(publicado en la Carta IV nº 16 del 12 de agosto de 2013)
Citando la intervención de un delegado al VIII Congreso Mundial de la IV Internacional, la Declaración final de nuestro congreso subrayaba: “En lo que a países oprimidos por el imperialismo se refiere, es evidentemente la clase obrera la que tiene que encargarse de las cuestiones democráticas nacionales. Pero el frente unido anti-imperialista supone, también, hacer acuerdos, realizar la unidad con organizaciones pequeño-burguesas o nacionalistas burguesas, incluso fracciones del aparato de Estado cuando se trata de resistir al imperialismo. Pero la política de frente anti-imperialista exige previamente una política independiente. Porque estamos a favor de la defensa de la nación y de la soberanía nacional, apoyamos todo paso que va en ese sentido. Partidarios de la soberanía del pueblo, luchamos por la democracia verdadera porque somos independientes ya que para nosotros, la ruptura con el imperialismo supone restituir la palabra al pueblo, y la reapropiación de todas las riquezas. Para nosotros, esta política se enmarca en la lucha por un gobierno obrero y campesino”.
Es a la luz de estos principios que son los nuestros, que conviene apreciar el significado de los resultados de las elecciones en Zimbabue (que fue una colonia británica con nombre de Rodesia) y que han dado la mayoría (unos 60% de los votos) al presidente Robert Mugabe y a su partido, el ZANU-PF, históricamente el partido de la lucha por la independencia.
Resultados que, aunque reconocidos por la mayoría de los países de la región, han provocado un desencadenamiento de odio por parte de las potencias imperialistas y de la Unión Europea, que como el Secretario de estado norteamericano, John Kerry, consideran que “los resultados anunciados (no) constituyen una expresión creíble de la voluntad del pueblo de Zimbabue”.
En el centro de las elecciones: la reforma agraria y la regla de los 51/49
Ya lo sabemos, para el imperialismo la verdadera cuestión no es la “democracia” ni los derechos humanos. ¿Qué estaba pues en juego en estas elecciones y cuál es la razón de la campaña histérica de las grandes potencias imperialistas contra Mugabe? Dos preguntas esenciales estaban en el centro de estas elecciones.
“Nuestra tierra, nuestra soberanía”, tal es el lema sobre el que la ZANU-PR y Robert Mugabe han hecho campaña. Antes de que existiera la independencia, lo esencial de las tierras cultivables de Zimbabue pertenecía a propietarios blancos. Esta situación se perpetuó ampliamente después de que la independencia política fuera obtenida. Mientras así era, las “faltas a la democracia” atribuidas a Mugabe y a su partido no molestaban a nadie. A partir de mediados de los años 2000, se ha iniciado una verdadera reforma agraria en la que los que poseían la tierra como herencia del saqueo colonial han sido expropiados. El régimen de Mugabe fue entonces el blanco de ataques cada vez más violentos, amenazas de intervención armada y de sanciones económicas para asfixiar al país. Se puede leer, en el editorial de In Defense, boletín de Social Party of Azania (SOPA) reproducido aquí, lo que un periodista independiente sur-africano, Dali Tambo (hijo de uno de los principales líderes históricos del ANC, Olivier Tambo), que viajó a Zimbabue, constató desde el punto de vista de los resultados de esta reforma agraria que ha permitido, en una década, un desarrollo de la producción y una diversificación de la agricultura de Zimbabue.
El profundo apego del campesinado negro a lo que considera como una conquista esencial es un factor de movilización revolucionaria no sólo en Zimbabue, sino también para toda la región, en particular en África del Sur donde veinte años de aplicación de los acuerdos de Kempton-Park bajo la dirección del gobierno tripartito (ANC-COSATU-Partido Comunista) han prohibido toda reforma agraria a favor de la mayoría negra.
La otra pregunta esencial en el centro de las elecciones ha sido la de la política de “indigenización”. Esta política, llevada desde el 2007, se aplica a las empresas que pertenecen a extranjeros y que valen menos de 500 000 dólares, en particular las minas que deben ceder una parte de su capital para que ninguna empresa extranjera disponga de más del 49% del capital, el 51% quedando en todo caso en manos del Estado (por mediación de un fondo soberano) o a propietarios de Zimbabue.
Es esta regla del 51/49 la que ha desencadenado nuevos y virulentos ataques contra Zimbabue. Es esta, la política que Mugabe se ha comprometido a seguir aplicando y profundizando. Es esta misma política la que ha sido denunciada por el jefe de la oposición como “política que desalienta las inversiones”.
“¡No toquéis a Zimbabue!” (Llamamiento del SOPA)
Así se comprende que en África del Sur estas elecciones estén en primera fila de las preocupaciones políticas más inmediatas. El presidente de África del Sur, Jacob Zuma, se ha sentido obligado a tomar sus distancias con uno de sus consejeros que había atacado al presidente Mugabe. Porque la cuestión de la propiedad de las minas (en posesión de las grandes multinacionales tales como Lonmin donde la policía disparó sobre los huelguistas hace justo un año en Marikana) como la cuestión de la tierra – que en África del Sur sigue siendo propiedad de blancos que la habían acaparado en tiempos del apartheid – son cuestiones explosivas tanto en África del Sur como en Zimbabue.
El SOPA (Partido Socialista de Azania), que participa a las actividades del Acuerdo Internacional de los Trabajadores y de los Pueblos, y en el que luchan los militantes trotskistas, tiene toda la razón de tomar posición así: “Proclamamos: no toquéis a Zimbabue! Zimbabue ya no es una colonia. Es el país de un pueblo libre, no debe haber ninguna intervención extranjera”.
Editorial de In Defense, publicación del Socialist Party of Azania (SOPA), julio de 2013
Los acontecimientos recientes a propósito de las elecciones en Zimbabue
En este número de In Defense queremos recordar todas las posiciones que hemos tomado en el pasado en defensa de la revolución en Zimbabue. Hoy, una vez más, hay amenazas de violencia contra el pueblo de Zimbabue por parte de los que están defraudados por la perseverancia de la revolución.
Rechazamos incondicionalmente todas las intervenciones en Zimbabue porque Zimbabue es un país soberano. Los asuntos internos de Zimbabue son asunto del pueblo de Zimbabue y los tiene que resolver él y nadie más. Los partidarios de la guerra ya están agrupando sus ejércitos alrededor de las fronteras de Zimbabwe con diferentes pretextos, pero nosotros decimos: ¡No toquéis Zimbabwe! Zimbabwe no es una colonia. Es el país de un pueblo libre. No debe haber ninguna intervención extranjera de ningún tipo.
Las últimas elecciones en Zimbabue las ganaron Mugabe y su partido, el ZANU-PF, a pesar de las campañas encarnizadas organizadas por el imperialismo. Una parte de lo que se decía en aquel entonces era un insulto a la soberanía de Zimbabue al calificarlo ya de “Estado en delincuencia” por la reforma agraria que Mugabe había iniciado. Se afirmaba que ese programa era un suicidio político por parte de Mugabe y de su ZANU-PF y que iba a ser un fracaso.
Recientemente, la emisión de Dali Tambo emitida por la SABC (South African Broadcasting Corporation – radio pública surafricana) presentó un documento bien informado sobre el programa de reforma agraria en Zimbabue.
Según las observaciones hechas en esta emisión por su productor y realizador Dali Tambo, el hijo de Oliver Reginald Tambo, el dirigente de la ANC que se mantuvo más tiempo en el puesto y el que tuvo más éxito, el programa de Reforma agraria ha sido un éxito formidable.
Hecho muy alejado de las esperanzas de los antiguos oponentes de la lucha de Zimbabue en el sentido en que el programa ha alcanzado hasta ahora tasas de éxito increíbles.
Lo que los campesinos blancos han tardado en hacer más de veinte años con el apoyo total de los países que hoy se oponen a Mugabe, los campesinos negros a los que Mugabe ha dado haciendas y tierras las han usado bien y hasta en ciertos casos han hecho mejor que los campesinos blancos en un tiempo más breve, en menos de diez años para decirlo con exactitud.
Al contrario de lo que el imperialismo y los países occidentales quisieran hacernos creer y hacernos saber, la revolución agraria en Zimbabue ha alcanzado alturas que no habían alcanzado nunca durante el régimen colonial en este país que entonces era Rodesia. Hoy en Zimbabue las haciendas que han sido retomadas por el pueblo han mostrado un nivel de productividad que dobla la productividad de los hacenderos colonialistas de entonces. El pueblo de Zimbabue ha desvelado claramente la mentira que manifiesta que todo lo blanco es excelente.
Durante un periodo de diez años, conviene valorar la reforma agraria de Zimbabue como un logro comparado con los desarrollos menos progresistas del periodo colonial. Lo que los Blancos no han logrado realizar durante los 20 años de represión y de apoyo occidental a Zimbabue, el pueblo de Zimbabue lo ha logrado a pesar de la falta de recursos y de apoyo del imperialismo y de los antiguos colonizadores como Gran Bretaña. El programa de indigenización de Mugabe, del que el gobierno de Zimbabwe resalta el hecho de que 51% de todos los minerales, en particular las minas, son del pueblo de Zimbabue, ha permitido reconstruir positivamente la economía de Zimbabue a pesar de la gran ira del imperialismo.
Lo que era considerado como un Estado delincuente se ha vuelto sin duda alguna un Estado que acierta, y sin embargo la posición del imperialismo no ha cambiado en lo que se refiere a Mugabe y su ZANU-PF. Con el apoyo de su substituto, el MDC, que no para de llamar a la comunidad internacional a aislar y atacar Zimbabue, se abre una vez más la posibilidad de una intervención militar en Zimbabue.
No cabe duda que hay una voluntad de utilizar nuestro país para este tipo de objetivos. El gobierno de Zimbabue no sólo ha tomado la tierra entre las manos de los Blancos que la habían robado a los habitantes de Zimbabue Negros por la violencia y el asesinato, si no que también ha tomado el control total de todos los recursos y de todas las riquezas.
Algunas voces se han levantado contra Mugabe y las elecciones de Zimbabue que vienen de algunos responsables del gobierno sudafricano, en la persona de la Señora Zula, consejera del Presidente Jacob Zuma para asuntos exteriores, que dijo representar al Presidente Zuma en sus palabras, lo que ha hecho que el Presidente Mugabe la ha calificado de “idiota” con este comunicado: “Invito el Presidente Zuma a que haga que esta mujer y su entorno dejen de hablar de Zimbabue”.
El buró del Presidente Zuma se ha desolidarizado de las declaraciones de Lindiwe a propósito de Zimbabue al decir que las declaraciones “no estaban autorizadas y que son mal venidas y torpes. Algunas declaraciones también eran inexactas”. Pero también hay una gran inquietud a propósito de la presencia del ejército norteamericano en África del Sur y en Botswana en este periodo crítico en Zimbabue.
Nos negamos a dar nuestra confianza al ejército norteamericano y a la administración norteamericana, en particular cuando hay problemas en nuestro continente.