(Publicado en la Carta Semanal 691 – ver en catalán)
Hace ahora exactamente un año, los atentados terroristas en Cambrils y Barcelona sacudieron a nuestro país. Las motivaciones de los terroristas están lejos de ser explicadas (la prensa ha publicado estos días que el Imán de Ripoll, al parecer el organizador de ellos, fue visitado en varias ocasiones por agentes del CNI en años anteriores cuando estaba en al cárcel por motivos de delito comunes). Sin duda alguna en un futuro, que deseamos cerca, los “informes “policiales secretos serán publicados. Aunque hay que entender que bajo este régimen monárquico la acción de las cloacas del Estado es ocultada como norma. Una razón de mas para acabar con este régimen e instaurar la democracia.
Recordemos que en la gran manifestación que se realizo en Barcelona el 26 de agosto de repudio a los atentados el hecho mas significativo fue el rechazo masivo al Rey y a Rajoy. Las pancartas mostrando las relaciones del Rey con el de Arabia Saudita y las responsabilidades del Estado español en el trafico de armas, mostraron el cinismo de unos gobernantes que repudian el terrorismo y alimentan a regímenes que, como el saudí, desarrolla su tiranía contra los residentes en Arabia y el terror contra el pueblo yemení.
El hecho de que además estos atentados se realizaran en Barcelona y en Cambrils, en un momento en que la inmensa mayoría del pueblo catalán (mas del 80 por cien) exigía el derecho a decidir, daba una especial relevancia a la presencia del Borbón. En efecto, la monarquía y sus instituciones intentaron usar el antiterrorismo para potenciar su presencia y prepotencia en Cataluña negando los derechos nacionales. Le salió el tiro por la culata, como se vio en la manifestación. Después del 1 de octubre, el día 3 el monarca con aires franquistas declaró la guerra al pueblo catalán y a todos los pueblos del Estado. De ahí que hasta hoy los actuales dirigentes elegidos por el pueblo catalán no le reconozcan. El año pasado fue abucheado, este año merece el desconocimiento y desprecio.
Han pasado doce meses cargados de acontecimientos políticos de primer orden. Pero en estos doce meses, si bien Rajoy calló las aspiraciones de los trabajadores y los pueblos, estos siguen a la expectativa.
La Monarquía en primera línea
Si el Rey estaba en primera línea hace un año, hoy mucho más y más desprestigiado. La aspiración a la República tiende a ser la bandera del cambio democrático. Los pueblos no puede vivir con este régimen, amenazados en sus conquistas sociales y democráticas. Es bueno recordar que uno de los elementos más significativos que hizo caer a Rajoy fueron las movilizaciones masivas de los jubilados que gozan del apoyo de toda la clase y la juventud. El nuevo gobierno, que promete y promete, sabe que tiene en su agenda un problema que no se resuelve con las medidas parciales aplicadas (de recuperar el IPC).
La tradicional reentre política de septiembre se ha adelantado, por un lado porque el aniversario del 17 de agosto y las ceremonias previstas ponen de nuevo en centro la cuestión catalana y el papel de la Monarquía. Por el otro porque de promesas no se come y como decía el 8 de agosto José María Álvarez, secretario general de la UGT, “excesivos anuncios del gobierno y necesidad de implantar medidas inaplazables” y el tiempo de gracia se acaba. Se acaba para los trabajadores porque para los empresarios declararon desde el primer día su oposición al Gobierno.
Y el tiempo corre también para Cataluña.
Felipe de Borbón anuncia su llegada a Barcelona este 17 de agosto para presidir los homenajes. Pedro Sánchez lo aprueba e incluso el portavoz de Podemos en el Senado, Ramón Espinar, respalda la visita del Rey.
O sea que, en nombre de las instituciones heredadas y del capital financiero, Felipe de Borbón vendrá a Barcelona para decir claramente al pueblo catalán que no tiene derecho a soñar con ejercer sus derechos más elementales.
Se engaña quien crea que es un problema catalán. No es por casualidad que al mismo tiempo PP y Ciudadanos condenen la aplicación de la ley a los presos vascos que han sido simplemente acercados a las cárceles vascas. Insistimos, como dice la ley penitenciaria. Pero las declaraciones del PP son insuficientes. No hay que olvidar que el PP esta lejos de haber cerrado su crisis, con un nuevo dirigente amenazado por lo del master, que se pasea con lo peor de cada casan(estaba en Colombia con el nuevo presidente cuando se realizo el atentado a Maduro por parte de sicarios colombianos).
El Rey tiene que estar en primera línea, como recurso indispensable, ante el hundimiento del PP y la fragilidad del nuevo gobierno.
Es por ello que no es una ayuda para el pueblo catalán que algunos dirigentes catalanistas se limiten a declarar que Cataluña no tiene Rey. El combate contra la Monarquía es un asunto de todos los pueblos.
Republica es inseparable de las libertades para todos los pueblos y de los derechos sociales
La presencia del Rey en Barcelona viene a confirmar por pasiva que conseguir el derecho a decidir es una tarea conjunta de todos los pueblos y se relaciona con el combate de los trabajadores que son una sola clase en todo el Estado por su reivindicaciones.
La reciente movilización de los taxistas lo demuestra de nuevo. De Barcelona a Madrid, pasando por Valencia y Bilbao reivindicaciones comunes en contra de la “uberizacion” y la superexplotación. Es curioso el silencio de muchas fuerzas políticas que dicen hablar en nombre de los pueblos.
Porque Republica es inseparable de derechos sociales. Republica no es continuar los recortes y seguir con la misma política de austeridad dictada por el capital financiero. Ningún trabajador apoyaría esa Republica.
Es por ello que ante la visita del Rey, la juventud, los trabajadores, los pequeños comerciantes, optan por la protesta activa o por hacer el vacío.