primer referéndum.
Un cúmulo de presiones antidemocráticas
No ha sido fácil para el pueblo griego dar este paso. Desde el mismo momento en que el gobierno Tsipras anunció la convocatoria del referéndum se han sucedido las descalificaciones y las presiones. Empezando por descalificar la propia convocatoria. Los mismos que jalean al gobierno Hollande aplicando los recortes sin contar con el Parlamento se rasgan las vestiduras ante la convocatoria de un referéndum para que el pueblo decida.
Luego han venido las amenazas directas al pueblo de Grecia. Que si va a ser la ruina, que si van a quebrar los bancos, que si el turismo va a huir, que si van a ser expulsados de “Europa”… Amenazas de palabra que se combinaban con una actuación práctica: redoblaban la fuga de capitales -que no ha cesado desde el momento de subida de Tsipras al gobierno- obligando al gobierno a decretar un cierre bancario y un corralito sobre los depósitos bancarios.
El cerco lo han cerrado los dirigentes de la llamada socialdemocracia europea que uno tras otro se han lanzado a presionar a Tsipras para llegar a un acuerdo en los términos impuestos por la Troika intentando enfrentar a los pueblos del norte contra los del sur y a todos contra todos. Particular responsabilidad tienen los dirigentes del SPD socios de Merckel, Renzi que se ha lavado las manos como los laboristas británicos o Pedro Sánchez que condenaba el referéndum y ha hecho responsable de la situación al Gobierno de Tsipras, y ahora dice que respeta la voluntad del pueblo griego pero que Tsipras tiene que aplicar una larga y brutal lista de recortes. Lo cual no tiene nada que ver con el interés de los trabajadores del Estado español. ¿Qué intereses defienden esos dirigentes? ¿Ese es el fondo de la “reforma de las instituciones” de la que tanto hablan los “socialistas europeos”?
Y la quinta rueda del carro del sí ha sido la campaña del Partido Comunista Griego (KKE) de denunciar por igual al FMI y a Tsipras y promover la abstención.
El gobierno Tsipras no es un gobierno revolucionario, ni pretende serlo. Ni es un gobierno rupturista con respecto a la Unión Europea. Todo lo contrario, desde que asumió el poder, y durante cinco meses, ha tratado de llegar a una acuerdo con la Unión Europea y la Troika, aceptando parte de los recortes que le pretendían imponer. Y ha convocado el referéndum sólo con la idea de conseguir “mejores condiciones” en las negociaciones. Así lo expresaba en el diario El Mundo, cinco días antes del referéndum, Panos Skurletis, ministro de trabajo del gobierno Tsipras, que declaraba el 30 de junio que si triunfaba el No en el referéndum “lo que provocará es que las negociaciones se retomen y los acreedores y las instituciones vuelvan a la mesa más maduros”. Un día después, el propio Tsipras enviaba una carta al Eurogrupo en la que se mostraba dispuesto a aceptar casi todas las condiciones que le imponían. Inmediatamente después del referéndum, Tsipras anunciaba su petición de reanudar las negociaciones con la UE. A pesar de estas vacilaciones, que no favorecían en absoluto el triunfo del No, el No ha superado al si por más de un 20% de votos. Aunque no hay que olvidar que la desconfianza y la desesperación tras años de recortes han hecho que casi un 40% del censo se haya abstenido.
Y ahora, cómo continuar la lucha
La victoria del No es una victoria de todos los pueblos de Europa contra todos los gobiernos que han pretendido llevar hasta el fin el chantaje contra Grecia, como llevan el chantaje contra todos los pueblos, es una derrota del FMI, de la Unión Europea y del propio capital financiero que pretende utilizar la crisis y las dificultades para acabar con salarios, pensiones y derechos (recordemos, por ejemplo, que al otro lado del Atlántico, exigen al gobernador de Puerto Rico, que acaba de anunciar que la deuda de su Estado es impagable, que acabe con el salario mínimo como una de las condiciones para recibir ayudas)
Este sentimiento lo compartían los miles de trabajadores y jóvenes que, en distintas ciudades del Estado español y de toda Europa, se movilizaban la semana pasada contra el chantaje al pueblo griego y por la victoria del No. Por eso, la victoria del No es un llamamiento a todos los pueblos de Europa a rebelarse contra los recortes democráticos y sociales, a acabar con las instituciones corruptas y parasitarias de Bruselas, organizadas al servicio del capital financiero, y a luchar por la Unión Libre de pueblos y naciones de Europa, que sólo puede construirse acabando con el entramado antidemocrático de la Unión Europea.
Esta derrota de los partidarios de los recortes debe traducirse en todas partes. En el Estado español, pone sobre la mesa una cuestión inmediata: cómo puede osar Rajoy, en estas condiciones, con seguir adelante con sus planes de promulgar 48 leyes antiobreras más en lo que queda de legislatura, con su planes de aprobar a toda prisa los Presupuestos de 2016 para imponérselos al próximo gobierno central y a todas las autonomías y ayuntamientos. ¡Ni día más Rajoy, cómplice del chantaje fracasado al pueblo de Grecia!
Tras la victoria del No, el chantaje contra Grecia no se va a detener. Todo lo contrario, las primeras declaraciones de diversos portavoces de los gobiernos europeos, del Banco Central y de los que han colaborado en el cerco van en la línea de continuarlo. Por eso, independientemente de la opinión que se tenga sobre el futuro de las instituciones “europeas” o sobre la política de Tsipras, y la nuestra es de sobra conocida, es el deber de todo militante obrero, de todo defensor de la democracia, y es la responsabilidad de las organizaciones obreras y populares, organizar la movilización para defender la victoria del no con actos públicos, tomas de posición de las instancias de nuestras organizaciones y acciones en la calle. Todo ello sin olvidar que la mejor ayuda que podemos prestar al pueblo griego es arreciar la lucha para acabar con Rajoy ya.