(Publicado en la Carta Semanal 646)
Declaración del Comité Ejecutivo del POSI – 22 de septiembre de 2017
El gobierno de la Monarquía acaba de nombrar un coronel de la Guardia Civil para dirigir la represión y coordinar a los diferentes cuerpos policiales para impedir el 1 de octubre. Esta acción se añade a la detención de 14 altos cargos de la Generalitat, liberados después, y a las amenazas contra todos los que intentan organizar el referéndum, así como el despliegue de miles de antidisturbios para atemorizar a la población, o la intervención de las finanzas de la Generalitat por parte del ministro Montoro.
Las instituciones franquistas, con el Rey a la cabeza, sin ningún disfraz democrático, muestran de nuevo cuál es su esencia.
Desde el miércoles 20, miles de ciudadanos han ocupado calles y plazas en toda Cataluña exigiendo el fin de la represión y poder votar. A pesar de haber utilizado a fondo todos los mecanismos del aparato de Estado, el gobierno del PP se ha estrellado contra una respuesta masiva provocando el estallido de una oleada de simpatía entre los trabajadores y pueblos del Estado español.
La acción de miles y miles de ciudadanos en la calle demuestra que puede detenerse la mano represora del Estado. Y la respuesta fuera de Cataluña es indicativa de que se ha empezado a romper el aislamiento del pueblo catalán. Es el momento de la acción unida, es el momento de acabar con un régimen incapaz de respetar la democracia, los derechos sociales y la libertad de los pueblos. Hay convocadas nuevas movilizaciones y los sindicatos de estudiantes llaman a una huelga general para el jueves 28.
La movilización del pueblo catalán continúa, pero ¿cómo se puede romper el encarnizamiento de Rajoy y de todas las fuerzas aliadas con él? Las acciones aún limitadas de apoyo desde otros pueblos del Estado español muestran el camino. La exigencia democrática de poder votar se corresponde con la lucha de todos los trabajadores por sus reivindicaciones, por la derogación de la reforma laboral, de todas las contrarreformas que han servido para anular conquistas y derechos. No puede haber lo uno sin lo otro.
Por eso para muchos trabajadores, para muchos jóvenes, es incomprensible que los dirigentes de los partidos que hablan en su nombre apoyen a Rajoy contra las libertades del pueblo catalán, contra las libertades de todos. Y se preguntan: ¿no es el momento de que las organizaciones que se reclaman de los trabajadores, de que los sindicatos, se pongan a la cabeza de la movilización? De una movilización de conjunto por el derecho a decidir, contra la represión, por las pensiones, para echar atrás todas las reformas antiobreras y antidemocráticas de Rajoy, para defender las conquistas sociales que son de todos. Porque si el gobierno de la Monarquía consigue imponerse, eso será utilizado para atacar todos los derechos democráticos, todos los derechos sociales.
Todavía estamos a tiempo de detener la acción represora de las instituciones franquistas y de su gobierno. Nunca como ahora ha aparecido tan nítidamente que sin acabar con el régimen monárquico no es posible garantizar las libertades y satisfacer las reivindicaciones sociales y económicas. Cada día que pasa es más evidente que no hay necesidad más inmediata que abrir el camino de la República. La República del pueblo y de los pueblos que conforman el Estado español, basada en la garantía del ejercicio del derecho de autodeterminación y en la satisfacción de las reivindicaciones.
Para todo el movimiento obrero la exigencia del momento no puede ser otra que negar cualquier apoyo a Rajoy, detener todos los procedimientos judiciales contra los encausados, exigir el fin de la persecución de los alcaldes y la anulación de todas las medidas de excepción, y defender con la movilización el derecho del pueblo catalán a votar.
22 de septiembre de 2017