(publicado en la Carta Semanal 492)
El pasado 11 de septiembre, dos millones de personas llenaban las calles de Barcelona para defender el derecho del pueblo catalán a decidir por sí mismo. La inmensa mayoría eran trabajadores y trabajadoras, muchos de ellos afiliados a UGT o a CCOO. Ambas confederaciones convocaban a la manifestación. Sin embargo, sólo unos pocos centenares de personas formaban el cortejo sindical. Y, a diferencia de manifestaciones de Diadas anteriores, como la de 2012, apenas había cortejos o pancartas de fábricas y centros de trabajo. Es decir, la clase obrera, que formaba la inmensa mayoría de la manifestación, apenas estaba presente de forma organizada.