(Publicado en la Carta Semanal 651)
En una situación muy grave para el futuro de la clase trabajadora y los pueblos de este país, queremos huir de las frases altisonantes. Por el contrario, buscamos razonar, dialogar, dar argumentos, explicar una situación que puede parece inexplicable. En última instancia, ayudar al difícil combate de emancipación de los trabajadores y los pueblos.
¿Qué ha sucedido?
El viernes 27 de octubre, por 70 votos a favor, con dos en blanco y 10 en contra (y la ausencia de los parlamentarios de Ciudadanos, del PP y del PSC), el Parlament de Cataluña aprobaba la “Declaración Unilateral de Independencia”.
Media hora después, el Senado, con los votos del PP, el PSOE, Ciudadanos y otras formaciones menores, aprobaba la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que supone la destitución del Govern, para que asuman el gobierno de Cataluña directamente los ministros del Gobierno Rajoy.
Algunos dicen que la votación del Senado es una votación democrática. Habría que recordarles que, en esa Cámara, el PP, con un 33% de votos (que representan a poco más del 20% del censo), tiene una mayoría absoluta con una representación del 66%.
La aplicación del artículo 155 ha sido apoyada por el PSOE con mínimos matices, lo que supone que el PSOE de Pedro Sánchez, que llegó a la secretaría general apoyándose en el “no es no” a Rajoy, se implica en el ataque contra las instituciones de Cataluña.
Al día siguiente, las ejecutivas confederales de UGT y CCOO, en una declaración conjunta, en la que se refieren a la aplicación del artículo 155 como una “situación a la que no se debería haber llegado nunca”, pedían al Gobierno Rajoy “mesura y prudencia” a la hora de aplicar las medidas aprobadas en el Consejo de Ministros para la aplicación del 155. Al mismo tiempo, las Ejecutivas de CCOO y UGT dan su apoyo a la convocatoria de elecciones catalanas para el 21 de diciembre, es decir, a la disolución que el gobierno Rajoy ha hecho del Parlamento elegido por el pueblo de Cataluña.
Por su parte, Pablo Iglesias se ha manifestado contra la DUI y, en segundo lugar, contra la aplicación del 155.
¿Qué significa la aplicación del 155?
El significado político de la aplicación del artículo 155 a Cataluña va mucho más allá del ámbito catalán. Para el gobierno Rajoy es mucho más. Con su ataque a las instituciones y al pueblo de Cataluña, el gobierno del PP no busca otra cosa que preparar las condiciones para aplastar al conjunto de los trabajadores, para imponer nuevos ataques, entre los que se encuentran los planes sobre los que se ha comprometido ya con el capital financiero y con las instituciones de Bruselas, que lo representan. Entre ellos, una nueva reforma laboral, un nuevo recorte de pensiones. Quienes animan al movimiento obrero a ponerse de perfil o a cerrar los ojos, hablando de que se trata de un enfrentamiento entre la “derecha catalana” y la “derecha española” se equivocan gravemente. Cuando acaben con ellos irán a por nosotros.
1700 empresas -por el momento- han anunciado su marcha fuera de Cataluña. Demostrando que no hay burguesía “patriótica”, que el capital financiero no tiene más patria que sus beneficios. Hacen lo mismo que la burguesía catalana en 1936, cuando huyó masivamente a la “Zona Nacional” (les llamaban “los catalanes de Burgos”). Esta huida masiva no es, por el momento, más que un chantaje al pueblo de Cataluña, favorecido por el gobierno Rajoy, cuyo Ministro de Economía, Luis de Guindos, ha elaborado a toda prisa un decreto para favorecer su deslocalización. Las empresas que abandonan Cataluña hacen lo mismo que hicieron los capitalistas en 1975-77, a la muerte de Franco, o lo que han hecho hace poco en Grecia para presionar al gobierno SYRIZA cuando parecía que podía sacar los pies del plato.
¿Es la DUI una salida favorable al pueblo catalán?
Desde luego, nuestra opinión es que no. La DUI no es una salida favorable ni para el pueblo catalán, ni para los trabajadores -de Cataluña y del resto del Estado- ni para los demás pueblos. Todo parece indicar que la DUI no cuenta con el apoyo de buena parte del pueblo de Cataluña, a la que la situación no deja otra oposición de oponerse que arrojarse en manos de la reacción españolista. Ya lo hemos visto en alguna de las manifestaciones convocadas en Barcelona, con una respuesta muy importante. Y también da la espalda al resto de pueblos del Estado, mientras que busca el apoyo imposible de la Unión Europea y demás instituciones al servicio del capital financiero. El texto de la Declaración aprobada por el Parlament de Cataluña lo muestra, cuando reafirma su “fraternidad y solidaridad con el resto de pueblos del mundo y, en especial, con aquellos con los que compartimos lengua y cultura y la región euromediterránea”.
Desde el punto de vista concreto (“La independencia es cuestión de pan”, como decía Lenin), esa DUI mantiene “el compromiso de seguir aplicando (…) las normas del ordenamiento jurídico de la Unión Europea y las del ordenamiento de España y del autonómico catalán que trasponen esta normativa”. ¡Qué oportunidad perdida para poner fin a los recortes impuestos por Madrid y por Bruselas y que han llevado a la desesperación al pueblo catalán, que los ha sufrido más que nadie!
¿Qué independencia es esa? ¿Aplicaría la supuesta república la Ley de Estabilidad Presupuestaria que asfixia a los servicios públicos y a los ayuntamientos? ¿La ley Mordaza? ¿La LOMCE y el decreto 3+2? Bajo la égida de la Unión Europea más del 80% de las leyes aprobadas por el Parlamento de Madrid (y por el de París, el de Roma, el de Varsovia…) no son otra cosa que la transposición de directivas y decisiones aprobadas por la Unión Europea, que las dicta al servicio del capital financiero. Hasta ahora la CUP defendía la ruptura con la UE. Lástima que haya dado un paso atrás en una cuestión tan importante.
En teoría, el Consell Executiu de la Generalitat debía haber aprobado de inmediato 27 decretos leyes para aplicar de manera efectiva la DUI (según había anunciado Junts pel Sí), pero el Consell se reunió y no aprobó ninguna. El gobierno ha cesado ya al director general de la Policía catalana y responsable político de los Mossos d’Esquadra, Pere Soler, y éste se ha limitado a aceptar pasivamente su destitución y despedirse de los Mossos. ¿Qué república puede existir sin control de la única fuerza de policía de que dispone?
La reacción organiza sus fuerzas
Los sindicatos de Cataluña, que -como otras organizaciones que reciben el apoyo y el voto de la clase trabajadora- han defendido una línea basada en el rechazo de la represión, la libertad de los presos, el rechazo a la DUI y al 155, no han dado ningún paso para defender esto de manera independiente, más allá de las declaraciones. Una decisión que deja un vacío político: ¿Qué hace un trabajador que no está de acuerdo con la DUI y no quiere manifestarse entre banderas rojigualdas, cuando sus organizaciones no convocan?
Mientras que se produce este vacío, la Monarquía y el aparato de Estado organizan sus fuerzas, hicieron una manifestación muy importante en Barcelona el día 9 y han hecho otra, también masiva, este domingo, con la cobertura de la dirección del PSC e incluso, algunos dirigentes del PCE (desautorizados después por la dirección federal del PCE). Y la ultraderecha saca la cabeza en ese caldo de cultivo.
No se vislumbra, por el momento, una reacción de los independentistas, lo que deja a la masa que les seguía desconcertada.
Los trabajadores y los pueblos, privados de la orientación de sus principales organizaciones, se ven reducidos a la expectativa (a la expectativa, pero no derrotada). Aunque temen que, al final, la situación se va a volver en su contra. Que, si Rajoy sale fortalecido de su enfrentamiento con Cataluña, aproveche esa situación para lanzar los ataques que tiene en cartera y que ha tenido que posponer por su situación de debilidad (nuevos recortes de pensiones, una nueva reforma laboral…).
Sólo el movimiento obrero tiene la llave para una salida positiva
¿Cómo frenar esta situación? ¿Cómo encontrar una salida favorable a la inmensa mayoría? Es la pregunta que se hacen muchos militantes desconcertados. La respuesta no esta en Bruselas, ni en ninguna de las instituciones del capital financiero. En nuestra opinión, sólo puede frenar al gobierno la alianza de los trabajadores -con sus organizaciones- y los pueblos, en defensa de las reivindicaciones comunes, por la democracia, contra el gobierno Rajoy. Es decir, la traducción a los tiempos actuales de la indisoluble unión que existe en la tradición del Movimiento Obrero y del movimiento de emancipación nacional (desde que la I Internacional se fundó en un mitin en Londres por la independencia de Irlanda) entre las reivindicaciones sociales y las democráticas, entre ellas el derecho de autodeterminación, unión que da contenido a la lucha por la República.
Porque no hay salida dentro del Régimen. No puede haber “referéndum legal”, ni “salida negociada”, bajo una Constitución que establece la “unidad indisoluble de la Nación Española, patria común e indivisible de todos los españoles”, y menos aún bajo un gobierno de los franquistas del PP, aunque exigirlo sea una aspiración de buena parte de la ciudadanía catalana (el 80% según las encuestas). Sólo es posible acabando con la Monarquía establecida en la persona del sucesor designado por Franco y, tras él, en sus herederos. La única salida es la ruptura con ese régimen, que el pueblo imponga con su lucha la República, basada en las reivindicaciones de los trabajadores: la defensa de las pensiones, la derogación de las contrarreformas, el rescate de los servicios públicos…