(publicado en la Carta Semanal 416)
“La propiedad privada es sagrada”, decía hace unos días un contertulio en Radio Nacional de España Evidentemente, no se refería a la propiedad de quienes pierden su vivienda y, con ella los ahorros de toda su vida en uno de los más de 500 desahucios que se producen cada día, ni a quienes los bancos y cajas de ahorro han estafado con las preferentes. Ni siquiera a quienes tenían su dinero en bancos chipriotas. No, los contertulios hablaban de la sacrosanta propiedad de banqueros y multinacionales, única propiedad sagrada que reconocen los voceros del capitalismo real de este siglo XXI o sea en su extrema descomposicion, en referencia al decreto recientemente aprobado por la Junta de Andalucía sobre desahucios, que permite la expropiación temporal de viviendas en determinados casos.