Declaración para descargar en PDF
El Secretariado Internacional de la IV Internacional, que nada más estallar la guerra de Ucrania tomó posición diciendo: «Ni Putin ni OTAN!», constata: La actual guerra de Ucrania se ha convertido, de hecho, en una guerra mundial. Los pueblos sufren ya sus consecuencias en todos los continentes. En nombre de la ‘economía de guerra’, tenemos lainflación, la subida de precios, la pauperización de cientos de millones de seres humanos. Esta guerra enfrenta el régimen de Putin con la OTAN, alianza ofensiva directamente capitaneada por el imperialismo estadounidense, no siendo las burguesías europeas más que un supletorio menor totalmente alineado con Washington. Con el riesgo, en cualquier momento, de salir por la tangente o de una provocación de consecuencias catastróficas para toda la humanidad.
Los objetivos de la guerra están claros: por un lado, el imperialismo estadounidense quiere poner a Rusia de rodillas, abriendo así el camino a la reconquista de las inmensas riquezas de ese país, petróleo y gas principalmente (y nadie ha olvidado lo que hicieron de Iraq so pretexto de las armas de destrucción masiva, ni las verdaderas razones de su destrucción: «Si Iraq produjese zanahorias, nunca habríamos ido allí», declaró entonces un responsable estadounidense); riquezas que solo pudieron valorizarse hace más de un siglo por la revolución de Octubre. Por otro lado, los objetivos de la guerra se apoyan en los restos descompuestos de la burocracia estalinista, de la que Putin pretende ser heredero y, al tiempo, síndico de su quiebra, en beneficio del sistema capitalista. Putin y sus amigos se juegan su supervivencia, según cuál sea el resultado de las operaciones sobre el terreno. De ahí la aventura criminal que fue la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022. El imperialismo emplea medios ilimitados. El régimen de Zelinski solo se sostiene gracias a las decenas de miles de millones de dólares y las armas de última generación enviadas por Biden, sin límites, y por todos los gobiernos europeos. Esta guerra no es nuestra guerra. Con Karl Liebknecht, único diputado de la socialdemocracia alemana que en 1914 se negó a votar los presupuestos de guerra, afirmamos: «El enemigo está en nuestro propio país». Hoy resuenan voces como la de Luigi de Magistris, portavoz de la italiana Unión Popular, que declara: «No puedes decir por un lado que estás contra la guerra y por el otro votar el envío de armas y el aumento de los gastos militares»; o como la de la diputada Sahra Wagenknecht, que en su intervención en el parlamento alemán denuncia: «La idea de que podamos castigar a Putin hundiendo en la pobreza a millones de familias alemanas y destruyendo nuestra industria, mientras Gazprom hace beneficios récord, ¿no es el colmo de la insensatez? Hay que acabar con las desastrosas sanciones económicas».Nos negamos a enrolarnos en una supuesta guerra de los ‘demócratas’ contra ‘los autócratas’. Apoyamos sin reservas a los obreros y jóvenes de Rusia que rechazan la guerra y que tarde o temprano acabarán con Putin y su aparato policial. Es la tarea que les incumbe solo a ellos, y a nadie más. No nos contamos entre los que, en nombre de la ‘urgencia humanitaria’ organizan la injerencia en nombre de los Estados Unidos, que siempre desembarca en la guerra, como hemos experimentado en Somalia, Yugoslavia, Libia, etc. La suerte de los pueblos no puede depender de la OTAN y del imperialismo. Ya se forman bloques (por ejemplo, el encuentro China-Rusia). Es evidente el riesgo de un incendio mundial. Para nosotros, combatir contra la guerra es combatir al enemigo de clase, al imperialismo en general y en cada país, que, para ir hasta el fin de lo que emprendieron después de la revolución de 1919, luego con la ayuda del estalinismo y hoy con la de Putin, quieren aplastar al proletariado ruso. La lucha contra la guerra y el militarismo es indisociable de la lucha en cada país contra las medidas tomadas en nombre de la ‘economía de guerra’ (inflación, alza de precios, etc.), y en primer lugar contra la carestía de la vida, por la congelación de precios, por el aumento general de salarios. A partir de hoy, con efecto inmediato, todas nuestras organizaciones deben centrar su actividad de propaganda y organización en las consignas siguientes que se convierten en el eje de nuestra expresión política en todos los países:
1. Ante todo, en los países miembros de la OTAN, luchamos por salir de inmediato de la OTAN y de su mando integrado. Esto se impone en particular a nuestra sección francesa, dado que Francia es a la vez potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, y a nuestra sección alemana, siendo la base de Ramstein el centro del mando de todas las operaciones de la OTAN en Ucrania.
2. En todas partes donde hay bases militares de la OTAN (que son numerosas, en particular en Alemania, en España, en Italia, en Grecia, en Rumania, en Bélgica), combatimos por el cierre y desmantelamiento inmediato de esas bases, en la línea de lo decidido en el Encuentro Obrero Europeo de Madrid, contra la cumbre de la OTAN, el 25 de junio de 2022.
3. Estimamos que el interés de todos los pueblos de Europa, empezando por el pueblo ucraniano, pasa por desmantelar la OTAN.
4. Cómo han mostrado los estibadores italianos, luchamos por el cese inmediato del envío de armas a Ucrania.
5. En todos los países, exigimos el levantamiento inmediato de las sanciones, no solo las que golpean al pueblo ruso sino también las que atacan duramente a los pueblos de Venezuela, de Cuba, de Irán y de China. Esas sanciones, que desorganizan en particular todo el sistema de producción de energía ponen ya en grave peligro a varios sectores fundamentales de la industria europea (aluminio, siderurgia, etc.), el sector del transporte, y amenazan las condiciones de trabajo y de existencia de cientos de millones de trabajadores y jóvenes, en todos los continentes.
6 Hay que parar esta guerra ya, lo que pasa necesaria- mente por el alto el fuego inmediato.
7 Ese combate exige también restablecer todas las libertades democráticas y los derechos sindicales y políticos en Rusia y Ucrania, contra la política de Putin y de Zelenski, que en Rusia hace casi imposible la actividad de los sindicatos y que en Ucrania aprovecha la guerra para arremeter contra el Código Laboral.
8 ¡Ni un céntimo para los presupuestos de guerra! Recuperación inmediata de los presupuestos de sanidad, de educación, etc. Rechazamos los llamamientos a la ‘unión nacional’, a los ‘sacrificios’ exigidos por la economía de guerra. Combatimos en cada país a los gobiernos que toman la guerra como pretexto para desarrollar la inflación, el alza de precios, la pauperización.