(publicado en la Carta Semanal 460)
Nuestro punto de partida
Sí, nos reclamamos de las mejores tradiciones del movimiento obrero. La Primera Internacional de Marx y Engels aunó el combate por la emancipación social y por los derechos de los pueblos (por la independencia de Irlanda y Polonia). La Revolución de Octubre liberó a los pueblos oprimidos por el zarismo, que entonces compusieron voluntariamente la URSS inscribiendo el derecho de autodeterminación en la Constitución, derecho anulado después por la reacción estalinista. Incluso podemos reivindicar la constitución de la Federación Yugoslava que aunó a pueblos libres que combatieron conjuntamente al enemigo fascista. Aunque luego la burocracia titista abrió las puertas al FMI y a la CEE (UE de la época), que desmembraron Yugoslavia por medio de la depuración étnica y la guerra.
¿Por qué decimos esto? Porque ante la movilización del pueblo de Cataluña, decimos alto y fuerte que defendemos incondicionalmente el derecho del pueblo de Cataluña a decidir su destino. Y por tanto a ser consultado.
Y lo hacemos desde el único punto de vista que puede garantizarlo, desde el punto de vista de la clase obrera, que es única en todo el territorio del Estado, con las mismas tradiciones, conquistas y organizaciones, desde Cádiz a Barcelona, desde la Coruña a Madrid. Y porque incluso en Euskadi, donde ahora hay una mayoría sindical nacionalista, ninguna huelga general es posible sin la participación de los sindicatos confederales.
Lo decimos e insistimos, la única garantía del ejercicio pleno y duradero del derecho de autodeterminación es la unidad de la clase y la existencia de sus organizaciones. Por tanto el que estas organizaciones defiendan ese derecho.
Por esto es tan importante que UGT y CCOO en Cataluña el mismo 12 de diciembre, cuando la mayoría del Parlamento de Cataluña decidió convocar una consulta el 9 de noviembre de 2014, se pronunciaron para que el Estado garantice y permita el ejercicio de este derecho.
Por esto es tan negativo que la dirección del PSOE cierre filas detrás de la Monarquía centralista (y sobre todo en un momento en que la corrupción borbónica estalla), por esto es tan negativo que IU se permita hacer una conferencia política “sobre el modelo de Estado” con doctas disertaciones sobre un Estado Federal, Republicano, Plurinacional y Solidario volviendo la espalda a lo que está en juego: el pueblo catalán exige decidir su futuro, tiene derecho a hacerlo y nadie puede hablar de democracia sin defenderlo.
Naturalmente, cada partido u organización obrera tiene el derecho de defender su propuesta federal o confederal, pero la cuestión es que va haber una consulta. ¿Se va a respetar el derecho del pueblo catalán a decidir sobre su futuro o se les va a imponer esa solución? Porque cualquier opción impuesta es la negación de la democracia. O con el pueblo catalán que quiere decidir o con una eventual intervención del ejército y la Guardia Civil que impidiese por la fuerza esa consulta.
¿Qué quiere decir combatir por la soberanía?
La voluntad de soberanía del pueblo catalán es un llamamiento a la clase obrera de todo el país, a los demás pueblos, a desembarazarnos de este régimen corrupto al servicio del gran capital y los especuladores.
Es un llamamiento a establecer relaciones de fraternidad con los demás pueblos, de cooperación, de igualdad. Liberados de la pesada carga de este estado parasitario, establecer un gobierno barato, una república, una unión libre de repúblicas soberanas que decidan el tipo de relaciones a establecer entre los diferentes pueblos.
Solo la clase obrera unida puede garantizar esta salida.
No, los partidos, particularmente Convergencia Democrática de Cataluña y Unión Democrática de Cataluña, no defienden la soberanía del pueblo catalán. Defienden sus intereses de clase capitalista, manipulan el sentimiento popular para enfrentar con los demás pueblos al grito de “¡Madrid nos roba!”. ¿Cómo se puede decir esto de los trabajadores y el pueblo de Madrid, que han impedido la privatización de la sanidad?
En realidad Mas busca un apaño, Homs dijo la semana pasada que en realidad la consulta catalana abriría la vía a que el pueblo español se pronuncie en referéndum. O sea la negativa de la soberanía, en el respeto de la Constitución monárquica.
La patronal es más clara: Foment del Treball está en contra, los grandes bancos deslocalizan, como el Sabadell, e incluso los empresarios alemanes niegan el derecho al pueblo catalán en nombre de no repetir los errores del pasado. O sea, identifican al pueblo catalán con el nazismo.
El 23 de enero el PP en su mitin de Barcelona prometió a Cataluña hambre si se independizaba. Esto nos recuerda lo que hizo Franco con los vencidos.
No nos equivoquemos, los grandes capitalistas catalanes estaban con Franco en Burgos en 1936-39, estaban con Rajoy cuando fue a ver a Obama e incluso le acompañaron al mitin islamista en Turquía (el estado español hace todo para que hagan negocio los empresarios, incluidos los de catamaranes)
La gran estafa del nacionalismo catalán y vasco: la Unión Europea
Es el lugar común de CiU a ERC y del PNV a Bildu: todos juran por la Unión Europea (hay que señalar que no es el caso de la CUP en Cataluña) diciendo que quieren un estado en la UE. O sea, pasar directamente bajo el control de las instituciones de Bruselas (que ni siquiera han sido elegidas y actúan con directivas).
Se están llevando un chasco porque desde el mismo 12 de diciembre Van Rompuy, al lado de Rajoy, apoyó sin tapujos a la monarquía española contra el pueblo catalán y la decisión de sus representantes. Y así se han pronunciado las instituciones de Bruselas.
Y es ahí donde el espejismo de la UE se hunde. La UE predica la Europa de las Regiones, o sea la regionalización de todos los países con el objetivo de dividir a la clase obrera, desmantelar/privatizar los servicios públicos, desviando, al mismo tiempo, toda expresión soberana de pueblos que están sometidos a un estado como el monárquico español.
Pero está en los tratados y la acción de la UE. Así el tratado de Maastricht de 1992 instaura el principio de la subsidiariedad, o sea que todo es decidido arriba (en Bruselas) y que las demás instancias, Gobiernos, regiones, ayuntamientos tienen total autonomía… para aplicar las directivas de la Comisión Europea. Este principio inspirado en la Iglesia católica y su funcionamiento intenta negar la lucha de clases en nombre del “bien común” y suprimir la soberanía de los pueblos y naciones.
El ejemplo de Bosnia
Lo que esta sucediendo en Bosnia desde hace quince días a partir de la sublevación de los trabajadores de Tuzla el 3 de febrero muestra lo que es la Unión Europea. El plan de desmembramiento étnico de Yugoslavia fue elaborado conjuntamente por la CEE (UE de la época) y la OTAN en 1992, cuando empezaba una sublevación popular contra las privatizaciones. Se trataba de destruir la propiedad social y la Federación Yugoslava. Alimentaron a alimañas “nacionalistas” y construyeron falsos estados sobre la base étnica, sin soberanía y bajo el control de la UE y la OTAN. El resultado es el 50 por ciento de paro, todo privatizado y los trabajadores sin pensiones, pues se desmanteló la caja única federal (serían las consecuencias de intentar romper la caja única en el estado español como proponen algunos nacionalistas. La caja única de la Seguridad Social es un tesoro de guerra de todos los trabajadores).
No es casualidad que las reivindicaciones de los trabajadores bosnios (en unidad serbios, musulmanes, croatas) sean abajo el nacionalismo étnico, anular las privatizaciones y gobierno barato: que los altos funcionarios cobren el salario obrero y eliminar el salario de por vida a los ministros al fin de su mandato. Este movimiento tiende a restablecer la Federación Yugoslava sobre la base del restablecimiento de la propiedad social, de la soberanía y la cooperación en pie de igualdad entre los diferentes pueblos.
Esto solo será posible con el combate unido de los trabajadores de todos los orígenes y rompiendo con la UE y la OTAN.
La soberanía del pueblo catalán, de todos los pueblos, ¿se realizará en esta perspectiva? Soberanía quiere decir independencia de la Monarquía y de la Unión Europea.