(Publicado en la Carta Semanal 531)
Tras meses de negociaciones con la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, en las que el gobierno griego había hecho importantes concesiones, el viernes 26 de junio por la noche el primer ministro griego Alexis Tsipras anunció la decisión de proponer al Consejo de Ministros y al parlamento griego la convocatoria de un referéndum para el próximo domingo 5 de julio. El sábado y el domingo respectivamente estas instituciones aprobaron la propuesta (el parlamento con 178 votos a favor y 129 en contra).
Concretamente, Tsipras propuso pronunciarse sobre “saber si aceptamos o rechazamos la propuesta de las instituciones europeas… Voy a exigir una prolongación de unos días del programa (en aplicación del memorándum de la troika en vigor – N. de la R.) con el fin de que el pueblo griego adopte esta decisión”.
Momentos después, uno de los principales responsables de la Plataforma de Izquierda de Syriza, Sthatis Kuvelakis, apoyó la decisión de Tsipras declarando: “no es el momento de saldar cuentas, pero es imposible no decir que la decisión de esta noche da la razón a quienes desde hace meses han dicho que no había ningún espacio para el llamado compromiso, que solo había una opción: la capitulación o la ruptura”.
Este domingo “las instituciones” (Troika) y los gobiernos europeos han salido en tromba condenando esta decisión, llegando incluso, como el FMI, a negar la validez de un referéndum de este tipo (así entiende el FMI la democracia) y amenazando, como el BCE, con cortar toda liquidez de capitales, es decir, chantajeando abiertamente a los votantes griegos.
El Ministro del Interior del gobierno griego, Nikos Vutsis, ha declarado por su parte que esta medida servía para presionar en el sentido de un mejor “acuerdo”, dando a entender que la convocatoria del referéndum era una mera medida de presión sobre los negociadores de la Troika (que ahora se llama “las instituciones”).
Desde nuestro punto de vista es inequívoco: la defensa de los intereses y la soberanía del pueblo griego. Por tanto, apoyamos incondicionalmente su rechazo de los dictados de la Unión Europea, del capital financiero, y de los gobiernos que –como el de Rajoy– son cómplices de las agresiones contra los trabajadores griegos.
Sin saldar cuentas
Los responsables de la Plataforma de Izquierda de Syriza dicen que no es hora de saldar cuentas. Tienen razón. Y más cuando después de cinco meses de “falsas negociaciones” una buena parte de la población esta desorientada y no ve salida. No es hora de perder tiempo en reproches, estos cinco meses han sido agotadores y llenos de falsas esperanzas en un supuesto “compromiso honorable”, la verdad sea dicha. Diez días después del 25 de enero –fecha de la victoria electoral de Syriza–, el Banco Central Europeo, dirigido por Mario Draghi, inició la asfixia económica de Grecia. El acuerdo del 20 de febrero era una verdadera negativa a las ya limitadas promesas electorales de Syriza. Esta formación ya había anunciado en su campaña electoral que su objetivo era “salvar el euro y la Unión Europea salvando al estado griego”, una cuadratura del círculo que los hechos han venido a demostrar como irrealizable. Y muchos en Grecia se preguntan si estos cinco meses agónicos solo sirvieron para desmovilizar al pueblo griego.
Una cosa es cierta, cuando Syriza convocó el 17 de junio una manifestación de apoyo al Gobierno, apenas 8000 manifestantes respondieron a la llamada. Los viejos partidos derrotados el 25 de enero volvieron a levantar cabeza, desde la Nueva Democracia al Pasok, contramanifestándose. La ilusión de que una victoria electoral lograría por sí misma los objetivos ha hecho que la acción del Gobierno paralizara, en los hechos, a las masas
Lo que está en juego
Está en juego no solo el futuro del pueblo griego, sino en lo inmediato la resistencia de todos los trabajadores y los pueblos de Europa:
Sin duda alguna ni siquiera un SÍ en el referéndum puede salvar a unas instituciones de la Unión europea dislocadas, a unos gobiernos como el de Rajoy, odiado y corrupto. Pero es del interés de todos los trabajadores una victoria del pueblo griego.
Ello permite sacar una primera conclusión: la reacción brutal de las instituciones del capital financiero, como la Unión europea y el FMI, demuestra que es ilusorio creer o plantear que estas instituciones sean reformables o democratizables. Flaco favor se puede hacer al pueblo griego y al combate por las reivindicaciones hoy en España si se coloca como objetivo una supuesta democratización de estas instituciones. La única perspectiva razonable es el combate por su desmantelamiento para allanar el camino a una unión libre de pueblos y naciones de Europa.
Y en nuestro país seguimos más que nunca considerando que la mejor ayuda al pueblo griego es acabar con Rajoy, cómplice del chantaje contra él, y su política. Y ello exige buscar acuerdos con las organizaciones que se reclaman de los trabajadores y de los derechos de los pueblos sin esperar a unas, más o menos, próximas elecciones.
Como parte de ese combate de los trabajadores del Estado español y sus organizaciones, llamamos a organizar en todas partes actos lo más unitarios posible y movilizaciones de rechazo al chantaje de las Instituciones (la ex-troika).
Por ello compartimos la moción en apoyo del pueblo griego adoptada por la Conferencia Obrera Estatal del Comité por la Alianza de Trabajadores y Pueblos (CATP) del 27 de junio.