El movimiento obrero debe defender al pueblo de Venezuela

(Publicado en la Carta Semanal 519)

Algunos compañeros han señalado, con razón, que más allá del golpe propagandístico de Felipe González como peón de la ofensiva norteamericana contra Venezuela, lo importante es la posición que tomen y lo que hagan las organizaciones de los trabajadores. Al fin y al cabo González es un ex dirigente que ahora se dedica a otras cosas y más bien habla como vocero de los intereses imperialistas. Abordamos aquí algunos hechos para subsanar el problema.

La Carta Semanal anterior partía de la escandalosa declaración de Obama declarando que Venezuela era una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Tan disparatada que han sido cuestionadas en las propias filas del Partido Demócrata.

El caso es que tres días después, el 12 de marzo, el llamado Parlamento Europeo debatía y votaba una resolución que pretende alinear a los estados europeos con la agresión del imperialismo norteamericano a la nación venezolana. La resolución reúne en dos apretadas páginas todas las intoxicaciones difundidas por los medios de comunicación norteamericanos, presentando como manifestantes pacíficos e inocentes a los que se han levantado con todo tipo de violencia contra la voluntad manifestada por el pueblo venezolano en las urnas reiteradamente desde hace muchos años.

Pide la liberación de los golpistas.

Osa pedir “al Gobierno venezolano que deje de perseguir y reprimir políticamente a la oposición democrática y de violar las libertades de expresión y de manifestación, e insta a que se ponga fin a la censura de los medios de comunicación”. Es decir, que el gobierno venezolano renuncie a defender a su pueblo de los que salen a la calle con rifles, lanzagranadas y morteros, que sean libres e impunes las calumnias de los periódicos de la oligarquía.

Y amenaza con “la posibilidad de que las nuevas protestas desemboquen en más actos violentos” y con no reconocer la legitimidad de las próximas elecciones.

Esta resolución golpista fue presentada por los cuatro grupos principales del Parlamento Europeo: el grupo “popular”, el socialdemócrata, los liberales y los conservadores.

Esto significa que firmaban la propuesta reaccionarios tan notorios como De Grandes, Iturgaiz y otros peperos, pero también ultranacionalistas españoles como los de UPyD, peneuvistas como Izaskun Bilbao e independentistas catalanes como Tremosa, todos igualmente retrógrados y serviles para con los Estados Unidos.

Es normal, esa gente siguen apoyando a los golpistas manejados por la embajada de los Estados Unidos en Caracas como hizo Aznar en 2002. Lo que se pregunta uno es qué hacían con esas relaciones peligrosas Elena Valenciano y Ramón Jáuregui. Lo primero que viene a la mente es que el llamado Partido Socialista Europeo no tiene ninguna raíz en las clases obreras del continente, es un engendro que se ha creado para sostener las instituciones supranacionales de Bruselas y Fráncfort, contrarias a los pueblos de Europa. Pero con esas actuaciones mina la razón de ser del Partido Socialista, que sí tiene su base fundamental en la clase trabajadora y en la mayoría social de los pueblos del Estado español. Porque si los Estados Unidos consiguen que triunfe su golpe contra la voluntad reiterada del pueblo de Venezuela, saquea sus hidrocarburos y arrasa las conquistas sociales, eso sería un golpe para los trabajadores y para la soberanía de los pueblos de todo el mundo, con repercusiones en particular en el Estado español.

Tampoco podemos dejar de subrayar la posición del PNV y CiU. Las estrechas relaciones de la burguesía vasca con la oligarquía venezolana pueden explicar ese voto, pero ello pone una vez más en evidencia que entre la soberanía nacional y el interés de la clase capitalista, el PNV y CiU siempre están por lo segundo, y manipulan las aspiraciones nacionales en beneficio del capital.

Tanto es así que todas las derechas (PP y Ciudadanos con el apoyo de CiU) se unieron para que el Parlamento de Cataluña fuese pionero en esa ofensiva contra la soberanía del pueblo de Venezuela. El 6 de febrero la comisión de Acción Exterior de ese parlamento aprobó una resolución vergonzosa pidiendo que el gobierno Rajoy solicite al gobierno de Venezuela que garantice los derechos constitucionales de los “pacíficos” manifestantes que quieren derribar al gobierno elegido en las urnas. Con razón el eurodiputado Couso, de IU, mostró al Parlamento Europeo las armas largas y de guerra que utilizan los supuestos pacíficos. Por eso ERC, con el apoyo de ICV-EUiA, propuso en el Parlamento catalán la condena de los intentos violentos de modificar los mandatos democráticos en Venezuela. Hay que decir que los diputados del PSC en ese caso, a diferencia de Valenciano y Jáuregui, se negaron a votar la propuesta de PP-Ciudadanos.

¿Qué soberanía propugna CiU? ¿Quiere que Cataluña sea una colonia norteamericana como lo que buscan los golpistas de Caracas? No exageramos ni un pelo. Cuando Mas y Tremosa propugnan una “Cataluña en Europa” quieren decir exactamente eso: hacer de Cataluña una zona franca en que las multinacionales norteamericanas hagan lo que quieran como en Kosovo, liberadas de las limitaciones que aún imponen el Estatuto de los Trabajadores o la Ley de Seguridad Social del Estado español, limitaciones que son conquistas de los trabajadores catalanes, madrileños, vascos, andaluces…).

Ahora bien, mientras el PP y Rajoy son beligerantes contra Venezuela y hacen campaña al lado de los Estados Unidos y la UE, llama la atención lo callados que están aquí los que en el Parlamento Europeo o en el catalán se niegan a votar el apoyo a los golpistas, como IU, ICV, ERC, el PSC o Podemos. En vano puede buscarse en su web y su actividad algún tipo de apoyo a Venezuela. ¿Temen perder votos por la campaña de la derecha? (A la juez Carmena, candidata de Ahora Madrid, le faltó tiempo para desmelenarse jurando que ella está a favor de los Estados Unidos y no comparte la posición de los eurodiputados de Podemos. Y el propio Iglesias quiso equilibrar su voto de Bruselas con una condena de la detención del alcalde de Caracas).

La defensa del pueblo de Venezuela es una necesidad imperativa para defender los derechos de los trabajadores y la soberanía de los pueblos. Y el movimiento obrero del Estado español tiene una responsabilidad importante al respecto. Hay que seguir el camino de los importantes sectores del movimiento sindical norteamericano que han publicado la valiente declaración en defensa del pueblo venezolano de la que dimos cuenta en nuestro número anterior. Nos consta que algunos responsables sindicales proponen aquí hacer campaña en el mismo sentido.

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