Sobre inmigración, Jordi Salvador en Berlín, contra la guerra y el genocidio

Carta Semanal 1017 en catalán

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Publicamos extractos de la  contribución de Jordi Salvador, diputado de ERC,  a la Conferencia Europea contra la guerra  celebrada en Berlín

En los últimos días, hemos observado cómo quince países de la Unión Europea, representando una amplia gama de espectros políticos, desde el gobierno de Giorgia Meloni en Italia hasta la pasividad de Pedro Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz en España, han solicitado o permitido a la UE endurecer las políticas de expulsión de inmigrantes.

La presidenta de la Comisión Europea acepta las propuestas de instaurar campos de concentración de inmigrantes fuera de la UE. Es decir, externalizar y reprimir duramente a nuestros camaradas de clase.

Esta situación refleja un cinismo total y denota un grave error al atribuir estas políticas únicamente a la “extrema derecha”. En realidad se trata de una política del capital diseñada para atacar y dividir a la clase obrera y a la que los gobiernos de Sánchez y Díaz, por ejemplo, no están dando respuestas de manera efectiva.

La estrategia es perversa, porque instrumentalizan unas problemáticas que son reales: vivienda, deterioro de los servicios públicos, salarios, pensiones, protección social, etc., para situar a los trabajadores extranjeros como cabezas de turco y así desviar la atención de aquellos que tienen la verdadera responsabilidad de los sufrimientos de la clase trabajadora también autóctona: grandes compañías especuladoras, entidades bancarias, fondos buitre, medios de desinformación, políticas neoliberales, jueces al servicio del poder, empresas privadas de recursos naturales…

Aquellos que solo pueden estar entre nosotros para ser explotados y a demanda de un mercado de trabajo que los pueda expulsar cuando ya no sean útiles, no estén sanos, o se rebelen contra sus condiciones de vida y ya no sean dóciles, si algún día lo fueron a los ojos de los privilegiados.

Es siempre lo mismo. Configurar un enemigo externo que aleje a las personas trabajadoras de tomar conciencia de clase y organizarse para revertir los privilegios de los poderosos. Mejor que se maten entre pobres, que “estos” no se den cuenta de que son una misma clase y que unidos son imparables.

La aparente contradicción en la necesidad de mano de obra migrante

A primera vista, parece contradictorio que estos gobiernos busquen endurecer las políticas migratorias cuando sus economías dependen en gran medida de la mano de obra migrante. Todos los países europeos necesitan trabajadores migrantes para mantener en funcionamiento sus economías. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha declarado que se necesitan un millón de trabajadores en el sector de la construcción. O que no se encuentran trabajadores para cubrir las necesidades de la industria turística. Otro ejemplo: Italia, según la patronal Confindustria, necesita 1,3 millones de inmigrantes en los próximos cinco añospara ser competitiva, y el Gobierno Meloni se propone abrir las puertas a 165.000 inmigrantes en 2025.

Las razones detrás de esta necesidad son claras:

  • Baja Natalidad: Europa enfrenta un envejecimiento poblacional y una baja tasa de natalidad, lo que reduce la fuerza laboral disponible.
  • Trabajos Más Penosos: Los migrantes a menudo ocupan puestos que son menos deseados por los trabajadores locales debido a las condiciones laborales difíciles.
  • Vulnerabilidad Laboral: Desde la perspectiva de la patronal, los trabajadores migrantes están más indefensos para reclamar sus derechos, lo que les permite maximizar beneficios.
  • Mano de Obra Ilegal: Tampoco a una parte del empresariado le importa contratar trabajadores en situación administrativa irregular. Aún son más dóciles y rentables. Por esto existe una economía sumergida. En el Estado español se estima casi medio millón de inmigrantes en situación administrativa irregular para llevar a cabo trabajos como recoger cosechas a bajo costo, explotando su situación irregular. Y por eso mismo, la UE no permite que en España se apruebe una ILP exprés para regularizar de manera inmediata a todo este colectivo.

Además, es importante destacar que la aportación de los migrantes al Producto Interno Bruto (PIB) es superior a lo que reciben en prestaciones sociales. Datos oficiales en España y otros países europeos confirman que los migrantes contribuyen más económicamente de lo que consumen en servicios públicos.

Dividir a los Trabajadores como Parte de la Política de Guerra

Ante una realidad incuestionable: precarización galopante de la clase trabajadora autóctona (salarios, vivienda, precios, servicios públicos…), sumado a la necesidad máxima de migrantes, pero como “ejército de reserva” en el lenguaje marxista, el movimiento obrero internacional no puede girar la cara. Debe afrontar esta realidad como un todo al que hay que añadir la guerra y los procesos de explotación económica a escala mundial que provocan estas migraciones.

De esto va la famosa receta de migración circular que propone el Gobierno Sánchez/Díaz, de disponer de “un ejército de reserva” con ciudadanos de primera y de segunda: un mecanismo que consiste en la contratación de trabajadores en origen con el objetivo de trasladarlos a España para trabajar durante una temporada en los sectores con más dificultades de cobertura de vacantes, como la agricultura y la construcción. Una vez finaliza su contrato, que no puede durar más de nueve meses cada año, el empleado debe volver a su hogar.

Las medidas represivas y racistas contra la emigración no pueden separarse del conjunto de políticas implementadas por los gobiernos de la UE y sus instituciones.

La Unión Europea se ha convertido en una entidad sometida a la OTAN, que a su vez actúa como el brazo militar de los Estados Unidos.

Esta situación va acompañada de un ataque brutal a las libertades democráticas. En nuestro país, por ejemplo, se evidencia en la negativa de algunos jueces a aplicar la ley de amnistía, una ley que tanto esfuerzo costó aprobar y que es esencial para buscar soluciones políticas a conflictos históricos y a la justicia social.

Para quebrar la resistencia a la guerra y a los recortes sociales, a los gobiernos ya les va bien la extrema derecha. Impulsados por el capital y utilizando el temor a la extrema derecha, lanzan una ofensiva para dividir a la clase obrera, separando a los trabajadores de origen inmigrante del resto. 

Jugada perfecta.

Para los gobiernos de coalición Sánchez/Díaz y similares, el miedo a la extrema derecha creada por su incompetencia o impotencia para aplicar políticas realmente socialistas legitima las políticas que, en el mejor de los casos, son políticas socioliberales. “Esto que hacemos es lo correcto, lo bueno, y o lo tomáis acríticamente o la barbarie nos barre y entonces veréis”. Se exige un voto pseudo-reformista como chantaje, como mal menor, y la sumisión de los dirigentes sindicales por la misma razón.

Simultáneamente, la actuación de los gobiernos europeos, siguiendo las directrices de los Estados Unidos y de las multinacionales, provoca guerras y conflictos en Oriente Medio y África. Estas acciones contribuyen a la destrucción de estos países, provocando una emigración masiva de millones de personas que huyen en busca de una vida digna, pero que se encuentran con persecución, muerte o sobreexplotación.

Las políticas de guerra, de la OTAN, y la globalización capitalista son las responsables directas de los movimientos migratorios.

Las políticas exteriores, pues, han de incidir en las políticas de guerra y de explotación.
Los presupuestos nacionales están siendo dictados por la OTAN para el aumento del gasto en armamento, en detrimento de los gastos sociales. La destrucción de la sanidad y los servicios públicos, sumada a la especulación con la vivienda, dificulta la capacidad de las sociedades occidentales para asegurar un nivel de vida como tenían antaño una parte importante de la población trabajadora. El trabajador precario es una realidad que afecta ya no solo a la clase trabajadora más necesitada, sino también a la aristocracia obrera y a la pequeña burguesía (autónomos, pequeñas empresas, etc.).

Luego, si para los autóctonos ya es difícil llevar una vida digna, la cuestión se vuelve imposible para los migrantes pobres. ¿Cómo va a ser posible “integrar” a la población migrante que vive en la economía sumergida, que funciona por las leyes del mercado más salvaje?

Solo a través de la lucha de clases y la resistencia de los pueblos frente a estas políticas se puede encontrar una solución a este problema.

No se trata simplemente de exigir «papeles para todos». Esta demanda carece de significado positivo si no va acompañada de derechos para todos, incluyendo una vivienda digna, tanto para emigrantes como para locales. Todos los trabajadores y jóvenes están sufriendo la miseria social: disminución de salarios, dificultad para acceder a una vivienda, privatización de los servicios públicos y amenazas al sistema de pensiones.

Es imperativo construir una plataforma común de todos los trabajadores y la ciudadanía. La acción de los sindicatos es crucial en este proceso. De acuerdo con sus estatutos, en los sindicatos no hay distinciones de origen o nacionalidad: solo hay trabajadores. Estos son los principios que debemos aplicar.

La responsabilidad política de los partidos que afirman defender a los trabajadores es total, al igual que la de los sindicatos. Esto exige medidas inmediatas, como aprobar la ley surgida de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la regularización de medio millón de inmigrantes en España.

Tengo mis dudas de que salga, pues va en contra de las directrices de la UE. Y aquí no hay soberanía nacional que valga. Me atrevo a pronosticar que PSOE y SUMAR claudicarán. Se pasará de una regularización masiva, como se ha hecho anteriormente, a regularizaciones individuales ligadas y sujetas a contratos de trabajo.

Pero esto no es suficiente. Debe ir acompañada la lucha por los derechos y por las condiciones de vida de la clase trabajadora con:

• Inversión Masiva en Servicios Públicos: Revertir los recortes y privatizaciones en sanidad, educación y servicios sociales.

• Política de Vivienda Justa: Expropiar los cientos de miles de viviendas vacías en poder de especuladores y fondos buitre para garantizar el acceso a una vivienda digna.

• Reducción del Gasto Militar: Finalizar el despilfarro en gastos militares y redirigir esos fondos a servicios públicos que lo necesitan desesperadamente, incluyendo la prevención y respuesta a desastres naturales como el ocurrido en el Levante valenciano.

En esencia, es necesario cambiar una política de guerra por una de bienestar social para toda la población.

¡Por la unidad de la clase obrera y la defensa de nuestros derechos y por la unión de pueblos libres!


Leído en Informations ouvrières n.º 833

Estados Unidos > En vísperas de las elecciones presidenciales

«Los trabajadores merecen algo más que Trump contra Harris»

Declaración de DSA (Democratic Socialists of America), 4 de noviembre

Cada cuatro años, los trabajadores se enfrentan a las mismas «opciones» para la presidencia: un demócrata conservador, un republicano loco y toda una serie de candidatos de partidos pequeños que buscan sobre todo promocionarse a sí mismos. Para muchos, votar simplemente no parece valer la pena.

Si Donald Trump es reelegido, será una catástrofe para la clase obrera. Como se describe en el «Proyecto 2025», la extrema derecha quiere consolidar su poder bajo una presidencia de Trump, en particular mediante el fortalecimiento de las acciones autoritarias del ejecutivo. Su objetivo sería reprimir los derechos democráticos fundamentales, avivar el fuego de la violencia y la discriminación contra los inmigrantes y las personas transgénero, y sumir en el caos legislaciones federales esenciales sobre el trabajo, los beneficios empresariales y el medio ambiente. Su administración también trataría de reprimir a organizaciones como DSA.

Harris no es la alternativa que merecemos. Ella ha mantenido el muro de Trump en la frontera sur y el apoyo de Biden al genocidio en Palestina, y continuaría las políticas destructivas de las administraciones anteriores, como las deportaciones masivas y la guerra global imperialista. Ha presentado a algunos de los republicanos más depravados como sus principelas aliados, como Dick Cheney y Alberto Gonzales, que orquestaron y defendieron la tortura y los abusos infligidos a miles de iraquíes. Su lealtad a la clase capitalista ya ha enfriado cualquier interés en supuestas reformas progresistas, y está allanando el camino para futuros demagogos de derechas. El riesgo de una presidencia de Trump ha aumentado debido a las decisiones estratégicas que ha tomado deliberadamente. Si Trump gana, la culpa será enteramente de Kamala Harris y del establishment del Partido Demócrata.

Ambos candidatos se oponen a un embargo de armas contra Israel -la única política que podría poner fin al genocidio en curso de los palestinos y evitar otra horrible guerra en Oriente Medio.

Esta «opción» entre estos dos candidatos es la razón por la que tantas personas rechazan los dos grandes partidos y anhelan una alternativa política.

Muchos miembros de DSA están decididos a derrotar a Trump y votarán tácticamente con ese fin. Otros rechazan los horrores humanos y los principios huecos que Harris representa, y votarán por un tercer candidato o votarán en blanco. Lo que más importa es nuestro trabajo de organización después del día de las elecciones y nuestra capacidad para luchar contra la clase capitalista fortaleciendo nuestros sindicatos, movilizando a millones para luchar contra la injusticia y eligiendo a socialistas en todos los niveles de gobierno.

Por eso presentamos candidatos socialistas demócratas en todo el país, como la congresista Rashida Tlaib, el concejal de San Francisco Dean Preston, el candidato a la Cámara de Representantes del Estado de Georgia Gabriel Sánchez, la candidata a la Asamblea de Nueva York Claire Valdez, el candidato al Ayuntamiento de Louisville JP Lyninger, el candidato al Congreso Devin Davis y muchos otros. Como socialistas demócratas, nos negamos a estar limitados por las facciones demócrata y republicana de la clase dirigente. A ellos les gustaría que los trabajadores siguieran enfrentados y compitiendo por las migajas, pero nosotros también lo rechazamos. Elegimos la solidaridad. Entendemos que solo un movimiento de masas de la clase trabajadora puede cambiar fundamentalmente nuestras vidas para mejor. Necesitamos organizar huelgas masivas, campañas sobre asuntos específicos, boicots, protestas, sentadas y marchas, y todo ello requiere sindicatos fuertes, asociaciones de inquilinos, grupos de estudiantes, grupos de padres y coaliciones en las comunidades. También habrá que presentar más candidatos que quieran construir un nuevo partido político de la clase obrera.

DSA está levantando un partido que lucha por la democracia, empleos dignos y salarios justos, Medicare para todos, educación para todos, vivienda para todos, un planeta habitable, el fin de la maquinaria bélica estadounidense, una Palestina libre, y la transformación de nuestra economía de explotación capitalista hacia la liberación colectiva. Para más información sobre nuestro programa Los trabajadores merecen más: 2024.dsausa.org.

En 2024 y después, los trabajadores merecen más. Los trabajadores merecen un partido propio. Únete a DSA para construirlo. ¡Acude a tu sección local o crea una hoy mismo!

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