Carta Semanal 1066 para descargar en PDF
El POSI ha celebrado el fin de semana pasado una conferencia política en la que una treintena de delegados y delegadas hemos debatido sobre la situación política y sobre cómo una organización revolucionaria puede ayudar a construir en el Estado español el movimiento de ruptura que la clase trabajadora, la juventud y los pueblos necesitan para realizar sus aspiraciones de libertad y de mejora social.
Publicamos en esta Carta Semanal un amplio extracto del informe presentado por el responsable político del partido, que abrió los trabajos de la conferencia y, con ello, queremos invitar a todos los que leen esta carta semanal a participar en el debate.
Voy a comenzar citando las palabras con las que John Rees, responsable de Stop The War de Gran Bretaña, cerraba el mitin de París contra la guerra y el genocidio: “creo, sinceramente, que estamos en los albores de una renovación obrera”. Unas palabras que resumían el contenido del mitin internacionalista en el que participaron, en condiciones de igualdad, fuerzas de 19 países que combaten en cada uno de ellos contra la guerra y por la construcción de una alternativa política de ruptura.
El mitin de París y la conferencia europeo que lo precedió son una aplicación del método de construcción de la IV Internacional y sus secciones que decidimos en el Congreso Mundial. Y ambos abren un escenario nuevo en nuestra construcción. Con organizaciones de distinto origen, con importantes diferencias entre ellas, pero que materializan el impulso de masas por la ruptura: LFI; Your Party, Potere al Popolo, Partido del Trabajo de Bélgica… De ahí la afirmación de Rees, que nos trae ecos de la conferencia de Zimmerwald que, en 1915, reunió a militantes socialistas que compartían la voluntad de combatir contra la masacre imperialista en curso.
Trabajamos en una situación marcada por el caos y las imposiciones del imperialismo USA bajo Trump. Que a su vez actúa forzado por la enorme deuda (91.000 euros por habitante) y el gigantesco déficit comercial de los EEUU (1,2 billones de dólares), a los que trata de hacer frente con un política de imposiciones. Los aranceles impuestos a distintos países son un arma económica y política. Pero no son la única arma que el imperialismo USA utiliza. Ahí están los bombardeos a Irán y Venezuela, y la amenaza, ahora, de intervención militar contra Venezuela.
Es una política que se enfrenta a la movilización, incluso en su propio país: este fin de semana ha habido en los EEUU 2600 manifestaciones “No Kings” (no queremos reyes), que han reunido en las calles de las principales ciudades de los EEUU de 7 a 10 millones de personas.
Por supuesto, la acción armada del imperialismo se desarrolla en Palestina, para aplastar la resistencia de un pueblo y como advertencia para todos los pueblos que quieren resistir. El “plan de paz” de Trump es –como hemos analizado en una reciente Carta Semanal, un protectorado americano, que niega el derecho del pueblo palestino a decidir sobre su futuro. Pero lo que querrían los EEUU es imponer su protectorado, de grado o por la fuerza, a todos los pueblos del mundo.
La situación mundial está marcada, también, por la movilización por Palestina, que cristaliza en todos los países la indignación social. Huelgas generales en Italia, huelga en España, inmensas movilizaciones en Inglaterra…
Y está marcada, también, por la crisis de gobiernos y regímenes, como en Francia, y por el rechazo de la población (canalizado, en muchos casos, ante la ausencia de alternativas y el desprestigio de los partidos tradicionales “de izquierda”, por la extrema derecha). En el Estado español, de manera importante, entre los jóvenes.
La juventud rechaza a los gobiernos, los regímenes, los partidos, que le niegan todo futuro. Asistimos a poderosas movilizaciones de la juventud en todo el mundo: Serbia, Nepal, Madagascar, Marruecos… Una juventud a la que nadie representa o que busca crear su representación (Serbia). Y quienes hemos estado en la conferencia y mitin de París hemos constatado la importante presencia de nuevos adherentes jóvenes al POI y a la Cuarta Internacional.
La economía de guerra, la marcha hacia la guerra, es una necesidad del capital, que necesita una economía de armamento para buscar cómo valorizar enormes masa de capital que no encuentran cómo generar beneficios en la economía productiva, en un mercado mundial que no crece.
Hay que señalar que las amenazas de guerra no son sólo una excusa para “vender” el incremento de gasto militar. Son reales. En Europa, donde miles de jóvenes son sacrificados en la “picadora de carne” de los frentes de batalla, y donde Alemania prepara sus hospitales para acoger miles de heridos de guerra, en Asia, donde Japón ha armado su primer portaaviones desde la II Guerra Mundial, y donde el acuerdo AUKUS prevé dotar a Australia de media docena de submarinos nucleares, en Oriente Medio, en las interminables guerras en África que facilitan el saqueo de su recursos naturales…
La guerra se desarrolla, no lo olvidemos, en sus dos vertientes, guerra militar y guerra social. Y es parte de nuestro trabajo poner en relación, a los ojos de los militantes y de las masas, la relación entre el aumento del presupuesto militar y los recortes en necesidades sociales.
La presión desde el conjunto de la sociedad y desde las bases ha llevado a las direcciones confederales de UGT y CCOO a convocar la movilización por Palestina del pasado día 15. Hemos trabajado dese el primer día del ataque a Gaza para que las dos confederaciones asumieran su papel en el combate contra el genocidio. Hemos presentado y hecho aprobar, junto con otros militantes, resoluciones en muchos congresos de CCOO, llegando hasta el congreso confederal. Hemos ayudado a constituir en Cataluña el agrupamiento Ugetistas por Palestina. Pero es necesario señalar que la suma de las direcciones confederales al combate por Palestina encubre, en buena medida, su falta de acción ante el rearme.
Los hechos han demostrado que cuando la clase obrera organizada se lanza al combate con sus organizaciones, como en la jornada del día 15, arrastran a muchos otros sectores. Pero la jornada del 15 tenía sus limitaciones, Más allá del debate sobre huelga de 24 horas o jornada de lucha con paros parciales, la principal limitación era de carácter político: el llamamiento de las confederaciones llamaba a oponerse al genocidio, pero no presentaba ninguna exigencia al gobierno, cuando la ruptura de relaciones y el fin de la compra y venta de armas debería haber estado en el centro. Es una muestra más de cómo las direcciones sindicales buscan, ante todo, defender al gobierno Sánchez-Díaz Como lo es lo que sucede con los empleados públicos, sin subida salarial ya a mediados de octubre, y con buena parte del acuerdo firmado en 2002 “por una Administración del Siglo XXI” aún por cumplir. Frente a ello, las primeras movilizaciones convocadas son poco más que simbólicas: concentraciones de delegados, en plena jornada laboral, frente a las delegaciones del gobierno.
Todo ello cuando el gobierno, que no encuentra los fondos necesarios para la subida salarial de los empleados públicos, ha encontrado, sin esfuerzo, 14.500 millones más para gasto militar. Le es más prioritario contentar a Trump que a tres millones de trabajadores y trabajadoras.
¿Cómo materializar en España la orientación del Congreso Mundial, de ayudar a construir los movimientos de ruptura y construirnos en esa tarea? Hemos de constatar que, en el Estado español, sólo hay una fuerza de ámbito estatal con posiciones de ruptura: Podemos. Pero también que su dirección, por el momento, se niega a levantar un movimiento de masas por la ruptura como LFI. Busca sobre todo consolidar su aparato electoral. Propuso levantar Insumisas contra el Rearme, pero no ha desarrollado ese movimiento (y, por otra parte, la cuestión de la guerra ha estado ausente de su universidad de otoño). En todo caso, hemos de buscar reforzar los lazos de cooperación con ellos. Cataluña, País Vasco.
Algunas cuestiones deben centrar nuestro trabajo en el futuro inmediato. En primer lugar, la movilización contra la guerra y su futuro. En segundo lugar, la defensa del sistema público de pensiones. Más allá de cuál vaya a ser el futuro de COESPE y las plataformas, hemos de contribuir a levantar un agrupamiento de Pensionistas contra la guerra: porque la guerra amenaza con destruir el país que han levantado los actuales pensionistas, las conquistas que arrancaron, el mismo futuro de las pensiones.
En tercer lugar, la cuestión de la defensa de los trabajadores migrantes. La ofensiva contra los migrantes no se limita a campañas electorales de la extrema derecha. Basta con ver la ofensiva del gobierno Trump, que ha convertido a la agencia anti-inmigración ICE en la mayor fuerza policial delos EEUU. Corresponde a las necesidades del capitalismo, que necesita disponer de una reserva de mano de obra barata (y, si no tiene derechos, es la más barata), y dividir a la clase trabajadora entre “legal” e “ilegal”, entre “nativa e “inmigrante”.
Merece la pena ver las propuestas de Feijoo sobre inmigración, que llevarían a una mano de obra sumisa, contratada en origen para trabajo de temporada y/o amenazada de expulsión si pierde su trabajo. Nuestra posición parte de lo que ha afirmado la Conferencia sobre inmigración de México: el derecho a migrar. Que se añade al derecho a vivir dignamente en su país. Combatir al ultraderecha no es una tarea de los “antifascistas”. Parte de la defensa de los trabajadores migrantes y sus familias, un deber de todo el movimiento obrero.
La dirección del partido debe debatir sobre cómo abordar esta tarea en la práctica. La cuestión de la vivienda es fundamental si queremos trabajar entre los jóvenes. En 2025, las ejecuciones hipotecarias han aumentado un 75,8%. CCOO señala que “la carestía de la vivienda se come la subida de los salarios” (la subida alquileres, un 7,1% -y CCOO reconoce que no es un dato real, la subida de la compra, un 13%).La lucha en defensa de la Sanidad está ya en el centro en algunas comunidades (Andalucía, Madrid), y va a estar presente en el futuro próximo. El inmenso rechazo y la ultraderecha.
La cuestión de los jóvenes. Manifestaciones del 15. Información Obrera, el periódico en el que participamos, debe esforzarse por ser un órgano de organización de un movimiento de ruptura. Debe dar la palabra a quienes combaten.