Misiles en lugar de pensiones

Carta Semanal 1030 en catalán

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Publicamos esta semana en nuestra Carta un texto firmado por un responsable del movimiento de pensionistas en Alemania, que relaciona las propuestas de incremento del gasto militar con el futuro del gasto social en Alemania (y, señalemos, lo mismo sucede en toda Europa).

La exigencia de Trump está relacionada con la guerra comercial que ha emprendido a todos los niveles, incluyendo a sus supuestos aliados y, claro está, a China.

Someterse a las exigencias del gobierno norteamericano sobre gasto militar tendría graves consecuencias. En el caso de España, un 3% del PIB – que varios miembros del gobierno han declarado ya que apoyan- supondría 48.000 millones en gasto militar, un 5% serían 80.000 millones. Dinero detraído del gasto social y de las inversiones, donde esos fondos son absolutamente necesarios.

Como señala el texto del militante alemán, la supuesta “amenaza rusa” no justifica el aumento del gasto em armamento. Los países europeos de la OTAN ya tienen un poderío militar muy superior al de la Federación Rusa. De lo que se trata es de avanzar hacia la guerra. Y, a la vez, arrasar las conquistas sociales.

La cumbre de la OTAN que se va a celebrar en La Haya los días 24 y 25 de junio tiene en el centro de su programa el aumento del gasto militar. Organizaciones de Holanda preparan una contracumbre. La respuesta a las propuestas de incremento del gasto militar no es algo que incumba sólo a organizaciones pacifistas o antimilitaristas. Todas las organizaciones sociales, partidos, sindicatos, plataformas en defensa de la sanidad, la enseñanza y los servicios públicos, organizaciones de pensionistas, deberían ayudar a organizar movilizaciones para expresar el rechazo al aumento del gasto militar en nuestro país y en toda Europa, y a preparar potentes delegaciones del Estado español a la contracumbre.

«Misiles en lugar de pensiones”

«Para obtener sumas importantes (para el rearme, R.H.), habrá que atacar también el sistema de pensiones» (Moritz Schularick, presidente del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW), Der Spiegel 10.01.25).

«La mayor economía de Europa se centra demasiado en los programas sociales en vez de en la defensa» (Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, Handelsblatt, 31.01.25).

«Debemos prepararnos para la guerra». Sobre el gasto en armamento de la OTAN: «Pero puedo asegurarles una cosa: será mucho, mucho, mucho más del dos por ciento». (Mark Rutte, secretario general de la OTAN, Bild am Sonntag, 2.02.25)

«Según los cálculos de los expertos, en los próximos años se necesitará alrededor del tres y medio por ciento de nuestro rendimiento económico para defensa. Comparto esta opinión»… «Necesitamos gastar casi el doble en defensa para que Putin no se atreva a atacarnos». (Robert Habeck, candidato a canciller de Los Verdes, Handelsblatt, 3.01.25)

Preguntado por la exigencia de Trump de un 5% más: «Creo que es posible y muy probable…» Y, ¿estaría usted a favor de ello?  «¡Pero por supuesto!» (Alice Weidel – candidata de AfD a canciller, ZDF Heute Journal, 8.01.25)

¡La política social se interpone en el presupuesto de guerra! – ¿o no? (volveremos sobre esto)

¿Para qué nos armamos exactamente?

En primer lugar: ¿de qué dimensiones estamos hablando? Las siguientes cifras proceden del revelador estudio de Greenpeace «¿Cuándo es suficiente?”.  Son extremadamente preocupantes.

Los presupuestos militares de los países de la OTAN en 2024 ascendían a 1,185 billones de dólares, de los cuales 430.000 millones correspondían a los europeos + Canadá. En el mismo año (el tercero de la guerra en Ucrania), el gasto militar ruso se situó entre 160.000 y 170.000 millones de dólares. 

Estos múltiples gastos adicionales de los países de la OTAN se traducen en una enorme superioridad material:

Exigir un aumento de los presupuestos militares del 2% al 3,5%, o incluso al 5%, cuando la superioridad militar está presente en casi todos los niveles, no tiene nada que ver con la defensa.

¿Es necesario duplicar la superioridad existente de tres a ocho veces?

¿Por qué los datos y los hechos están totalmente ausentes del discurso público?

A más tardar desde Carl von Clausewitz (el clásico de la ciencia militar, (*1780 – † 1830), los militares han asumido que los agresores deben tener al menos el triple de superioridad para triunfar. ¿Querría Rusia, con su inferioridad múltiple, atacar a la OTAN? Sólo quienes ignoran sistemáticamente los hechos y las proporciones pueden hacer semejante afirmación. 

Dado que estas cifras y hechos deben ser conocidos por los políticos y militares al mando (especialmente los «expertos» militares en sillones y tertulias), surge la pregunta:

¿De qué guerra hablan cuando preguntan: «Debemos prepararnos para la guerra»?

¿Se va a «arruinar» a Rusia no sólo económicamente (Baerbock), sino también militarmente? ¿Monstruoso? ¿Cuestión inadmisible?

La locura de una supremacía aplastante apuntada en las cifras alemanas:

Actualmente se gastan en el ejército 90.100 millones de euros, es decir, el 2,1% del producto interior bruto. El 3,5% de Habeck requeriría, según los cálculos actuales, 150.000 millones de euros. El 5% de Weidel costaría incluso 215.000 millones de euros, es decir, casi la mitad del presupuesto federal.

¿Cómo financiar esta locura?

«Atacar el sistema de pensiones»

Por supuesto, los economistas y políticos neoliberales están pensando en normas: 

* Reducir los costes de las pensiones, trabajando más tiempo y recibiendo una pensión más corta.

* Reducir el nivel de las pensiones directa y encubiertamente.

* desviar las cotizaciones del sistema de reparto a los mercados financieros. 

Este último punto interesa mucho a los grupos financieros (BlackRock, Allianz y otros), pero también podría convertirse en la solución para el codicioso presupuesto del ejército. Existen precedentes en la historia alemana:

* Para financiar la Primera Guerra Mundial, los activos de los seguros de pensiones se invirtieron en bonos de guerra… y se destruyeron.

* Para preparar y librar la Segunda Guerra Mundial, el término antiguo, «préstamos de guerra», pasó a llamarse «préstamos del Reich». Una vez más, los activos del seguro de pensiones se utilizaron para otros fines – y se destruyeron.

Ya durante los preparativos del proyecto de rentas vitalicias, etiquetado con la bonita palabra «capital generacional», el ministro de Economía Habeck había tenido la idea de utilizar el fondo para financiar start-ups, es decir, como capital riesgo. El proyecto fracasó temporalmente con la caída del Gobierno del semáforo.

Es muy probable que un futuro gobierno dirigido por el canciller Merz introduzca la pensión vinculada al mercado de capitales. Los llamados sabios económicos ya propusieron al Gobierno federal en noviembre de 2023 introducir una tasa del 4% del salario bruto para un fondo de pensiones. Esto coincide totalmente con las declaraciones públicas de Friedrich Merz, el lobista de BlackRock.

Un 4% de los salarios brutos generaría actualmente un volumen anual de fondos de unos 80.000 millones de euros. Se trata de un orden de magnitud que también permitiría financiar exorbitantes proyectos de rearme. Los modelos existen, pero también han sido quemados por el fracaso total. Por eso nombres como «préstamos de guerra» o «préstamos del Reich» no son apropiados – quizás acabemos con «préstamos de refuerzo».

De hecho, serían préstamos para la destrucción. Los derechos de pensión destruidos seguirán siendo el mal menor. 

¿Es especulación? Sí, claro que lo es. Pero las declaraciones megalómanas citadas anteriormente y las exigencias de «debemos estar preparados para la guerra en 2029» (Pistorius en el Bundestag) y de «cambiar a una mentalidad de guerra» (Rutte en su discurso inaugural como secretario general de la OTAN), hacen que la especulación sea realista. En diciembre de 2024, Rutte también hizo un llamamiento directo a los ciudadanos de la OTAN: «Digan a sus bancos y fondos de pensiones que es inaceptable que se nieguen a invertir en la industria de defensa».

Lo impensable se convierte en concebible.

¿Misiles en lugar de pensiones? Es mucho más que una cuestión de política social. Es una cuestión de todo.

«La paz no es todo. Pero sin paz, todo es nada» (Willy Brandt)

(Reiner Heyse, Rebelión de los Mayores, 8.02.2025) 

Reiner Heyse es el principal dirigente de la agrupación sindical conocida como «Rebelión de los mayores» y un «especialista» en pensiones en las filas del BSW.

 

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