“Novedades” en la izquierda

Carta Semanal 945 en catalán

Carta Semanal 945 para descargar en PDF

El 2 de abril Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, presentó en Madrid su plataforma política (véase la Carta Semanal 934).

Su programa se concentraba en decir “Yolanda Díaz primer ministro”, al tiempo que exigía a todas las organizaciones a la izquierda del PSOE, y en particular a Podemos, cuyo núcleo central no participó en el acto, que se integrasen en su plataforma.

Las leyes electorales han facilitado, finalmente, que todas las formaciones de la izquierda institucional se unifiquen en la plataforma promovida por Yolanda Díaz. La combinación de la circunscripción uniprovincial, el límite del mínimo del 5% para obtener representación y la ley D’Hont es letal para las formaciones pequeñas. Recordemos que en Madrid por pocas décimas Podemos se quedó sin representación parlamentaria. Pero no tienen derecho a quejarse de esa situación: podían haber reformado la ley electoral en estos 4 años que han estado en el gobierno, pero ni siquiera lo han intentado.

El hecho es que, para formaciones cuya financiación depende, en un 90% o más, de las subvenciones electorales y de las de los grupos municipales y parlamentarios –un porcentaje mínimo de los ingresos de los partidos institucionales proviene de cuotas de los militantes–, la posibilidad de quedarse sin representación es aterradora. Por tanto, bien que mal, se han visto obligados a entrar todos en el proyecto de Yolanda Díaz.

Una situación que ha permitido a la ministra de Trabajo imponer sus condiciones. Dejando atrás la exigencia de primarias –que hace no poco ponían todos como condición indispensable para cualquier candidatura– se ha autonombrado líder del proyecto, y se ha reservado 3 candidatos y la potestad de nombrar a dedo a otros 13 de los 38 candidatos con posibilidad de sacar escaño, si se repitieran los resultados de 2019. Un “dedazo” que ya ha comenzado con la designación de 2 candidatos en Madrid. Y así fue presentado a todos los cabezas de lista el 21 de junio.

Resulta cuanto menos insólito que una formación que se dice de izquierdas esté presidida por una líder autodesignada y que nombra sin consultar a nadie a poco menos de la mitad de los candidatos. Y se permite vetar a otros, como es el caso de Irene Montero.

No menos insólito es que se desconozca el programa con el que se va a presentar a las elecciones. Preocupados exclusivamente por el reparto de puestos, los 14 partidos que ya han firmado su adhesión a la coalición no han anunciado que haya habido negociación alguna al respecto. 

Tampoco los adheridos a Sumar han podido participar en la elaboración del programa, que, según la web del movimiento, están elaborando “diferentes grupos temáticos”, cuyos 38 coordinadores han sido designados por Yolanda Díaz y de cuyos trabajos no se sabe nada.  Por tanto, tampoco ha habido ningún proceso participativo en la elaboración del programa, que hacen unos “expertos” que se elevan por encima de los ciudadanos.

Sin programa pero con algunas pistas

No conocemos el programa, pero Yolanda Díaz nos da pistas. Su proyecto es repetir el gobierno de coalición sobre la base de la misma política. Por tanto, no cuestionar el mantenimiento de lo esencial de las reformas laborales de Zapatero y Rajoy, negarse a cumplir el mandato parlamentario de auditoría de la caja de la Seguridad Social, mantener el suministro de armas a Ucrania y elevar los gastos militares, mantener los privilegios y la financiación de la Iglesia Católica, ceder ante la usurpación por parte de ésta de miles de propiedades, que los empleados públicos pierdan un 8% de poder adquisitivo mientras se sube el salario a policías y guardias civiles un 20%… Y, por supuesto, ningún enfrentamiento con a monarquí ay las instituciones heredadas del franquismo. Una política que ha motivado el desencanto y la desafección de millones y permitido la victoria de las derechas en las elecciones municipales y autonómicas.

Y no digamos nada de la campaña y la precampaña. La candidata se entrevistó con el papa Francisco y ha dicho que «esta ha sido una de las conversaciones más importantes que he tenido en mi vida, y me ha cambiado, me ha hecho pensar en el bien común, en lo que nos une a los dos». No contenta con ello, ha presentado en Madrid un libro del papa, diciendo que “ lo primero es recomendarles leer este libro, es obligado leerlo, y me he visto reflejada en muchas de las afirmaciones que hace el Papa (…) al leer algunas de las páginas, parecía que me estaba escuchando a mí misma”… Se impone una pregunta: ¿Puede hacerse, en España, una política de izquierdas, favorable a la mayoría trabajadora y las mujeres, sin enfrentarse a la Iglesia Católica, enemiga de todo progreso y cobijo de toda la reacción?  

Citemos un tweet de Yolanda Díaz: @Sumar propone cuatro grandes reformas para democratizar la economía de nuestro país y vivir mejor:

1.- Vamos a implicar a los agentes sociales para controlar la inflación y reequilibrar el poder de negociación entre empresarios y trabajadores. ¿Entonces, renuncia el gobierno a tomar medidas propias para controlar los precios?

2.- No puede ser que la productividad española esté 25 puntos por debajo de la media europea. Es hora de crear un Consejo de la Productividad en nuestro país.

3.- España necesita una reforma integral del sistema fiscal, con un Impuesto permanente a las Grandes Fortunas y una gran reforma del Impuesto de Sociedades. Debe contribuir más quien más tiene.

4.- Necesitamos empresas con mayor tamaño y participación de las personas trabajadoras.

Necesitamos, en resumen, democratizar el mundo empresarial, y responder en particular a una de las principales exigencias del gran capital, aumentar la productividad, o sea la explotación. Y ni una alusión a la necesidad de poner fin al poder de la banca, de nacionalizar las empresas energéticas y las grandes distribuidoras que especulan con los precios de los alimentos.

Acabar con la rebelión del 15M

La configuración de sus listas también pretende sugerir a los electores que son una izquierda evolucionada, que cuentan con personas representativas que ofrecen credibilidad profesional. Por eso, entre otras razones, se ha preferido como número 2 de la lista de Madrid a un diplomático antes que a un sindicalista, al que han relegado al número 6, ya que entendían que generaba más confianza social y les alejaba de viejos resabios izquierdistas. (Y, añadimos, el “sindicalista” que han elegido no es un activista ni un dirigente sindical, sino un técnico del gabinete económico de CCOO)

Sumar cree que ha llegado el momento de hacer otras políticas que den una continuación diferente a las surgidas del 15-M. Toca acercarse a las izquierdas europeas contemporáneas: aspiran a una clara evolución del espacio político hacia una formación verde, feminista, atlantista, que dé cabida al reparto del trabajo y que impulse los empleos cualificados. O sea, entre otras, con la izquierda beligerante que en Alemania está a la cabeza de la política de guerra, de al producción de armamento y de refuerzo de la OTAN.

 

Los Estatutos de Sumar, de acuerdo con su política

Dicen los Estatutos: “Es un movimiento europeísta que propugna la construcción de un modelo social en Europa que haga de la solidaridad un eje fundamental para la construcción de la ciudadanía europea. reconoce y valora la pluralidad de nuestro país, su diversidad cultural y lingüística como una riqueza común. Y apuesta por un país de diálogo y encuentro, un país vertebrado que combata todo tipo de desigualdades territoriales y sociales”

“Los órganos de MOVIMIENTO SUMAR son los siguientes: a) La Asamblea b) La Mesa de Coordinación c) La Comisión de Garantías”. Ninguna mención a organismos de base, ya sean círculos, agrupaciones, asambleas locales… Pero tampoco a órganos de dirección regionales, provinciales o locales. O sea, una estructura vertical donde la cúpula lo decide todo o casi todo.

Ante las elecciones del 23 de julio asistimos a un debate absolutamente ajeno a los intereses de la mayoría, debate en el cual no aparece en ningún lugar el papel de obstáculo central que juegan las instituciones heredadas del franquismo, empezando  por la Monarquía, o la política de guerra.

Evidentemente, no somos neutrales y huimos de toda formulación que diga que todos son igual. No, hay partidos franquistas, como PP y Vox, y están los demás.  Y lo que se juega el 23 de julio son las condiciones políticas en las cuales se va a desarrollar la lucha de clases, o sea el combate por la emancipación  social y democrática de los trabajadores y los pueblos. 

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.