Carta Semanal 920 en catalán
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Para elaborar esta carta, nos hemos basado en artículos publicados en el periódico de los compañeros griegos del NAR.
La Unión Europea da enormes poderes, por encima de los parlamentos y gobiernos nacionales, a instituciones que el pueblo no eligió y que no responden ante ningún pueblo, como la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Para intentar disimular este arreglo antidemocrático, existe el llamado “Parlamento Europeo”, elegido por los ciudadanos. Pero ese supuesto parlamento no es un verdadero órgano parlamentario, ya que no elige a la Comisión Europea, verdadero “gobierno” de la UE, ni tiene la potestad de controlar sus actos (Sobre el papel del Europarlamento, remitimos a nuestros lectores a nuestra Carta semanal 451).
El reino de los lobbys
Ahora, ese europarlamento es lugar de un nuevo escándalo de corrupción, por el cobro de comisiones de Catar y otros países árabes. Pero, como señala el periódico del NAR griego, “El Catar-Gate es solo la punta del iceberg”.
Hasta 2010, el fenómeno de los lobbys (en castellano, el cabildeo), habitual en los Estados Unidos, donde los expolíticos eran «reciclados» en las empresas de cabildeo, era raro en Europa. Hoy la UE no tiene nada que envidiar a los EEUU. El 30% de los que fueron comisarios europeos hasta 2014 ahora «se ganan el pan» en actividades similares.
Para los europeos «democráticos», la profunda interconexión de los lobbies con los actores políticos/estatales en los Estados Unidos se consideraba una peculiaridad estadounidense, incluso moralmente reprensible. Pero escándalos como el Catargate nos recuerdan que el supuesto «bastión de la democracia europea», el Parlamento Europeo, es un escenario privilegiado para la actuación de lobbies. Según el Corriere della Sera, hay al menos 13.000 empresas de cabildeo (alrededor de 48.000 personas) en Bruselas y la organización Transparencia Internacional de la UE informa que al menos 7.500 cabilderos están activos en el Parlamento Europeo. Está claro que ha llegado el momento de dejar caer las máscaras.
Las supuestas “normas de transparencia” presentadas en enero de 2019 sólo obligaban a los presidentes y ponentes a anunciar sus reuniones con los grupos de interés, y sólo si esas reuniones se referían a una cuestión legislativa específica de la que son responsables. En todos los demás casos, es potestad de los eurodiputados anunciar si se han reunido con un grupo de presión y cuántas veces. ¿El resultado? Desde 2019, solo el 48% de los eurodiputados han aceptado publicar sus reuniones con grupos de presión, a pesar de que superan las 12.000.
Ahora, el Parlamento Europeo y la Comisión prometen cambios. Pero durante tantos años han hecho «guiños» a los grandes intereses.
Los grupos de presión están inextricablemente vinculados al carácter de la UE del capital, y, ya que este carácter no cambiará, los grupos de presión no dejarán de existir.
¡El Catargate no es el comienzo, ni se sabe por qué «sorprendió» a algunos!
La historia de los escándalos (más o menos recientes), no debería haber sido tan fácilmente olvidada.
En 2011, Adrian Everin, de Rumania, vicepresidente del Partido Socialista, Zoran Tuller, de Eslovenia, miembro del mismo grupo, y Ernst Strasser, del Partido Popular Europeo de Austria, fueron cazados aceptando sobornos de periodistas del Sunday Times que se hacían pasar por lobistas para defender ciertas enmiendas legislativas. Este verano, el escándalo de Uber (documentos filtrados demuestran que esa empresa hacía lobby con gobiernos para ayudar a su expansión, encontrando, por ejemplo, en Emmanuel Macron, ministro de Economía entre 2014 y 2016, a un aliado en Francia), puso de relieve la facilidad con la que los lobbies –el mundo empresarial en este caso– accedieron a los niveles institucionales más altos de la UE.
Aunque el caso está aún siendo investigado, recordamos la tormenta de acusaciones contra Nelly Cruz, entonces Comisaria Europea de Política Digital, y las más de cien reuniones de Uber con funcionarios públicos, incluidos muchos representantes de las instituciones europeas. Pero si lo anterior es el lado «ilegal» de los lobbies dentro del Parlamento Europeo, es interesante detenerse en el lado «legal». Ya en 2006, académicos y organizaciones dieron la voz de alarma sobre la creciente presencia de grupos de presión en el Parlamento Europeo. Cuanto más absorbía la UE las competencias de los Estados miembros y obtenía mayores poderes, más atractiva resultaba para los grupos de interés. Con el pretexto de que el Parlamento Europeo es responsable de adoptar propuestas legislativas que tengan en cuenta las especificidades de cada Estado miembro, lo que requiere el máximo acceso a la información, se ha invitado a los grupos de interés a asistir y participar en cualquier tipo de comisión parlamentaria con competencia de “especialistas». Los «almuerzos» y otras reuniones entre grupos de presión y eurodiputados forman parte de la agenda diaria. Transparencia Internacional UE registró, sólo para el año 2014-2015, 7.084 reuniones de funcionarios de la Comisión (no del Parlamento Europeo), el 75% de las cuales fueron con representantes de las empresas y la industria. Al menos 25.000 grupos de presión se ocupan exclusivamente de cuestiones europeas, con un gasto de al menos 1.500 millones de euros. Sin mencionar la cantidad de reuniones que no se registran.
Tras estallar el Catargate, el Parlamento Europeo se comprometió a endurecer su posición con respecto a quién tiene acceso a sus locales y reuniones entre políticos y grupos de presión. Pero, ¿hay alguna persona razonable que pueda creer que una estructura tan podrida puede cambiar, aunque sea un poco?
Vayamos al Catargate
El PASOK, el Eurogrupo socialdemócrata, al que pertenecen las personas afectadas, y la UE en su conjunto se ven expuestos por los tormentosos acontecimientos que siguieron a la detención de la eurodiputada griega Eva Kaili y otras tres personas como miembros de una organización criminal.
Pero no se trata de unas pocas «manzanas podridas», todo el barril está podrido. Más allá de los «atrapados in fraganti», se revela al propio Parlamento Europeo como reino de la corrupción.
Según las autoridades belgas, se trata de un grupo de personas con posiciones políticas y estratégicas en el Parlamento Europeo a las que se les han pagado grandes sumas de dinero o han recibido regalos sustanciales para influir en las decisiones del Parlamento Europeo a favor de Catar y otros países árabes.
Y aunque todo indica que las raíces de la corrupción se extienden a Bruselas y a las instituciones de la UE, queda por ver si las revelaciones tomarán la forma de una avalancha o habrá un intento de sacrificar algunas «manzanas podridas» (los cinco eurodiputados con los que el exeurodiputado Panzeri, centro de la trama, tuvo contactos), para salvar el barril. Ya la cumbre del jueves de los «27» declaró que «no es su problema» y que la cuestión sólo concierne al Parlamento Europeo y al funcionamiento de la UE en su conjunto.
Como declaró un funcionario al periódico Político: «Seremos informados por la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, pero no iremos más allá sobre el asunto».
La historia tiene tintes de película de mafiosos. Eva Kaili recibe un soplo sobre el arresto de su pareja, Francesco Giorgi. En pleno pánico, inmediatamente alertó a su padre para que buscara la maleta con el dinero y saliera del hotel. Pero las autoridades belgas interceptan al padre y descubren casi 600.000 euros en la maleta, lo que permite anular la inmunidad de Kaili, registrando su residencia y otras 15 casas y oficinas en Bruselas y sus alrededores, e incautando un total de más de 1,5 millones de euros en efectivo.
El grupo de trabajo belga contra la corrupción se declaró sorprendido por lo que vio en la casa de la eurodiputada del PASOK el viernes 9 de diciembre. La casa estaba llena de bolsas de dinero y otros objetos de valor y amueblada con costosos regalos de Catar. «Por lo general, hacemos estos descubrimientos durante las búsquedas de narcotraficantes», dijo un miembro del equipo de investigación a Le Soir. «Lucha contra la impunidad» es el nombre de la ONG fundada por Antonio Panzeri, el «cerebro», al parecer, de una red de corrupción en la que Eva Kaili, su pareja Francesco Giorgi y otros eurodiputados, empleados y funcionarios parecen haber desempeñado un papel principal.
La propia Eva Kaili parece querer «vender cara» su piel, declarando a través de su abogado que «no aceptará convertirse en otra Ifigenia[1]» mientras rechaza toda responsabilidad sobre el dinero de su pareja. También hizo constar que el desarrollo de relaciones especiales con Catar, Kuwait y Omán fue una línea política central de la UE.
«Estamos conmocionados», decía la declaración del Grupo Socialista del Parlamento Europeo. «Estoy conmocionado. No solo estoy sorprendido, ‘caí de las nubes'», dijo Andreas Loverdos, un amigo político de E. Kaili, dentro del PASOK. Pero, ¿es este el caso? Si no hubiera sido arrestada «in fraganti», atrapada con las manos en la masa, las mismas personas probablemente hablarían de una «conspiración» con motivos políticos, como sucedió en el escándalo Novartis. Nikos Androulakis, dirigente del PASOK, se apresuró a expulsar a Eva Kaili de su partido, pero no mostró la misma sensibilidad después de las provocadoras referencias de esta última a favor de Catar en un discurso ante el Parlamento Europeo llamando al país un «pionero en derechos laborales». mientras que miles de trabajadores han muerto en los últimos años en condiciones inhumanas. Una actuación que ya había suscitado interrogantes y sospechas sobre la profundidad de sus relaciones con los Emiratos Árabes.
Como hemos señalado, no es la única diputada al Parlamento Europeo que ha hecho referencias demasiado elogiosas a Catar. Es difícil creer que todos los demás eurodiputados serían «tontos útiles» y apoyarían a Catar a cambio de nada.
Así funciona la Unión Europea, cueva de ladrones que pretende imponer recortes de pensiones al gobierno español.
Por la unión libre de pueblos de Europa
La corrupción generalizada que recorre las instituciones de la UE, al fin y al cabo, es la expresión normal del funcionamiento del sistema capitalista. Con un agravante: estas instituciones no responden ante ningún pueblo. Sólo obedecen al capital financiero, en sus múltiples formas. Y a esto pretenden llamarlo Europa.
Los pueblos y naciones de Europa necesitan un plan común, pero esto es contradictorio con los intereses del capital; las instituciones europeas están ahí para presionar a los gobiernos para que lleven adelante lo que exige el capital. Por ejemplo, es conocida la presión de Bruselas para que se desmantele el sistema público de las pensiones, entre otras cuestiones del mismo calado.
Frente a ello los pueblos de Europa necesitan una Unión Libre de naciones y pueblos liberados de opresión y la explotación.
[1] Según la mitología, Ifigenia fue sacrificada por su padre, Agamenón, para aplacar a los dioses que retenían el viento que debía impulsar las naves griegas hacia Troya.