Carta Semanal 869 en catalán
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El POSI, como sección de la Cuarta Internacional, colabora en estos momentos en una campaña por la libertad de Elie Domota, militante obrero de la isla de Guadalupe.
Guadalupe es oficialmente un “Departamento de Ultramar” de la República Francesa. De hecho, es un enclave colonial, con índices de paro que doblan los de la metrópoli, con los sistemas de educación y sanidad aún más desmantelados, con una buena parte de la población (100.000 de 360.000) envenenada por el Clordecona (pesticida altamente tóxico que ha generado una crisis sanitaria y humanitaria en Guadalupe y Martinica, presentando ambas islas las dos tasas más altas de cáncer de próstata del mundo y una tasa de nacimientos prematuros cuatro veces más alta que el promedio de Francia.).
Desde hace cuatro meses ante el intento del gobierno colonial francés de imponer la vacunación obligatoria y el pase sanitario, se inició en la isla una poderosa movilización, organizada por un colectivo de Organizaciones en Lucha, a iniciativa del LKP (Colectivo contra la Brutal Explotación), que reúne a 50 organizaciones obreras, populares y culturales.
Domota es portavoz del LKP y hasta hace poco ha sido secretario general de la UGTG, sindicato mayoritario. (La UGTG fue uno de los primeros sindicatos que se pronunció por la derogación del 315.3 del Código Penal de España y contra la represión sindical en nuestro país). Fue detenido en una manifestación, en la que la gendarmería colonial organizó una auténtica provocación.
El internacionalismo, parte esencial de nuestra actividad
La campaña por la libertad de Domota es una acción internacionalista práctica. Los militantes del POSI practicamos el internacionalismo no como un deber moral, sino como una necesidad de luchar por el frente único, y así construirnos, ya que la lucha de clases es internacional en su contenido, aunque tenga formas nacionales. Nuestro partido forma parte de una corriente internacional. Somos una sección de la Cuarta Internacional. Nuestro partido es la internacional, cuya acción no puede entenderse sin agrupar fuerzas a escala internacional frente a la dominación imperialista. Con el Acuerdo Internacional de Trabajadores agrupamos representantes sindicales en ocasión de la Conferencia anual Internacional del Trabajo.
Combatimos buscando la acción común contra la opresión colonial del Estado francés, del mismo modo que luchamos por la devolución incondicional al pueblo de Marruecos de Ceuta, Melilla y todos los enclaves coloniales de España en África.
En el marco europeo en que nos movemos combatimos contra la Unión Europea, instrumento del capital financiero, en la perspectiva programática de los Estados Unidos Socialistas de Europa.
Así lo hacemos porque no hay salida española a la crisis. Ante la descomposición del mercado mundial capitalista, la salida no es «autárquica», no puede ser el pretendido «socialismo en un solo país”, política estalinista que ha llevado, paso a paso, a la restauración capitalista en la URSS y los países del Este de Europa. Hoy, el pretendido “socialismo en un solo país” amenaza las conquistas obreras y la expropiación del capital que tuvo lugar tras profundos procesos revolucionarios en China, Cuba o Vietnam.
Un internacionalismo práctico
Esto implica no solo grandes afirmaciones, sino practicar un internacionalismo práctico. Por tanto, los militantes del POSI y de todas las secciones de la Cuarta Internacional desarrollamos campañas internacionales, campañas de frente único, en defensa de los militantes y de las reivindicaciones, junto con otras fuerzas militantes.
En enero de 1991 las secciones de la Cuarta Internacional, y, entre ellas, el POSI, partiendo de la crisis mortal que sacudía el aparato internacional de Kremlin y todos los partidos comunistas, y la incapacidad de la socialdemocracia que por sus políticas se había convertido a escala internacional prácticamente en una institución más del orden mundial (sin que ello haya cambiado automáticamente la realidad de cada sección nacional, lastradas por la colaboración con la propia burguesía), organizamos junto a militantes, organizaciones y corrientes que se orientaban en una línea de independencia de clase una Conferencia Mundial Abierta en Barcelona. Estábamos en vísperas de la guerra contra Iraq (en la que participaban el Estado español y muchos otros) y en esta Conferencia se aprobó un manifiesto “contra la guerra y la explotación”, para ayudar a organizar el combate y la movilización independiente del imperialismo y sus aventuras militares, a menudo disfrazadas de “antiterroristas” o, incluso, de «humanitarias».
En noviembre de 2017 en una Conferencia en Argel, el Acuerdo Internacional de los Trabajadores y los Pueblos, que se formó en Barcelona, promovió la constitución de un Comité Internacional de Enlace e Intercambio (CILE), a partir del cual, asociando ampliamente a corrientes obreras e internacionalistas de todos los continentes, de distintos orígenes y orientaciones políticas, impulsamos todas las campañas internacionales.
En 2018 una campaña internacional contra el procesamiento de dirigentes catalanes tras el referéndum independentista culminó en un acto en enero de 2019 en Madrid.
Hace dos años una campaña mundial, en más de 100 países, por la libertad de Luisa Hanune, portavoz del AIT y destacada promotora del CILE, logró su objetivo.
En estos momentos, a iniciativa del CNRR francés y de la organización griega NAR, las secciones de la IV Internacional preparan una conferencia europea de militantes, organizaciones y colectivos que combaten por los derechos obreros y contra la Unión Europea, institución al servicio del capital financiero.
Hemos de señalar que, dentro del combate por la derogación del artículo 315.3 del Código Penal y en defensa del derecho de huelga, una comisión internacional con participación de CCOO y UGT organizó una campaña internacional por la libertad de los 8 de Airbus y otros 300 sindicalistas, con un mitin internacional en Madrid, y se llevaron a cabo delegaciones a las embajadas españolas en distintos países de Europa y América. Un combate que dio sus frutos, primero con la libertad de la mayor parte de sindicalistas encausados y luego cuando ese artículo destinado a perseguir a los piquetes de huelga fue finalmente derogado. Un acto en el auditorio de CCOO de Madrid llevó a continuar el combate internacional por la libertad sindical, el derecho de huelga y la derogación de la ley mordaza.
En esta actividad internacionalista, buscando agrupamientos con otras fuerzas que luchan por las reivindicaciones y los derechos de los trabajadores y los pueblos, desarrollamos campañas frecuentes, que son un elemento práctico de lucha, y que son, también, un elemento de educación del movimiento obrero. Como la que hemos comentado al comienzo de esta carta en defensa del compañero de Guadalupe, como las campañas en defensa de los militantes palestinos y del sindicato de trabajadores árabes de Nazaret, la campaña contra la detención del militante ruso Igor Kuznetsov, o como se hizo en la campaña por la derogación del 315.3.
Se trata, en todos los casos, de campañas de solidaridad obrera, algo muy diferente de las actividades de «cooperación”, llevadas a cabo por las ONG, organizaciones subvencionadas por los gobiernos, cuya actividad está estrechamente ligada a la política exterior de los gobiernos de los países imperialistas. Un batiburrillo que agrupa a los llamados “cooperantes”, a los «misioneros» y a las intervenciones militares “humanitarias” o las “misiones de paz», organizadas por otra institución al servicio del capital financiero, la ONU…
Esta actividad internacionalista nos enfrenta al régimen de la Monarquía, un eslabón destacado de la acción del imperialismo, en particular con relación a América Latina y el Magreb.
Como estado imperialista, subsidiario del imperialismo dominante, el de los EEUU, la Monarquía forma parte de la OTAN, participa en sus acciones militares (Libia, Afganistán…) y pone a disposición de las fuerzas armadas de los USA bases militares como la de Rota y la de Morón de la Frontera, que alberga un contingente de marines cuya misión declarada es intervenir militarmente en el Norte de África y el Mediterráneo cuando lo requieran los intereses de los Estados Unidos.
La lucha por la salida de España de la OTAN y por el cierre de las bases militares yanquis, abandonada hoy por muchos dirigentes del movimiento obrero, es parte de la actividad internacionalista que toda organización obrera y todo militante obrero consciente debe mantener. Por ello, rechazamos la prevista celebración de la cumbre de la OTAN, prevista en Madrid para el 29 y 30 de junio de 2022, y participaremos en las movilizaciones que se preparan contra ella.