No hay democracia si gobiernan los mercados

(publicado en la Carta Semanal 433)

El marxismo y el Estado (primera parte)

Carta-433La consigna “no hay democracia si gobiernan los mercados” se repite en muchas manifestaciones. Términos como “mercados” o “economía de mercado” son eufemismos inventados por los defensores del régimen de explotación capitalista para intentar ocultar la base de este régimen: la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de la fuerza de trabajo para obtener la plusvalía. Pero esta consigna permite explicar a partir de un análisis científico -o sea, marxista- lo que significa el Estado y el papel de la democracia en la sociedad dividida en clases sociales.

Hoy aparece de la manera más cruda la sumisión de gobiernos y políticos de uno u otro signo a las exigencias del capital financiero, que se ejercen a través de instrumentos concretos, de las “instituciones Internacionales” como el FMI, el Banco Mundial, la Unión Europea, el BCE… y sus correlatos políticos como la ONU y militares como la OTAN.

Democracia formal y dictadura de la burguesía

En su obra El Estado y la Revolución, escrita en vísperas de la revolución socialista de Octubre de 1917,  Lenin escribía que: “Marx puso de relieve […] que a los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento. Pero, partiendo de esta democracia capitalista -inevitablemente estrecha, que repudia bajo cuerda a los pobres y que es, por tanto, una democracia mentirosa…”

El Manifiesto Comunista, escrito por Marx y Engels en 1848, explicaba que “El Poder político no es, en rigor, más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra”. La llamada democracia no es, por tanto, sino una democracia formal, formas democráticas que encubren la dictadura de la burguesía sobre el conjunto de la sociedad,  y que son generalmente el producto de la lucha de clases, porque la clase obrera es la primera interesada en la existencia de las libertades, la burguesía se acomoda perfectamente de los regimenes militares, bonapartistas, monárquicos o fascistas.

Esta idea fue desarrollada con más amplitud por Marx en su folleto La Guerra Civil en Francia (1871), que, además, profundiza en la alternativa a la dictadura de la burguesía, la dictadura del proletariado, y la forma que ésta adoptó en el primer gobierno obrero de la historia, la Comuna de París: “Al paso que los progresos de la moderna industria desarrollaban, ensanchaban y profundizaban el antagonismo de clase entre el capital y el trabajo, el Poder estatal fue adquiriendo cada vez más el carácter de poder nacional del capital sobre el trabajo, de fuerza pública organizada para la esclavización social, de máquina del despotismo de clase”, y más adelante que “en realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática que bajo la monarquía”·

En el libro antes citado, Lenin continúa, citando la obra de F. Engels El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado: “En la república democrática la riqueza ejerce su poder indirectamente, pero de un modo tanto más seguro”, y lo ejerce, en primer lugar, mediante la “corrupción directa de los funcionarios” (Norteamérica), y, en segundo lugar, mediante la “alianza del gobierno con la Bolsa” (Francia y Norteamérica)”

Y más adelante añade que “La omnipotencia de la “riqueza” es más segura en las repúblicas democráticas, porque no depende de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar (a través de los Pakhinski, los Chernov, los Tsereteli y Cía.) esta envoltura, que es la mejor de todas, cimenta su Poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar este Poder. Hay que advertir, además, que Engels, con la mayor precisión, llama al sufragio universal arma de dominación de la burguesía”

En su libro Terrorismo y Comunismo, en el que polemizaba con el socialdemócrata alemán Kautsky, que defendía la democracia parlamentaria contra el régimen de los soviets implantado por la revolución de octubre, Trotsky citaba al marxista francés Lafargue: “En 1888, Paul Lafargue escribía en El Social demócrata (ruso): “El parlamentarismo es un sistema gubernamental que da al pueblo la ilusión de que rige por sí mismo los destinos del país, cuando realmente todo el poder está concentrado en manos de la burguesía, y ni siquiera de toda la burguesía, sino de algunas capas sociales ligadas a esa clase”

Por tanto, para los marxistas, todo poder estatal es el poder de una clase social concreta, cualquiera que sea la forma de ese poder (monarquía, república, dictadura…). En la sociedad burguesa, es el gobierno de la burguesía, lo que distingue a la democracia burguesa, democrática sólo en las formas (y cada vez menos) de la democracia real.

El poder del capital financiero

El capitalismo del siglo XXI  no es el capitalismo que describió Marx. Es el dominio de las multinacionales, del capital financiero, sobre todas las esferas de la producción, sobre el conjunto de la economía y sobre los gobiernos. Lo que fue descrito por Lenin en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo en los siguientes términos: “el siglo XX señala el punto de viraje del viejo al nuevo capitalismo, de la dominación del capital en general a la dominación del capital financiero”, y también así:  “Ahora pasaremos a describir cómo el poder de los monopolios capitalistas se convierte indefectiblemente, en las condiciones generales de la producción de mercancías y de la propiedad privada, en la dominación de la oligarquía financiera

Lenin señalaba en esa obra como bajo el imperialismo se establece el dominio del capital financiero, fusión de la banca con el capital industrial y cómo ese sistema llevaba indefectiblemente al predominio de la especulación sobre la producción. “Una de las operaciones particularmente lucrativas del capital financiero es también la especulación con terrenos en las afueras de las grandes ciudades que crecen rápidamente. El monopolio de los bancos se funde en este caso con el monopolio de la renta del suelo y con el monopolio de las vías de comunicación”

De ahí la importancia vital de abordar la cuestión de la expropiación del sistema financiero. En realidad toda organización que se reclama del movimiento obrero se define en relaciona esta cuestión. Quien hable de un supuesto “neoliberalismo” está en realidad corrigiendo a Lenin,  diciendo que un nuevo capitalismo es posible, más humano, por tanto la tarea sería “humanizar” el capitalismo. Es la posición común de la socialdemocracia, los PC y los altermundialistas.

Como el dominio económico se traduce en dominio político, Lenin explica que “En Alemania no hay trusts, sino “solamente” cartels, pero el país está gobernado por no más de 300 magnates del capital, y su número disminuye sin cesar”.

Por tanto, en la época del imperialismo, el Estado se convierte en el gobierno del capital financiero (eso que viene denominándose “los mercados”) sobre el conjunto de la sociedad.

Lenin concluye “el imperialismo es la reacción en todos los terrenos. La supervivencia del capitalismo en su etapa imperialista estrangula el desarrollo de las fuerzas productivas”.

Un poder que se ejerce a través de instituciones concretas

El “gobierno de los mercados” se ejerce por medio de  mecanismos concretos de esa dominación. En algunos casos, el dominio del capital financiero se ejerce por medio de chantajes a los países o ataques especulativos contra la deuda soberana o la moneda, e incluso, en circunstancias extremas, se lleva a cabo directamente, por la fuerza: el boicot a algún gobierno que ose oponerse (aunque sea mínimamente) a los dictados del capital financiero o, en casos extremos, la guerra imperialista.

Pero el recurso a esas formas “extremas” de dominación debe reservarse para situaciones extraordinarias. La guerra imperialista puede abrir paso a la revolución obrera, y el boicot a un gobierno que se resiste al imperialismo puede llevar a ese gobierno, arrastrado por el movimiento de masas, a profundizar en la vía de ruptura con el imperialismo, (como sucedió en Cuba a comienzos de los años 1960).

Por ello, del mismo modo que la burguesía se dotó de instituciones parlamentarias para ejercer su dominación, el imperialismo ha ido construyendo instituciones internacionales que llevan a cabo su dominio del planeta.

Instituciones “económicas” como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, instituciones “políticas” como la ONU, instituciones militares como la OTAN, o instituciones que combinan el control económico y político como la Unión Europea. Liberarse del dominio antidemocrático de los mercados exige liberarse del dominio de esas instituciones a través de las cuales los mercados ejercen su dictadura.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial fueron creados en 1944 en la conferencia de la ONU de Bretton Woods, que trataba de poner los medios para restaurar el orden mundial capitalista sacudido por la guerra mundial y por la ola revolucionaria que siguió a la misma en muchos países.

No hace falta detenerse a explicar cuáles han sido las políticas aplicadas por el FMI. De todos son conocidos los famosos Planes de Ajuste Estructural que en los años 1980 y 1990 sometieron a los países de África y de América Latina (y más tarde, a los de la Europa del Este) a políticas  de desmantelamiento del sector publico, de eliminación de subvenciones a la producción de alimentos, de cierres de servicios públicos, de apertura de los mercados y venta de la propiedad estatal a las multinacionales. Hoy, el FMI aplica las mismas recetas a Grecia, Portugal, Irlanda, a toda Europa.

En cuanto al Banco Mundial, su especialidad es la “ayuda al desarrollo”. Según su página web, y para que se vea que cinismo puede llegar a un máximo, su misión es “combatir la pobreza con pasión y profesionalidad para obtener resultados duraderos, y ayudar a la gente a ayudarse a sí misma y al medio ambiente que la rodea, suministrando recursos, entregando conocimientos, creando capacidad y forjando asociaciones en los sectores público y privado”. Tómese nota de la referencia a “asociaciones” entre lo público y lo privado. En la práctica, el BM complementa la acción del FMI con sus préstamos de “ayuda al desarrollo”, que suponen siempre dar pasos hacia la “apertura de los mercados”, la “liberalización” del comercio, la privatización. Casi 70 años de “ayudas alimentarias” del BM han conseguido que la inmensa mayoría de países “ayudados”, países agrícolas en su mayoría y antes productores de alimentos, pasen a importar la inmensa mayoría de los alimentos que consumen.

Esas instituciones fueron el fruto de una situación concreta. Para contener la revolución obrera que amenazaba en Europa, los USA concluyen el pacto con Stalin. Como el ataque imperialista no pudo destruir a la URSS, decidieron “reconstruir” Europa bajo su hegemonía desde el plan Marshall a la UE. Pero la sumisión al imperialismo USA no disminuye las contradicciones interimperialistas. De ahí la crisis de implosión de la UE y el hecho de que hoy sean abiertamente el FMI  y las agencias de notación USA quienes deciden.

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