Estados Unidos: dos meses y medio de levantamiento

(Publicado en la Carta Semanal 795 ver en catalán)

Sesenta y seis días seguidos llevaban los vecinos de Portland manifestándose desde el asesinato de George Floyd. Portland en el estado de Oregón, en la costa del Pacífico, es la gran ciudad de los Estados Unidos en la que menos negros hay (un 6,3%). Se manifiestan en torno al palacio de justicia, “Las vidas de los negros importan”, “no al estado policial”. Los manifestantes han echado abajo dos barreras que les impedían acercarse a ese edificio. Ahora han puesto grandes bloques de hormigón y barras de acero, que intentan paran a los manifestantes.

Con el pretexto de proteger ese palacio de Justicia, Trump ha enviado, pasando por encima de las autoridades locales, fuerzas federales de fronteras y otros cuerpos. Es la militarización: con uniformes de campaña anónimos, sin ninguna identificación, lanzan gases lacrimógenos, disparan pelotas de goma, intervienen para despejar el terreno, detienen manifestantes y se los llevan en vehículos sin identificar. No tienen ninguna preparación para ello y pisotean la ley.

Trump tuitea que hay que proteger a la ciudad de los ‘anarquistas’, y las autoridades locales dicen que son pacíficos manifestantes que llevan ahí más de dos meses. Trump no sabe cómo terminar con esas persistentes manifestaciones. Su recurso a las fuerzas federales levanta la oposición en el ejército y en el Congreso. Pero sobre todo, crecen las manifestaciones en solidaridad con los de Portland en la cercana Seattle, en Oakland, en otras ciudades de los Estados Unidos. Trump envía fuerzas federales a Seattle y Kansas City y anuncia mandarlas a Chicago.

Al cabo de diez días, el treinta de julio, el Gobierno anuncia vergonzantemente que retira las fuerzas federales de Portland. Siguen las manifestaciones, chocando con los mediadores demócratas que tratan de alejarles del palacio de Justicia,

Si Trump hace campaña electoral como salvador del orden, los demócratas hacen campaña electoral por reducir el gasto policial. En realidad, en ciudades gobernadas por demócratas como Oakland la policía local es la que ha herido a más manifestantes. Ni demócratas ni republicanos dan respuesta a la movilización que lleva dos meses y medio en las calles de todos los Estados Unidos,

Lo que provoca y alimenta el levantamiento

Manifestantes negros llevan todo este tiempo juntos en las calles con jóvenes blancos y otras minorías, enfrentados a las instituciones, porque comparten una situación insoportable.

Es insoportable la discriminación de la población negra. Pero también lo son 40 millones de parados. Han despedido de golpe, con el coronavirus, más de 20 millones. Jóvenes de cualquier color han sido despedidos. Buena parte de ellos tenían un contrato o un convenio colectivo. Ahora, a diferencia de España, no tienen seguro de paro, sino unas ayudas. Pero, al estar en paro pierden el seguro de enfermedad que les proporcionaba la empresa. Se encuentran en el paro y sin asistencia sanitaria, con unas ayudas. Y también están los precarios. Ahora, son innumerables los negros y los jóvenes blancos que se encuentran ya sin ninguna ayuda, sin nada, buscando trabajo como otros 40 millones.

Mientras, como en el Estado español, se han encontrado expuestos a todos los virus los sanitarios, los del transporte, los del metal, los que barren y mantienen, los que llaman “trabajadores esenciales”, que garantizan con gran esfuerzo los servicios de todos sin la protección precisa. Y hay otros que han encontrado en el teletrabajo una nueva forma de sobreexplotación.

La rebelión de millones en los Estados Unidos no solo es contra el racismo, sino contra la política del imperialismo más poderoso, que como otros gobiernos y patronales ha aprovechado el coronavirus para llevar a millones de los trabajadores a situaciones imposibles. Ha utilizado el confinamiento para liquidar derechos y conquistas.

Las instituciones del más poderoso estado del mundo son antinegras, y son profundamente antiobreras, desprecian el derecho al trabajo y a la salud.

Ninguna reforma de la policía lo resolverá, porque la policía está al servicio de los amos,  toda policía ejerce violencias de Estado. Lo que hay que cambiar son los gobiernos y fundamentalmente liberarse de esos Estados.

Para ello lo fundamental es que los trabajadores se organicen. En los Estados Unidos, que nunca han tenido un partido obrero representativo, donde gobiernan dos partidos de los patronos, hay un gran trabajo de organización pendiente, pero se han dado ahora algunos pasos. Para organizar las manifestaciones, aquí se  juntaban diez, allí veinte. Las compañeras y los compañeros discutían qué vamos a hacer ahora, qué objetivos nos damos. Establecían contactos con otros grupos, contrastaban propuestas. La IV Internacional, con otros compañeros, apoya incondicionalmente ese movimiento y tiene como tarea, en los Estados Unidos y en los demás países participar en esa discusión, en esos pasos organizativos, pues solo de ellos saldrá la dirección que requiere el gran movimiento, en el que deberían participar las instancias sindicales. No tenemos nada que ver con los que andan repartiendo recetas de soluciones prefabricadas y levantando banderines para que la gente se apunte.

El lugar del movimiento negro de los Estados Unidos

En el número 29 de Combate Socialista, los lectores encontrarán algunas explicaciones del carácter único del movimiento negro norteamericano. Esclavos, que cuando consiguieron la emancipación, no recibieron indemnización, se encontraron sin nada y enseguida fueron sometidos a leyes discriminatorias para impedir que participasen en la vida social y política. Hasta hace poco no han tenido derecho de voto y ahora buena parte de ellos no pueden ejercerlo por multas y otras trabas. Hasta hace no mucho no podían afiliarse a algunos sindicatos.

Esa población negra ha tenido que crear sus costumbres, su historia como pueblo, en los Estados Unidos,.

Es justo hablar del racismo estructural. Un ejemplo que ha saltado en los últimos días: los sanitarios negros tienen el doble de posibilidades que los demás sanitarios de contraer la covid-19. El 62% de los sanitarios fallecidos por ese virus, han sido negros. Por ejemplo, muchos sanitarios negros trabajan en medios deprimidos, más contaminados, y sin siquiera mascarillas N-95.

La mortalidad infantil es el doble entre los negros que entre los blancos. El riesgo de que te mate un policía es 2,5 veces más si eres negro. El riesgo de tuberculosis, es 4 veces mayor si eres negro. Y aquí hay un dato sobre los latinos. Los latinos sufren una gran discriminación, su riesgo de tuberculosis es muy elevado. Pero si eres latino nacido en los Estados Unidos tienes el mismo riesgo que un blanco. Dicho de otro modo, un latino es un inmigrante, pero el hijo de ese latino, nacido en los Estados Unidos, es norteamericano. Eso no pasa con los negros, el hijo es tan negro como su padre, pertenece a otra categoría. Están marcados como hijos de esclavos.

Gran parte de la población negra está encerrada en barrios negros, en los que la policía interviene a golpe de porra, cuando no a tiros, en los que la pobreza roe todo, y ahora la privatización de escuelas echa a las familias negras, y los transportes escasean. Todo ello bajo la dirección de los ayuntamientos, la mayor parte en manos del Partido Demócrata, el viejo partido de los esclavistas. Esto no cambió con Obama.

Está totalmente justificada la desconfianza de los luchadores negros en los apoyos que vengan marcados por el poder económico y político blanco. Tienen todos los motivos para desconfiar de las izquierdas norteamericanas. Están hartos de ser manipulados. Los negros tienen derecho a organizarse ellos mismos y fijar sus objetivos. Tienen derecho a decidir sobre el futuro de la población negra. ¿Van a organizarse aparte de los Estados Unidos? En los Estados Unidos no puede haber una lucha revolucionaria consecuente que no asuma plenamente la emancipación de los negros, que no apoye incondicionalmente los caminos que el pueblo negro decida tomar para emanciparse.

Pero esta vez los negros se han visto acompañados en sus protestas en la calle por jóvenes blancos, que tienen muchos motivos para enfrentarse a las instituciones de los Estados Unidos, y a sus dos partidos.

Esto crea una situación que Trump no sabe cómo abordar, y los demócratas tampoco. Es la hora de sostener y desarrollar el movimiento que se inició el 25 de mayo.

El significado internacional

Ese propio movimiento norteamericano es consciente del lugar internacional de su lucha. Siguen la estela de los pueblos de Argelia, de Chile, del Líbano (ahora otra vez levantado contra los oligarcas), de Hong Kong. Como en todos esos países, su movimiento ha topado con unas instituciones, unas clases, que nunca aceptarán la solución de sus problemas.

Pero ahora hay un nuevo vínculo que les une. En España, como en los Estados Unidos, como en Francia, como en la Gran Bretaña, el capital ha utilizado el coronavirus, y el confinamiento, para crear millones de parados sin perspectivas. Para sobreexplotar “en la nueva situación”. Para reprimir a los jóvenes sin dejar que saliesen, se reuniesen…

Eso no puede detener a los trabajadores. Los pueblos exigen soluciones ya. Podríamos decir que nos vale la tercera parte de lo que dice Torra: no hay solución con los borbones. Torra se calla que no hay solución con los gobiernos europeos, ni con los bancos.

Es hora de aunar a los sanitarios, los del metal, los del transporte, los de correos, los profesores y alumnos, los trabajadores de servicios, de la cultura y los trabajadores inmigrados, por los derechos de todos. Esto requiere respetar las formas que los trabajadores, jóvenes, pueblos se den. Por ejemplo defender la coordinación que los pensionistas se han dado, u otras nuevas formas organizativas. El objetivo es unir fuerzas (en las que deberían participar las organizaciones creadas por los trabajadores) para recuperar el derecho a la vida, a la salud, al trabajo y a una pensión digna. Eso es incompatible con los planes de recuperación votados por el Congreso de los Diputados, es incompatible con las instituciones del régimen monárquico, y con sus corruptos, y reclama con urgencia la República del pueblo, de la juventud, de los pueblos.

Este movimiento será solidario, en primer lugar, con los negros de los Estados Unidos.

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