(Carta de la Corriente O Trabalho del PT, sección brasileña de la IV Internacional – 13 de mayo de 2016)
Una mayoría de más de dos tercios en el Senado, como antes más de dos tercios en el Congreso, admitió la destitución de Dilma, sin crimen de responsabilidad, lo que supone un golpe contra la democracia.
Ésa es la voluntad de los políticos corruptos y venales, impulsados por el poder judicial, en representación de los banqueros, los terratenientes y las multinacionales, confabulados con los medios de comunicación.
Pero no es la voluntad soberana de los 54 millones que, cuando fueron consultados democráticamente, eligieron a Dilma, que es, por tanto, la única presidenta legítima de Brasil.
En su discurso de expulsión del cargo –por hasta 180 días, para el juicio– Dilma denunció el golpe producido como un sabotaje al gobierno. Y acusó a los golpistas de querer liquidar el programa votado en 2014. Cierto, pero eso mismo fue lo que comenzaron a hacer sus ministros Levy, primero, y Barbosa, después, en el ajuste fiscal. Ese grave error afectó a la base popular del gobierno.
Ahora, Dilma reafirmó el compromiso con los derechos sociales y por ninguna represión al pueblo. Se declaró dispuesta a luchar por el mandato hasta el último día y llamó al Pueblo a permanecer unido y movilizado, convocando a la resistencia.
El presidente de PT, en una nota, dice que “no descansaremos un solo minuto hasta que la presidenta de todos los brasileños, elegida en elecciones libres y directas, vuelva al mando del Estado, como es la voluntad soberana y constitucional del pueblo brasileño. No al golpe. ¡Fuera Temer! ¡Volveremos!”.
La CUT, como el MST, la CMP, la UNE y el MTST declararon a Dilma la única presidenta legítima y a Temer ilegítimo.
Por otro lado, el usurpador Temer asumió con un discurso doble, explicitado por el nuevo “ministro” de Transportes –“privatizar todo lo que sea posible”– de acuerdo con la primera medida firmada por el usurpador creando un PPI (Programa de Parcerias de Investimento, Programa de Asociaciones de Inversión) para llevar a cabo concesiones y privatizaciones a toda máquina. El banquero Meirelles, nuevo “ministro” de Hacienda, ha asumido el control de la Previsión Social para aumentar la edad mínima de jubilación.
Es una política de guerra, oculta tras del discurso de “pacificación del país”. ¡Sólo si fuera la “paz de los cementerios”! Es lo que indica la escalada de represión de las manifestaciones, con la criminalización de los movimientos sociales, ya iniciada por los golpistas.
Ésa es la cara tenebrosa del nuevo gobierno de oligarcas, corruptos, racistas y vendidos.
¡Huelga general, fuera Temer!
Es la hora de que las organizaciones del pueblo trabajador y la juventud organicen –tenemos menos de 180 días para eso– una verdadera huelga general contra el golpe, en defensa de los derechos, por el “Fuera Temer”. No hay otro medio para detener la destitución.
El día de paro del 10 de mayo fue un ensayo, debido a la implicación apenas parcial de dirigentes sindicales que dudan, presos del enfrentamiento de confusiones que existen. Ahora es necesario empeñarse en su preparación, con un calendario, con plenos sindicales y populares y democracia y reuniones en los centros de trabajo y de estudio, tanto en el campo como en la ciudad.
Todas las organizaciones deben implicarse. Izquierdistas y vacilantes asumirían una pesada responsabilidad si siguiesen acompañando a los golpistas.
No puede depositarse ninguna confianza en las instituciones corruptas y manipuladas. No es aceptable ningún acuerdo de colaboración o convivencia con los golpistas o su programa, no hay “mal menor”. En esa lucha deben comprometerse las bancadas parlamentarias de todos los niveles, así como los gobernadores y prefectos del PT.
¡Nada hay más importante que derrotar al golpe!
Ninguna negociación salarial salvará a una categoría aislada de la ofensiva capitalista para reducir el coste del trabajo.
No es un problema de “mala gestión” del gobierno. Basta con ver la ofensiva que se sucede en nuestros vecinos de América Latina, a partir de la crisis de la economía mundial, ofensiva que sólo puede ser enfrentada con medidas de ruptura con el imperialismo. Pues este sistema condenado, para salvarse, no duda en recurrir hasta a las guerras y la destrucción.
Ningún supuesto “realismo” preservará, tampoco, al PT en las elecciones municipales de octubre. Aquí, también, la defensa del PT exige una postura clara, firme y combativa.
Como única corriente nacional del PT que, junto a otros militantes y cuadros, nunca aceptamos la desastrosa “alianza nacional” con el PMDB, vemos confirmado, sin ninguna satisfacción, nuestro pronóstico histórico: en la hora H, los falsos aliados nos apuñalaron por la espalda. Basta con ver el desfile de “nuevos” ex ministros de Dilma y Lula ahora con Temer.
¡Incluso el propio Temer, a quien, cuando la juventud salió a las calles en 2013, denunciamos como saboteador de la Constituyente Exclusiva propuesta entonces por Dilma, el mismo Temer fue después reconducido a la vicepresidencia y, en 2015, promovido a ministro de “articulación institucional”!
¡Ninguna alianza con partidos golpistas! Por alianzas electorales con los partidos del Frente Brasil Popular, Frente Povo Sem Medo y sectores populares de otros partidos comprometidos con la democracia, la defensa de los derechos y un futuro para la juventud.
“¡Volveremos!”, ¡Fuera Temer!
No hay salida adaptándose a esas instituciones podridas. La lucha será larga y difícil, pero es posible y es el único camino.
Es necesaria una Asamblea Constituyente Soberana que haga una reforma política del Estado de arriba abajo, abriendo el camino a las reformas populares nunca realizadas –agraria, tributaria, urbana, reestatizaciones, etc.–. Es lo que Dilma debe liderar, una vez devuelta al Palacio de Planalto
Y el primer paso para eso, ineludible, es expulsar al usurpador Temer del gobierno.
Ningún atajo o truco negociado con los partidos de la burguesía, como la “anticipación” o un “plebiscito” bajo un gobierno golpista, abrirá salida alguna positiva para el pueblo. Y no tenemos derecho a sentarnos a esperar a 2018, dejando al pueblo en el infierno del “puente para el futuro”.
Sólo hay un camino: la resistencia al golpe de los 180 días, en defensa de los derechos, Fuera Temer, ¡cuánto antes mejor!
Los primeros Comités contra el Golpe creados tienen que multiplicarse por todo el país, ahora en los barrios, en los centros de estudio y de trabajo, en el campo y en la ciudad. La batalla es día a día, todo el día.
El Frente Brasil Popular es para eso, para garantizar una agenda unitaria contra el golpe, no para otra cosa.
¡Lucha con nosotros!
La Corriente O Trabalho del PT se implicó en la lucha contra el golpe, como sección brasileña de la IV Internacional que, con los compañeros y compañeras del Acuerdo Internacional de los Trabajadores, en delegaciones a embajadas, actos y manifiestos, ayudó a construir un amplio frente mundial de rechazo al golpe en Brasil.
La Corriente O Trabalho del PT, con determinación, ayudó a levantar el primer acto de resistencia, el 13 de marzo de 2015. Desde entonces, ayudamos a dotar a la CUT y al PT de las banderas necesarias para la resistencia al ajuste y al golpe –especialmente junto con los compañeros y compañeras de los grupos del Diálogo y Acción Petista–. Ahora, con una determinación aún mayor, nos disponemos a ayudar a reunir las fuerzas para la batalla decisiva.
La Corriente O Trabalho del Partido de los Trabajadores ofrece a los compañeros y compañeras, militantes, jóvenes y sindicalistas, una bandera sin manchas, e invita a todos a intervenir con nosotros.