Carta Semanal 1023 para descargar en PDF
La caída del Gobierno de coalición
El 7 de diciembre el gobierno alemán presidido por el socialdemócrata Olaf Schlotz perdió la moción de confianza que presentó ante el Bundestag (parlamento). El gobierno de coalición, formado por el Partido Socialdemócrata, el Partido verde y los liberales hacía semanas que se había roto al ser expulsado del gobierno el Partido Liberal. La ruptura tuvo como origen el debate del presupuesto. Todos estaban de acuerdo con aumentar considerablemente el presupuesto militar (para, en particular, nutrir de más armas a Ucrania ante la posible reducción de ayuda militar estadounidense con la llegada de Trump) pero el partido liberal exigía equilibrar el presupuesto, lo que exigiría muchos más recortes sociales que los ya previstos.
Los medios de comunicación del sistema nos presentan como algo inevitable que «la Alemania próspera y pacífica ha dejado de existir». No es por casualidad que en estas semanas –y con gran apoyo mediático- la antigua canciller Angela Merkel presente su libro Libertad, en varios países, libro en que no solo defiende su legado, sino que viene a decir, en cierta medida, que esos tiempos son del pasado. Que Alemania y su industria ya no podrían «beneficiarse» de la energía a bajo precio de sus vecinos (en particular, de Rusia) y tendrán que adquirir la energía para su industria a los Estados Unidos (un gas mucho más caro y extraído con técnicas destructoras del medio ambiente). Esta es la realidad de la descomposición y anarquía del mercado mundial capitalista, que, en este caso, es producto de la guerra comercial emprendida por el gobierno norteamericano que busca, entre otras cosas, destruir la competencia de la industria europea. Lo que afecta especialmente al corazón de esa industria, Alemania, con inevitables consecuencias para todos los países, y también para España. Esta política, para aplicarse, tiene que romper la resistencia de la clase obrera y de la movilización que ha empezado en Alemania.
El actual canciller pretendía, para hacer frente a la crisis y mantener el gasto militar, sobrepasar la «regla de gasto», los criterios de la Unión Europea, y aumentar la deuda pública, cuestión que divide, como es lógico, a la propia burguesía
Frente a esta propuesta, la dirección del partido tradicional de la derecha, la CDU /CSU, propone de hecho un plan de austeridad disfrazado de la promesa sempiterna de «rebaja de impuestos» para reactivar la economía y la aplicación restrictiva o la supresión del derecho de asilo. De hecho, después de la caída de Bachar Al Assad, el gobierno alemán, siguiendo las exigencias de la derecha, ha suprimido, de inmediato, las demandas de asilo de los emigrantes sirios.
Las elecciones al Bundestag han sido convocadas para el 23 de febrero próximo, y las primeras encuestas prevén una derrota aplastante a los partidos del gobierno, SPD Verdes y Liberales (aproximadamente un 30% de votos entre los tres). Lo que corresponde a una tendencia general: en todos los países los electores castigan a los gobiernos existentes sean del color que sean. Por lógica, el partido de la derecha tradicional, la CDU/CSU, aparece en primer lugar, aunque lo más llamativo es el crecimiento de dos formaciones situadas en las antípodas del espectro político: la extrema derecha, la AfD, y la llamada extrema izquierda, la Alianza Sahra Wagenknecht. Son las fuerzas que aparecen, para muchos sectores de la juventud y de la clase obrera, como los que se oponen al sistema y, en particular, son las que se oponen a enviar armas a Ucrania. De hecho, la cuestión de la paz aparece como una de los elementos centrales en esta situación preelectoral
Sin paz, no hay justicia social
La coalición de gobierno se ha disuelto, después de que, en el mes de septiembre en las tres elecciones a Lander (Regiones), los tres partidos del gobierno fueran duramente castigados. Sobre este mar de fondo se dio la ruptura de la coalición.
La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), partido formado hace poco más de diez meses en ruptura con Die Linke (formación más o menos equivalente a Izquierda Unida) obtuvo resultados de más del diez por ciento en las elecciones regionales. Este partido de reciente creación, ha encabezado las principales manifestaciones contra la guerra (como las masivas manifestaciones en Berlín el 24 de febrero de 2023 y 6 de octubre de 2024), contra el envío de armas a Ucrania, contra la instalación de misiles en Alemania y que últimamente se ha pronunciado claramente contra el genocidio de Gaza. BSW se nutre cada vez más de militantes y responsables de Die Linke y del Partido Socialdemócrata que se oponen a la política proguerra de la dirección de estos partidos.
Con el lema «sin paz, no hay justicia social» se presentan en la circunscripción de Berlín los candidatos de la BSW (la elección al Bundestag se hace por circunscripción y por lista nacional)
Declaran que «el objetivo es enviar al Bundestag un grupo parlamentario fuerte…la población tiene la necesidad de un grupo parlamentario que se oponga claramente a la guerra en Ucrania y al genocidio de Gaza, que se pronuncie por un Alto el fuego inmediato e incondicional, que rechace el envío de armas y que se comprometa a poner fin a la política de sanciones a Rusia»
Como dice Alexander King, presidente de la federación de Berlin de BSW y diputado de BSW en el parlamento regional (Landtag), «la cuestión de la paz está en el centro de todos los debates, además las consecuencias de la guerra ya se hacen sentir en la vida cotidiana de todos los alemanes»
Los candidatos de la BSW defienden, al mismo tiempo, cuestiones vitales para la mayoría trabajadora. «La BSW lucha por el respeto a los convenios colectivas, el reclutamiento masivo de más enseñantes, la gratuidad de las escuelas maternales y el reforzamiento de los hospitales públicos»
Sevim Dagdelem, candidata por Berlín y una de las principales dirigentes nacionales de la BSW, lleva campaña, en particular «contra la política de guerra que es inseparable de la guerra económica, de la desindustrialización, del cierre de fábricas, consecuencia también de la guerra»
En la coalición regional de gobierno formada en Brandeburgo, la BSW ha impuesto la negativa a la instalación de misiles de largo alcance en Alemania tal como exigen los Estados unidos.
En cuanto a la AfD, si bien utiliza electoralmente su oposición a la guerra de Ucrania, apoya –al igual que los partidos del gobierno y la CDU/CSU- el genocidio en Gaza y las entregas de armas a Israel.
Contrariamente a la BSW, AfD es favorable a las misiones de guerra del ejército alemán en el extranjero. Apoya la adhesión de Alemania a la OTAN: «La adhesión a la OTAN corresponde a los intereses de Alemania en materia de política extranjera y de seguridad, en la medida en que la OTAN se limite a su misión de alianza defensiva». Ha apoyado el objetivo del 2% de la OTAN y la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN.
¿Qué ocurre en Volkswagen?
En pleno inicio de la crisis de gobierno y precampaña electoral, los ataques de la patronal y las huelgas obreras en respuesta se suceden en Alemania,
El Consejo de administración de Volkswagen anunció en noviembre que debido a la bajada de ventas, y, en particular, de las exportaciones, eran necesaria medidas radicales: reducción de un 10% de salarios para todos, medidas de flexibilidad y despido de contratos parciales, cierre inmediato de tres fábricas en Dresde y Osnabrück, entre otras..
Los trabajadores, con sus sindicatos, respondieron con una huelga masiva en las diez plantas existentes el 30 de noviembre-
Los principales dirigentes sindicales, como Thorsten Groger, responsable de IG metal (sindicato de industria) y la presidente del Comité de empresa del Grupo, Daniela Carvallo, declararon al principio que aceptaban suprimir una serie de avances sociales, la reducción del empleo a tiempo parcial, renunciar a los aumentos por convenio para 2025 y 2026 para crear un «fondo para el futuro» así como medidas de flexibilidad del tiempo de trabajo, a cambio de suprimir los despidos directos.
La oposición masiva de los trabajadores en particular cuando, después del 30 de noviembre, se han desarrollado huelgas masivas en todo el grupo el 1 y 2 de diciembre y el 4 de diciembre, ha obligado a estos dirigentes a modificar sus propuestas. Este domingo 20 los dirigentes de IG Metal han rápidamente firmado un acuerdo con la empresa vanagloriándose de que no se cierra ninguna de las diez fabricas pero se prepara la supresión de 35.000 empleos (de los 170.000) de aquí al 2030, por medio de jubilaciones anticipadas y partidas voluntarias.
A pesar de sus dirigentes, en plena crisis política, la clase obrera está dispuesta a resistir. Lo que está en juego, en último término, es la propia existencia de la clase obrera alemana, la más concentrada de Europa, con la repercusión que esto implique para todos los países.
Ante la política de marcha a la guerra impuesta por los gobiernos imperialistas, la lucha por las reivindicaciones, por los puestos de trabajo, está indisolublemente relacionada con la lucha por la paz, por el Alto el fuego inmediato, contra los presupuestos militares.