(Publicado en la Carta Semanal 542)
Declaración del Comité Central del POSI del 12 y 13 de septiembre de 2015
Plena solidaridad con los que huyen de sus países. Derecho de asilo sin restricciones.
Lucha contra la guerra. Defender y recuperar los derechos sociales para todos
La catástrofe de la emigración ha estallado con fuerza en la vieja Europa. Cientos de miles de refugiados huyen desesperadamente de la barbarie, de Siria, Irak, Afganistán, Libia, países destruidos por las intervenciones militares decididas por la ONU y la OTAN en beneficio de las multinacionales que quieren apropiarse de sus recursos naturales y explotar a sus habitantes sin limitación alguna. Las conciencias se han visto sacudidas por las imágenes de esta multitud desesperada y de los que han muerto en el camino.
Durante meses los gobiernos europeos han cerrado sus fronteras a estos miles de personas, construyendo o fortificando vallas fronterizas. Ahora, la reacción solidaria de los pueblos de Europa ante esta catástrofe ha obligado a los gobiernos a retroceder, pero sólo parcialmente y de momento. Ahora esos gobiernos, que son los causantes del éxodo, deciden “cuotas” por país para los refugiados, y pretenden elegirlos por profesiones en función de sus “necesidades de mano de obra”. En público, hablan con emoción de los “migrantes” que van a aparcar en condiciones indignas, y bajo mano organizan las campañas xenófobas. Como en los peores momentos de la historia, intentan desviar la cólera de las víctimas de su política contra chivos expiatorios como los refugiados.
Recordemos que es una pequeñísima parte de refugiados los que llegan a Europa. Se habla de unos 200.000 refugiados cuando sólo en Turquía hay ¡2 millones de sirios!, que no tienen posibilidad siquiera de viajar a Europa o los EE.UU. por falta de medios. Y hay otros dos millones de sirios en países limítrofes. Y recordemos que muchos de los “subsaharianos” que tratan de llegar a España huyen también de las guerras que destruyen sus países en beneficio de las multinacionales traficantes de minerales, petróleo y piedras preciosas.
Debido a las restricciones de los gobiernos a la entrada “legal” de refugiados, se calcula que este año más de 3.000 personas han perecido ahogadas en el tránsito por el Mediterráneo. Lo único que habían hecho hasta ahora es amenazar con suspender el Tratado Schengen, que regula la circulación de ciudadanos extranjeros, para evitar la entrada de inmigrantes. El derechista gobierno húngaro construye alambradas kilométricas de concertinas. Rajoy refuerza las vallas de Ceuta y Melilla e hizo aprobar en Cortes, en la Ley-Mordaza, las “devoluciones en caliente” de inmigrantes. No hay gobierno que se salve (lo que demuestra, por cierto, el papel de la Unión Europea).
¿Quiénes son los responsables?
Es la política de las grandes potencias –guerras, planes de ajuste estructural, saqueos- la que provoca esos éxodos masivos sin precedentes. En enero de 2015, tras los atentados de París, 44 jefes de estado, junto con representantes de la ONU, la OTAN y la U.E., anunciaban una “gran alianza” contra el terrorismo. En esa reunión decidieron enviar más armas a Siria y organizar bombardeos en Siria e Irak. El resultado es la catástrofe de ahora. Todos los gobiernos han intervenido o han apoyado las intervenciones, con el apoyo de organizaciones “de izquierdas”, ecologistas e incluso “extrema izquierda”.
Todos los responsables del desastre ahora se apresuran a ser los campeones de la solidaridad. Ciudades refugio, hogares refugio, todo el mundo se apresura a recibir a lotes de refugiados. Cameron anuncia que el irá a por ellos a Siria para “evitar el efecto llamada”. Eso sí, todos quieren diferenciar los refugiados “de guerra” de los “económicos”. Como si la explosión migratoria no fuera causada por la política del FMI y la Unión Europea en todos los países. Como si guerra y explotación no fueran parte de la misma política.
Provocan los incendios y se ofrecen para apagarlos. Y por supuesto piden que los trabajadores y la población carguemos con los gastos. Los ayuntamientos con sus mermados recursos, las familias que no tienen para vivir ellas… Solo hace falta llamar a las conciencias para crear una especie de culpabilidad. ¡Todos somos culpables de lo que pasa! ¡Cómo vamos a dejar a esa pobre gente tirada por las carreteras, caminando por las vías y encima perseguidos y apaleados! ¡Basta de hipocresía! ¡Que paguen los responsables de la catástrofe!
Alto a la guerra asesina
Ahora, el gobierno Hollande y otros proponen como “solución” al problema de los refugiados, más bombardeos sobre Irak y Siria, agravando aún más la situación de guerra de esos países. Ahora hablan algunos de pactar con Assad. Otros de que hay que acabar con el IS (DAesh) conocido como el estado islámico. En España, se aprobó en junio la ampliación a 3.000 de los marines establecidos en la Base de Morón de la Frontera (Sevilla), para intervenir militarmente en el norte de África. ¿Más guerra y más destrucción es la solución a los males causados por la guerra y la destrucción?
Muchos se preguntan, con razón, ¿quién es el Estado islámico, (DAESH)? Como los talibanes, son el monstruo creado por los imperialistas para desestabilizar la zona, como reconoció la propia Hillary Clinton. ¿De qué vive este DAESH? Según el Financial Times, el 77% del petróleo -19 millones de barriles- que compra Israel viene del DAESH y del Kurdistán vía Turquía (estrecho aliado de los EE.UU.). ¿Quién les vende las armas? La mayoría son de fabricación USA e israelí. Se demuestra el cinismo de las autoridades europeas, del FMI y los EEUU que arman a estos grupos y ahora les culpan de todos los males. Al proceder criminal de estos gobiernos se suma su doble moral.
Nos hablan de las “mafias” de la inmigración. Pero estas mafias viven como pez en el agua en países invadidos y controlados por el imperialismo y sus aliados y subordinados.
Sólo la acción de la clase trabajadora y de sus organizaciones puede poner fin a esta barbarie, detener la política de destrucción del capital, para construir un mundo de fraternidad y cooperación entre los pueblos. La defensa de los derechos de los refugiados es inseparable de la lucha contra las guerras que destruyen los países y expulsan a las poblaciones. Todas las organizaciones de los trabajadores deben asumir sus responsabilidades y recuperar la tradición de lucha contra la guerra que se inscribió en la lucha del movimiento obrero desde siempre.
Derecho de asilo sin restricciones. Libre circulación
En otras épocas fueron cientos de miles las personas del estado español que se vieron obligadas a reclamar asilo en otros países (en 1.939, más de medio millón), y recordando la acogida que países como el México del presidente Cárdenas dieron a miles de estas personas, nos declaramos partidarios incondicionales del derecho democrático y humanitario de asilo.
Las cuotas y el traslado forzoso de refugiados de un país a otro para cumplir con ellas son la negación del derecho de asilo y se oponen a la exigencia democrática de acoger a todos los refugiados. Exigimos la libre circulación de personas. Ninguna restricción. No hay derecho a cerrarles el paso, y a tratarlos como animales cuando su huida está relacionada con las condiciones económicas o militares creadas por el gran capital y sus instituciones. Nos oponemos a cualquier forma de restricción, bien sea en forma de cuota o de condiciones personales.
Apoyo sin condiciones a los refugiados
Reclamamos las medidas materiales necesarias para dar a una vida digna a estos refugiados hasta que se den las condiciones para que puedan volver, como manifiestan muchos de ellos, a su país donde han quedado sus familias y sus pertenencias. La acogida a los refugiados, el derecho de asilo, no puede ser una declaración retórica. Debe traducirse en medidas prácticas, reconociendo el derecho al trabajo, a la vivienda, a la educación, a la sanidad… para todos los emigrantes. Por tanto, deben derogarse la Ley de Extranjería y las devoluciones en caliente incluidas en la Ley de Seguridad Ciudadana. Y todos los recortes aplicados en los servicios públicos. ¿Cómo reconocer el derecho a la vivienda -para refugiados y para los trabajadores de aquí- sin expropiar (sin indemnización, por supuesto) el millón de viviendas que tiene los bancos?
Sus derechos, nuestros derechos
Rajoy, Hollande, Merkel, Obama, los gobiernos europeos son enteramente responsables de esta situación. Son los mismos que organizan la destrucción de los derechos y garantías de los trabajadores de Europa en beneficio del capital, y contra los cuales se levantan los trabajadores y toda la población. La defensa del derecho de asilo está estrechamente ligada a la defensa y reconquista de los derechos sociales, los convenios colectivos, los servicios públicos, los derechos laborales arrancados por más de 150 años de lucha de la clase obrera y sus organizaciones. A la derogación de las contrarreformas laborales que permiten destruir los convenios colectivos.
La unidad de trabajadores “nativos”, emigrantes y refugiados es esencial. La xenofobia y el racismo son hijos del capital financiero -a escala internacional en crisis- que provoca con las guerras la destrucción de las naciones, las migraciones en masa, y que intenta utilizar a los propios inmigrantes como carne de cañón, como mano de obra barata para destruir a la clase obrera organizada. La CGIL denuncia la explotación de refugiados en Sicilia para trabajar en el campo por 5€ al día.
Los sindicatos obreros tienen que asumir la organización de los trabajadores inmigrantes y defender la aplicación a ellos de todas las leyes laborales y los convenios colectivos.
Alto a la guerra. No a las bases militares extranjeras en nuestro país
No puede abordarse la cuestión de los refugiados sin hacer frente a las causas de esta situación. La lucha contra la guerra es fundamental, y tiene una traducción inmediata en el Estado Español. Ningún soldado del ejército español debe participar más en estas guerras, ninguna instalación civil o militar de nuestro suelo debe ser utilizada para cooperar en las guerras que destruyen África y Oriente Medio, ¡Retirada de todas las tropas españolas de Líbano, Irak, Libia, el Mar Rojo! ¡Fuera los marines de Morón! ¡Fuera bases militares de EE.UU. y la OTAN de Rota, Morón y Gibraltar! Las campañas que defienden estos objetivos deben profundizarse y contar con todo el apoyo.