El combate por los derechos, contra la economía de guerra, exige dar pasos en la organización

Carta Semanal 939 en catalán

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En esta línea, la IV Internacional abre la discusión de su X Congreso, con textos publicados en La Verdad nº 112.  Os invitamos a su presentación por video conferencia el día 18 de mayo

El pasado 3 de mayo, el comisario de Mercado Interior de la Unión Europea, Thierry Breton, en rueda de prensa en Bruselas, declaraba que “es necesario impulsar la base industrial para cambiar el paradigma y que la industria de la Defensa pase a un modo de economía de guerra”.

Breton lamentaba que la industria europea tenga una capacidad de producción diseñada para tiempos de paz, y pedía usar todos los recursos posibles para financiar al sector de la Defensa “en un tiempo de guerra en Europa”. “Todos tenemos que participar en este esfuerzo”. E insistía en que “en materia de defensa, nuestras industrias deben pasar al modo de economía de guerra”.

Con esa argumentación, Breton presentaba una decisión de la UE, de decretar una exención reglamentaria “temporal y excepcional”, para poder conceder permisos de actividad de forma más rápida o aumentar los turnos de trabajo en las fábricas destinadas a la producción de armamento. “Debemos revitalizar nuestra industria y adaptarla a las necesidades de un conflicto de alta intensidad”. La UE permitirá que se utilice dinero de los fondos de cohesión o de otras ayudas europeas para este fin.

Breton ha propuesto duplicar la producción de obuses de la UE, para llegar a un millón de ellos al año.

La Unión Europea viene actuando, en materia de defensa, como subsidiaria de la OTAN y, por tanto, de la política decidida por los gobiernos de los EE.UU.  En esas condiciones, no tiene, ni puede tener, una política exterior propia.

El 22 de marzo de 2021, el Consejo de la UE decidió la creación de un “Fondo Europeo de Apoyo a la Paz”, un fondo extra presupuestario –por tanto, un incremento de gasto- por un valor aproximado de 5.000 millones de euros para el periodo 2021-2027, que se financiará mediante contribuciones de los Estados miembros de la UE.

En teoría el objetivo del Fondo es “reforzar la capacidad de la UE para prevenir los conflictosmantener la paz y fortalecer la estabilidad y la seguridad internacionales. Bajo esta presentación, aparentemente noble, la UE financiará las operaciones de “mantenimiento de la paz”, “bien contribuyendo a aumentar la capacidad de sus fuerzas armadas para garantizar la paz y la seguridad en su territorio nacional, así como mediante acciones más amplias de naturaleza militar o de defensa en apoyo de los objetivos de la PESC”. Es decir, se trata de un fondo para financiar a los ejércitos y las intervenciones militares.

El 24 de mayo de 2022, el Consejo de la UE adoptó dos “medidas de asistencia con cargo al Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP) destinadas a intensificar el apoyo de la UE a las capacidades y la resiliencia de las Fuerzas Armadas de Ucrania”.  El 25 de julio aprobó un nuevo aumento de fondos, con el cual, según el comunicado de prensa de la propia UE, “la contribución de la UE en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para Ucrania ascenderá ahora a 2.500 millones de euros”.

Mientras los gobiernos alegan que no hay dinero para la sanidad, la educación, los servicios públicos, las pensiones, encuentran la manera de financiar la guerra, de avanzar hacia la “economía de guerra” por todos los medios.  Como declaró la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, en la Cumbre Europea de marzo de 2022: “Me gustaría gastar el dinero de los impuestos de los suecos en escuelas, hospitales, mejores pensiones, pero desafortunadamente tendremos que gastar más dinero en defensa; por eso incrementaremos el gasto al 2% del PIB”. El Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borell, declaraba hace pocos días que “Si no apoyamos a Ucrania, Ucrania caerá en cuestión de días. Entonces, sí, preferiríamos usar ese dinero en aumentar el bienestar de las personas, las escuelas, los hospitales, las ciudades, como ha estado pidiendo el alcalde, pero no tenemos esa opción”, reconociendo, a la vez, que sólo la intervención de la OTAN mantiene artificialmente la guerra, y que optar por la guerra es dejar atrás el bienestar de la población, los servicios públicos, las inversiones en infraestructuras.

En 2010-2017 nos decían que había que recortar en la sanidad, la enseñanza, los servicios públicos, la inversión pública… por la crisis económica (mientras destinaban miles de millones a rescatar a los bancos). Ahora es la guerra la justificación para los recortes.

Todos los gobiernos europeos, sea cual sea su signo político, se han lanzado a grandes incrementos del gasto militar.

En Francia, el gobierno Macron, que impone un aumento de la edad de jubilación, ha presentado, en la nueva ley de Programación Militar para el periodo 2024-2030, un gasto militar de 413.000 millones de euros, lo que supone un aumento de un 35% aproximadamente respecto al presupuesto actual.

En Alemania, el gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales ha pactado con la oposición conservadora un acuerdo para asignar cien mil millones de euros para comprar armas y equipamiento para su ejército.

En Italia, el gobierno de “extrema derecha” de Giorgia Meloni ha afirmado su compromiso de alcanzar el 2% del PIB en Defensa, lo que implica pasar del orden de los 24.000 millones de inversión en 2020, a unos 35.000 millones.

En España, el gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que incluye ministros del PCE y de Podemos, aumentará en 2023, el gasto militar real hasta 26.341,01 millones de euros. Comparándolo con el gasto militar real en 2022, que ascendía a 20.693,85 millones de euros, el presupuesto militar tiene un crecimiento del 27,29 %. Además, un rearme basado, sobre todo, en la compra de armas a las multinacionales de los EE.UU., como Lockheed Martin. Ya se ha publicado que, durante su próxima visita a los EE.UU., Pedro Sánchez anunciará compras millonarias de armas de esa multinacional. El Ministerio de Defensa autorizó el 25 de abril el primer gran contrato de los nuevos programas especiales de Defensa, que fue a parar al gigante con sede en Maryland. Unos 820,5 millones para adquirir ocho helicópteros multipropósito MH-60R. El Gobierno contempló en los Presupuestos en vigor un gasto de 145 millones para comprar nuevos misiles Patriot, uno de los productos estrella del gigante estadounidense Y se prevé un gasto de con 6.250 millones en la compra de aviones F-35 de la marca estadounidense. Según publicaba el 30 de abril La Vanguardia, existe “malestar en las empresas españolas de armamento La industria militar nacional mira con cierto resquemor este primer movimiento económico (…) echan de menos un apoyo similar a la tecnología hecha en España y que genera puestos de trabajo en Europa”. Se acaba de formar con los EE.UU. el aumento del número de destructores fondeados en la base de Rota, sin ni siquiera consultar o informar al parlamento.

El gasto militar mundial subió un 3,7% en 2022, hasta los 2,24 billones de dólares. A la cabeza, los EE.UU., con 877.000 millones (39% del gasto militar mundial), y China, con 292.000 millones. Pero Europa registró el mayor aumento en proporción, de un 13% en 2022.

Una enseñanza nos ha dejado la historia: el militarismo, el auge de la industria de armamento, la economía de guerra, conducen a la guerra. Y a sacrificar a ella los servicios públicos, las conquistas sociales, la democracia. La guerra física va siempre en paralelo con la guerra social. Para la clase obrera, es vital hacer frente a esta política. Hay que redoblar los esfuerzos para lograr que las organizaciones que la clase trabajadora ha construido para defender sus derechos y lograr sus reivindicaciones coloquen la lucha contra la guerra en el centro de su agenda.

Este trabajo requiere la construcción de una representación política que lo ponga en su centro. Con esta orientación la IV Internacional ha abierto el debate de su X Congreso Mundial, cuyos primeros textos se han publicado en el número 112 de la revista teórica de la Internacional, La Verdad. Invitamos a todos los lectores de esta Carta Semanal a participar en el acto de presentación de ese número de La Verdad, que se celebrará el próximo día 18 de mayo por conexión telemática. Aquí tenéis el enlace para la conexión: https://us06web.zoom.us/j/89152089657.

  

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