(Crónica de un militante francés – París, 9 de abril de 2015)
Hicieron todo lo posible para impedir que la clase obrera se expresase con sus organizaciones, en su terreno, con plena independencia, contra el Gobierno. Ningún medio de comunicación habló de la huelga del 9 de abril sino ¡para dar informaciones falsas sobre el lugar de la manifestación! Se multiplicaron las maniobras para impedir los llamamientos conjuntos, la huelga…
Y sin embargo, convocados por las confederaciones CGT, Fuerza Obrera, FSU y Solidarios, 120.000 trabajadores se manifestaron en París de las 13h a las 18 h. y por lo menos 300.000 en las provincias.
Al día siguiente, el diario del gran capital, Les Échos, daba la pauta contra las confederaciones sindicales: “es una paradoja si no una indecencia agitar el trapo rojo de la austeridad…”. Lindeza que enlazaba con un panegírico sobre la seriedad del secretario nacional del sindicato corporativista CFDT que ha tenido el valor de firmar todos los acuerdos y pactos con el gobierno y la patronal. ¿Por qué ese odio?
Las manifestaciones se producen en un contexto muy preciso que hay que comprender:
- Después de largas batallas y discusiones en las confederaciones obreras, éstas abandonaron el pasado junio las “conferencias sociales”, dejando al Gobierno desnudo, cosa que no sucedía en otros países europeos (ni siquiera en Grecia), y sobre todo la ruptura de hecho de la CGT con la CFDT creaba condiciones para la unidad con la CGT-Fuerza Obrera. A los delegados obreros se les planteaba entonces una pregunta sencilla: “aislados no lo conseguiremos, tenemos que ir todos juntos”. A pesar de diversas tentativas promovidas por el Gobierno, por el PS y por otros en el seno de las organizaciones, tratando de aplazar la convocatoria, en febrero de 2015 el Comité Confederal Nacional de la CGT y luego el congreso de la CGT-FO decidían convocar huelga interprofesional y manifestaciones.
- Mientras las elecciones municipales y comarcales, marcadas por una abstención récord en la clase obrera, sellaban la bancarrota de los partidos de izquierda ligados a la política del Gobierno. La abstención obrera masiva era también una señal de reprobación contra los partidos que se reclaman del movimiento obrero, denuncian las políticas de austeridad pero las aplican de hecho;
- En todas las elecciones sindicales, tanto en el servicio público como en las empresas privadas, ha aumentado el número de votantes, han caído los sindicatos corporativistas o integracionistas como UNAS y la CFDT y ha habido un importante aumento de votos por las confederaciones obreras CGT, FO, FSU…
A diferencia de otras manifestaciones, sobre todo en el cortejo de la CGT ha habido una irrupción de proletarios jóvenes. Muchos de ellos decían: “Se acabó la CFDT” o “Hemos ganado”. ¿Qué expresaban con esto?
Los cuadros obreros intermedios salían reforzados de la pelea que han librado desde hace meses contra los obstáculos interpuestos por los aparatos, el Gobierno, los partidos de izquierda (PS, PCF, Partido de la Izquierda, Nuevo Partido Anticapitalista o Lucha Obrera) para impedir ese choque con el Gobierno.
Hoy han considerado que el objetivo político de la manifestación se había logrado: la clase obrera organizada es una realidad que se ha expresado de manera organizada y seria en su propio terreno.
Se ha despejado más clara la perspectiva de unificar a todas las fuerzas de la clase contra este gobierno al servicio del capital que acelera los golpes para desmantelar las conquistas del movimiento obrero, desestructurar toda la economía y desestabilizar a las organizaciones obreras… Esto requiere un debate profundo y amplio en el seno del movimiento obrero. Tal es el sentido de la asamblea-debate del próximo 6 de junio propuesta por el periódico Informations Ouvrières a todos los trabajadores y militantes, de cualquier afiliación política. Porque no hay tiempo que perder.