Intervención de clausura del VIII Congreso Mundial de la IV Internacional

(publicado en la Carta de la IV Internacional nº 8 – 16 de mayo de 2013)

BanderaIVEs justo terminar el VIII Congreso de la IV Internacional con alegría, porque es la expresión misma de la esperanza y de nuestra determinación. El buró que ha dirigido los trabajos de la última jornada me ha hecho el honor de clausurar los trabajos de nuestro congreso. El camarada que me ha precedido ha agradecido a todos los que han contribuido al éxito de los trabajos de nuestro VIII Congreso porque, sin ellos, no habríamos podido dialogar, debatir en las mejores condiciones.

Permitidme en primer lugar saludar la memoria del camarada Philippe Larsimont de Bélgica que nos ha dejado. Era un dirigente de la IV Internacional, el principal dirigente de la sección belga. Permitidme también saludar la memoria del camarada Gulzar de Pakistán, que también nos ha dejado. Era el principal dirigente de la sección pakistaní y un dirigente en la lucha de clases en el movimiento obrero de su país. Ambas desapariciones han tenido su impacto en nuestras dos secciones, en Bélgica y en Pakistán. Pero los camaradas han seguido adelante; han resistido; reconstruyen las secciones de la IV Internacional conscientes de sus responsabilidades de aportar respuestas en Bélgica y en Pakistán, donde las condiciones son sumamente difíciles, por la propia ausencia de nuestros camaradas de la sección pakistaní. Y ésa es, camaradas, la expresión de la fuerza de nuestro programa de donde sacamos nuestra propia fuerza. Saludo igualmente la memoria de Marie-Claude Schidlower, miembro del Consejo General y de la dirección de la sección francesa de la IV Internacional.

Mustafá Ben Mohamed

Mustafá Ben Mohamed

Permitidme asimismo saludar al camarada Mustafá Ben Mohamed(1) que lucha contra la enfermedad. Según las informaciones que nos han llegado resiste y lucha, porque siempre fue un resistente y un luchador. Los camaradas le han transmitido el saludo del VIII Congreso. Evidentemente, deseamos a nuestro camarada un pronto restablecimiento, porque ese camarada encarna la continuidad del combate desde el movimiento nacional argelino por la independencia de Argelia hasta hoy y encarna el vínculo entre el movimiento nacional argelino dirigido en la época por Messali Hach y la IV Internacional. Mustafá Ben Mohamed, como internacionalista que es, contribuyó a que la sección francesa de la IV Internacional se reconstruyese sobre la base de su boletín. El boletín que decidió editar Pierre Lambert tras la escisión revisionista de 1953. Él era el que, con la ciclostil, reproducía los boletines que escribía Pierre Lambert y que otro camarada pasaba a máquina. Y, en Argelia, fue él quien editó el primer boletín del primer núcleo de revolucionarios. Lo hizo en el sótano de la casa donde vivía. En el sistema de partido único, y cuando el primer número salió, lloró. Lloró porque sabía que a partir de ahí, a partir de ese boletín ciclostilado, iba a ser posible agrupar sindicalistas, militantes obreros para poner las bases de una organización.

Camaradas, realmente considero que es el primer congreso de la IV Internacional desde la desaparición de Pierre Lambert. Porque, en realidad, el VII Congreso fue una respuesta de la dirección, una respuesta de los cuadros y militantes a todos los que esperaban que con la desaparición de Pierre Lambert iba a desaparecer la IV Internacional, como sucedió con algunas corrientes centristas. Y había que dar esa respuesta organizada y a través de las iniciativas y la discusión para decir: la continuidad es ésta y va a mantenerse. Hoy, el VIII Congreso ha hecho una demostración más, apoyándose en el legado que nos dejó  Pierre Lambert, en las tradiciones de la IV Internacional, las luchas, los legados de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht.

Naturalmente, esos dirigentes, esos combatientes no podían conocer el desarrollo actual de los acontecimientos a escala internacional. No podían prever la traición de los partidos que se reclaman fraudulentamente del socialismo y de la clase obrera, los partidos de la II y la III Internacional, no podían prever el nivel de putrefacción del sistema de propiedad privada de los medios de producción, las traiciones a las que se sumó el pablismo revisionista desde 1953. Traiciones que han permitido que el sistema capitalista perdure trayendo consigo la barbarie, las guerras, el caos, la destrucción de las conquistas logradas con arduas luchas, la destrucción de las naciones, de las soberanías nacionales, incluso en países imperialistas como, por ejemplo, en Grecia.

Más que en ningún periodo anterior, tenemos ahí la confirmación más plena de la justeza de nuestro programa, el programa fundacional de la IV Internacional. Tenemos la confirmación más plena de que las condiciones objetivas están más que maduras para la revolución, y su pudrimiento se acelera debido al callejón sin salida del sistema de propiedad privada de los medios de producción, que se mantiene gracias a los aparatos y a las traiciones, poniendo en peligro la propia existencia y la continuidad de la civilización humana; poniendo a la orden del día al mismo tiempo la necesidad de reunir las condiciones subjetivas para ayudar a la clase obrera y al pueblo, para acabar con el sistema de propiedad privada de los grandes medios de producción; es decir, para resolver la cuestión crucial de la dirección revolucionaria del proletariado.

Camaradas, este VIII Congreso ha puesto en el centro de sus objetivos la construcción de las secciones de la IV Internacional con la línea de la transición: defensa de las organizaciones de la clase, construcción de partidos obreros independientes, ayudar a la organización de la juventud. Sí, camaradas, pues nos incumbe la responsabilidad de abrir una salida que requiere formas organizativas adaptadas a escala nacional y a escala internacional; construir el partido mundial de la revolución. La discusión que ha tenido lugar entre nosotros durante estos cuatro días es de una riqueza extrema en la orientación del frente único obrero, del frente único antiimperialista. Confirma nuestra determinación de insertarnos plenamente en nuestra clase, cosa que ya está produciéndose, que ya es realidad en muchos países para estar en vanguardia de las luchas, cuando en muchos lugares se abren, tras Túnez y Egipto, situaciones revolucionarias producto de las condiciones objetivas que impone a la humanidad el sistema de propiedad privada de los medios de producción.

En el transcurso mismo del congreso, hemos conocido la amenaza que pesa sobre Argelia, que nos interpela. Sabemos que el PT está ya movilizado en defensa de la soberanía de Argelia. En efecto, desde 2011 el PT se ha fijado el objetivo de prepararse para cualquier eventualidad: en primer lugar, que haya elecciones y eventualmente participar en ellas como tribuna para ante todo reforzar el partido y para presentar al pueblo argelino la salida en la línea de la Asamblea Constituyente, de la ruptura con el imperialismo, que implica desde luego la lucha con la UGTA en la orientación del Partido Obrero basado en los sindicatos.

En segundo lugar, la hipótesis de la evolución de la lucha de clases, que se intensifica cada vezmás en Argelia, su evolución hacia la apertura de una crisis revolucionaria, lo que plantea la responsabilidad de encuadrar este proceso.

En tercer lugar, hacer frente a la injerencia, en caso de que se produzca una intervención extranjera –cosa a la orden del día– quiere decir ponerse en la tesitura del partido que defiende a la nación, que defiende la revolución argelina y su continuidad. Es lo que nos enseñó el camarada Pierre Lambert. Si Elath, en Argelia, está en estado de alerta máxima, los procesos que hemos analizado en este congreso ponen en el centro, en lo que nos concierne, el despliegue de toda la Internacional en la línea del frente único antiimperialista en defensa de Argelia, contra la intervención militar del imperialismo norteamericano y de sus aliados en la región y en Europa.

Hemos concentrado la discusión en esta cuestión y en las determinaciones adoptadas por este VIII Congreso para elaborar y definir las condiciones de una intervención unificada pero que respete al mismo tiempo las formas nacionales. Hemos utilizado nuestro método, que refleja una vez más nuestra decisión de pesar en el curso de los acontecimientos, de organizar la movilización en todas partes aprovechando todos los puntos de apoyo, dirigiéndonos ante todo a las organizaciones de la clase obrera, porque corresponde a la clase obrera la responsabilidad de defender las naciones en los países oprimidos, de plantear las cuestiones democráticas nacionales.

Camaradas, en este congreso, desde luego, hemos hecho avances enormes y esto ha estado presente todo el rato en las intervenciones. Avances en primer lugar en la intervención práctica en el terreno de la lucha de clases. Se han tomado iniciativas, y de ahí la riqueza y la diversidad de la discusión. Pero también hemos registrado más en concreto peticiones de afiliación a la IV Internacional, peticiones de afiliación de secciones, de militantes, como producto de la discusión, de la lucha emprendida por militantes de la IV Internacional con los trabajadores, con los sindicalistas.

Camaradas, el camarada Lambert decía antes de su desaparición, nos repetía a los dirigentes de la Internacional: “Camaradas, tendréis que ver cómo os las arregláis, por mi parte tendré toda la eternidad ante mí”. Claro, lo decía riéndose. Por eso hay que recordar que Argelia siempre ha ocupado un lugar particular para el camarada Pierre Lambert. No era simplemente una cuestión afectiva, sino que combatir al imperialismo francés, combatir al colonizador, combatir a su propio imperialismo era una tarea central para la sección francesa de la IV Internacional, que en realidad encarna la continuidad de la IV Internacional desde su fundación. Porque siguió paso a paso la constitución de núcleos, pero siguió también paso a paso, mediante discusiones con los dirigentes de la revolución, cómo prestar la ayuda necesaria para la victoria del pueblo argelino contra el imperialismo francés, en aras de la emancipación nacional que reproduce y materializa la esencia misma del Programa de Transición y del internacionalismo proletario.

Sí, ese camarada formó generaciones y generaciones de militantes y de cuadros, les formó en el marxismo, en el trotskismo y en su método, del que desprendía la orientación en defensa de las naciones, en defensa de la clase obrera y de sus organizaciones. El VIII Congreso es hoy la expresión consciente de esta continuidad, de este método, cuando acaba de adoptar dispositivos organizativos para establecer progresivamente burós continentales y en África burós regionales para unificar nuestra intervención, para ayudar a todos los militantes y a todas las secciones de la IV Internacional. Sucede esto en el momento en que se plantean a la humanidad los mayores desafíos. Porque o bien se abre a la humanidad la perspectiva del socialismo que liberará a la humanidad de la explotación y de la opresión, o vamos a la barbarie. Pues bien, estoy segura de que los militantes de la IV Internacional, a los que representáis aquí como delegados, estarán en vanguardia de los combates, en vanguardia de ese combate vital y decisivo.

¡Viva la IV Internacional!

29 de abril de 2013

 


(1) El camarada Mustafá Ben Mohamed ha muerto la noche del 13 de mayo de 2013. Le rendiremos homenaje en una próxima Carta de la IV Internacional.

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