Carta Semanal 1068 en catalán
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En una Carta Semanal anterior (CS 1064) hemos analizado el supuesto acuerdo de paz en Gaza. En esta ocasión, reproducimos las opiniones de varios habitantes de la zona sobre la situación actual y las perspectivas de lucha del pueblo palestino.
En especial, ahora, cuando el supuesto plan de paz está siendo utilizado para intentar desactivar las acciones en apoyo al pueblo palestino. La continuidad del genocidio, la limpieza étnica en Cisjordania, exigen continuar esta batalla. Para ello se anuncia una Jornada internacional el 29 de noviembre: Es responsabilidad de todas las organizaciones no bajar la guardia y continuar la movilización con el objetivo de imponer la ruptura total de las relaciones con el estado sionista
En primer lugar, Gideon Levy publica en el diario israelí Haaretz un artículo sobre la situación en Cisjordania, tanto antes como después del “acuerdo de paz”. Si bien no compartimos la propuesta final de este articulista del periódico israelí (una “fuerza de paz” multinacional en Cisjordania, una solución que mimetiza la que Trump ha impuesto para Gaza, y que niega el derecho del pueblo palestino a decidir sobre su futuro), creemos interesante recoger los hechos que el artículo señala, en un extracto del artículo. El artículo completo se puede ver en https://tlaxcala-int.blogspot.com/2025/10/ya-no-es-posible-ser-palestino-en.html.
Ya no es posible ser palestino en Cisjordania
Gideon Levy, Haaretz, 26/10/2025
Mientras Trump promete a los países árabes que la anexión israelí “no ocurrirá”, da la espalda a la destrucción, al despojo, a la pobreza, a la violencia de los colonos y a los abusos militares en Cisjordania, permitiendo que el tormento continúe: no hay alto el fuego
En Cisjordania, nadie ha oído hablar del alto el fuego en Gaza: ni el ejército, ni los colonos, ni la Administración Civil, y, por supuesto, tampoco los tres millones de palestinos que viven bajo su tiranía. No sienten en absoluto el fin de la guerra.
Desde hace dos años reina en Cisjordania un régimen de terror, bajo la cobertura de la guerra en la Franja, que sirve como pretexto dudoso y cortina de humo, y no hay señales de que vaya a terminar.
Todos los decretos draconianos impuestos a los palestinos el 7 de octubre siguen vigentes; algunos incluso se han endurecido. La violencia de los colonos continúa, al igual que la implicación del ejército y la policía en los disturbios. En Gaza muere y se desplaza menos gente, pero en Cisjordania todo sigue como si no existiera ningún alto el fuego.
La administración Trump cierra los ojos ante Cisjordania. Bloquear la anexión (aprobada en lectura preliminar por el Parlamento Israelí el 22 de octubre) le basta. “No sucederá porque di mi palabra a los países árabes”, declaró el presidente Donald Trump la semana pasada, mientras a sus espaldas Israel hace todo lo posible en Cisjordania para destruir, despojar, maltratar y evitar cualquier posibilidad de La esperanza de que su ansia de abuso se apaciguara junto con los combates en Gaza se desvaneció.
El 7 de octubre fue, en efecto, una oportunidad histórica para que los colonos y sus colaboradores hicieran lo que no se habían atrevido a hacer durante años.
Ya no es posible ser palestino en Cisjordania. No ha sido destruida como Gaza, no han muerto decenas de miles de personas, pero la vida allí se ha vuelto imposible. Es difícil imaginar que el férreo control de Israel pueda durar mucho más sin una explosión de violencia —justificada, esta vez.
Entre 150.000 y 200.000 palestinos de Cisjordania que trabajaban en Israel están desempleados desde hace dos años. Los salarios de decenas de miles de empleados de la Autoridad Palestina también se redujeron drásticamente debido a la retención por parte de Israel de los impuestos que recauda para dicha Autoridad.
La pobreza y la miseria están por todas partes. También los bloqueos y los puestos de control; nunca ha habido tantos, y durante un período tan prolongado. Ahora son cientos.
Aproximadamente 120 nuevos puestos avanzados de colonización, casi todos violentos, se han establecido desde el maldito 7 de octubre, abarcando decenas de miles de hectáreas, todos con el apoyo del Estado. No pasa una semana sin nuevos puestos avanzados; también es inédita la magnitud de la limpieza étnica que buscan: durante la guerra de Gaza, los habitantes de 80 aldeas palestinas de Cisjordania huyeron por miedo a los colonos que se habían apoderado de sus tierras.
Extractamos el llamamiento al movimiento sindical internacional que ha formulado el sindicato de Trabajadores árabes de Nazaret.
Llamamiento a los camaradas y amigos de los sindicatos internacionales
A fecha de 7 de octubre de 2023, fecha del inicio de la guerra contra Gaza, el número de trabajadores palestinos que trabajaban en Israel era de 125.000, de los cuales 18.000 procedían de la Franja de Gaza, y el resto, de Cisjordania. Estos trabajadores estaban empleados principalmente en los sectores de la agricultura, la construcción, la restauración y la hostelería, así como en otros sectores de servicios.
El 8 de octubre de 2023, Israel decidió revocar los permisos de trabajo de todos los trabajadores palestinos, que se vieron obligados a abandonar sus puestos de trabajo en Israel, sin saber qué les deparaba el futuro ni si podrían recuperar sus puestos de trabajo durante y después de la guerra.
Durante la guerra, cientos de trabajadores palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania se pusieron en contacto con el sindicato de trabajadores árabes de Nazaret para pedir ayuda a fin de recuperar sus salarios y prestaciones de sus empleadores israelíes por el período de empleo anterior a la guerra.
El servicio jurídico del sindicato se puso en contacto con varios empleadores israelíes para exigir el respeto de los derechos laborales de los trabajadores de Gaza y Cisjordania. La gran mayoría de los empleadores israelíes se negaron a responder a la solicitud del sindicato, afirmando en sus respuestas: “Estos trabajadores están afiliados a una autoridad terrorista y no tienen derecho a salario ni indemnización”. En otros casos, los empleadores israelíes respondieron: “Los trabajadores de la Franja de Gaza no tienen derecho a reclamar sus derechos porque la legislación laboral israelí no se aplica a ellos, mientras que la legislación laboral egipcia sí se aplica a los trabajadores de Gaza”.
Finalmente, reproducimos extractos de la reflexión de Awad AbdelFattah, coordinador de la Campaña por un Solo Estado Democrático (ODSC), en la que señala la importancia de la solidaridad internacional con el pueblo palestino, y los desafíos de la nueva situación que se abre ahora.
El fin de una fase, el comienzo de otra… y la necesaria revisión
El fracaso más sonado de Netanyahu sigue siendo haber resucitado la causa palestina y haberla devuelto al centro de la atención mundial, después de haber dedicado su vida política a intentar enterrarla… Nadie puede negar que no estamos viviendo el final del conflicto en Palestina, sino el comienzo de una nueva etapa de esta lucha colonial sangrienta, que dura ya más de ciento veinte años.
El acuerdo de alto el fuego no marca ni el fin de la estrategia de aniquilación, ni una ruptura en el pensamiento sionista. Cierra un capítulo de devastación de un salvajismo obsceno, que ha durado dos años, para abrir otro – el de una aniquilación, más lenta, menos estruendosa.
Pero el sistema exterminador se enfrenta a un desafío aún más temible –la marea mundial anticolonial y los tribunales internacionales que comienzan a rodear Israel moral y jurídicamente.
La prioridad para Gaza, y para todo el pueblo, es hacer que cese la guerra de exterminio que ha devorado a niños y ancianos, y permitir que respiren los supervivientes, que lloren a sus muertos, sus moradas, sus sueños. No es solamente una pausa humanitaria tras el infierno, sino una victoria estratégica: impedir la implantación del plan de desplazamiento y desarraigo que constituía el objetivo declarado de la alianza estadounidense-israelí de destrucción. Y ese resultado es producto de la resistencia heroica y única de Gaza.
Sin embargo, esta secuencia, la más feroz de toda la historia de la confrontación palestino-sionista, no ha revertido la relación de fuerzas: ha consolidado la superioridad del sistema estadounidense –israelí sobre Palestina y la región, sin obtener una verdadera victoria política.
Pero el mayor fracaso de Netanyahu sigue siendo haber llevado la cuestión palestina al centro del mundo. Ya que, a pesar de la fuerza bruta, Israel se viene abajo ante una revolución ética e intelectual global, que ha desvelado la realidad del proyecto sionista: una empresa colonial racial, una de las más feroces de la historia. Ha puesto en evidencia la profunda inmoralidad de los regímenes occidentales y de sus dirigentes.
Quizás el pueblo aspire a nuevos modelos de dirección –sensatos, creativos, capaces de despertar a las masas y hablar a los jóvenes marginados o retirados de la vida nacional. No es un sueño irrealizable.
En cuanto a la Autoridad, nada puede esperarse de ella. Tres decenios de un poder dedicado a su propia supervivencia la han dejado sorda a la voz de su pueblo. Se ha enfangado en la coordinación de la seguridad incluso durante la guerra de exterminio, denunciando públicamente a la resistencia, esperando «volver a Gaza».
La liberación ya no puede medirse en un plazo corto: vuelve a ser una empresa histórica. He ahí una verdad esencial, de la que se desprende la necesidad de crear un camino de lucha sostenible basada en la resistencia popular civil, que permita a los palestinos soportar el peso del combate y a la vez el de la reconstrucción – edificación de escuelas, instituciones culturales y económicas, estructuras sindicales y profesionales, sustentadas todas en la democracia.
Henos aquí, pues, en los albores de una nueva fase. Tan peligrosa como la que termina, pero portadora de una oportunidad en su seno: la de volver a dar aliento y legitimidad al proyecto nacional palestino de liberación, a condición de una valentía moral, intelectual y política a la medida del dolor, para aliviar los sufrimientos de nuestro pueblo, sobre todo de Gaza martirizada, contribuir a sanarlo, y esbozar el camino, más seguro, más sencillo, hacia el futuro.
(https://informacionobrera.org/el-fin-de-una-fase-el-comienzo-de-otra-y-la-necesaria-revision/er artículo completo en https://informacionobrera.org/el-fin-de-una-fase-el-comienzo-de-otra-y-la-necesaria-revision/)









