(publicado en la Carta Semanal 476 – Declaración del Secretariado del POSI de 5 de junio de 2014)
NO A LA CORONACIÓN DE FELIPE, FUERA LA MONARQUIA. SOLO LOS PUEBLOS DEL ESTADO ESPAÑOL TIENEN DERECHO A DECIDIR: CORTES CONSTITUYENTES, REPÚBLICA
La abdicación de Juan Carlos I, resultado de la crisis del régimen, forma parte de una maniobra política: sustituir al rey “quemado” por un nuevo rey para, como en el consenso de 1978, burlar las exigencias de cambio real de la mayoría de la población con algunas reformas constitucionales cosméticas.
Las elecciones europeas han expresado el rechazo de las instituciones con una abstención masiva y castigando en diversos grados a las fuerzas políticas implicadas en la gestión del régimen. Al PP, partido del aparato franquista, pero también al partido socialista, puesto por sus dirigentes al servicio del régimen. Han relegado a CiU y frenado el ascenso de IU, que así ya no puede defender la Constitución como solía. Detrás de esta votación hay cuatro años de inmensas movilizaciones, huelgas generales, el levantamiento del pueblo catalán, la marcha del 22 de marzo. Hay la búsqueda de salidas políticas por parte de millones, y más en particular por parte de decenas de miles de militantes de diversas organizaciones y tendencias.
Ante esta firme determinación de trabajadores y pueblos, el capital financiero necesita un “nuevo consenso” para reconstruir la defensa del régimen. En un reciente foro empresarial, el propio Presidente de la CEOE, Rossell, proponía una reforma constitucional. Pero ese nuevo consenso no puede pilotarlo ya el viejo Borbón, detestado por la mayoría sin que las campañas de imagen lo refloten. El capital financiero necesita, por tanto, un nuevo rey y una reforma constitucional, de apariencia federal para cubrir el aparato de estado centralista opresor. Con ello trataría de reconstruir el consenso sujetando al PSOE, reteniendo al PNV, a IU como apoyo crítico (o como “oposición” crítica) y buscando un compromiso con CiU.
Coronación a toda prisa
Por eso, después de la abdicación del Borbón, todas las fuerzas de la reacción se lanzan en picado para reemplazar al Borbón por su hijo, al margen de toda legitimidad popular, utilizando los mecanismos de la Constitución pactada con los franquistas en 1978, que garantiza los privilegios del capital financiero, el ejército, la iglesia, el poder judicial reaccionario… Quieren substituir a toda prisa al monarca odiado por la mayoría por alguien que tiene como máxima virtud ser el hijo de su padre y heredero de los Borbones que han sangrado a España desde Felipe V.
Pero los pueblos quieren decidir por sí mismos. El mismo día de la abdicación cientos de manifestaciones en ciudades grandes y pequeñas rechazaron como antidemocrática la coronación exprés amañada por arriba. Desde Madrid a Bilbao, desde Cádiz a la Coruña, afloran los anhelos de libertad y de emancipación social y nacional de todos los pueblos del estado, con la clase obrera a la cabeza, con la juventud en primera línea. Los manifestantes expresaban una voluntad que muchos otros comparten: que sus aspiraciones no sean de nuevo frustradas como sucedió tras la muerte de Franco con el Pacto de la Moncloa y el “consenso” monárquico. Rebelándose contra el plan de atar el PSOE a esta maniobra del PP y el capital, diputados socialistas exigen libertad de voto, dos han anunciado que votaran en contra. Juventudes Socialistas, Izquierda Socialista, secretarios regionales exigen que los ciudadanos voten, la federación de Barcelona iza la bandera republicana, así como múltiples ayuntamientos. Una verdadera rebelión atraviesa el PSOE a pesar de los esfuerzos de Rubalcaba.
La irrupción de este movimiento aterroriza a los defensores del régimen, que cierran filas en torno a la monarquía borbónica. Todas las fuerzas de la reacción han sido claras. Obama y la Comisión Europea, Botín y los 35 del IBEX aplauden al rey y al príncipe. Los grandes empresarios que amasaron fortunas bajo Franco, que se enriquecieron con los fondos de la UE, que han utilizado la crisis para acrecentar aún más sus fortunas no dudan: quieren la continuidad monárquica.
Los pueblos quieren decidir
Los trabajadores que sufren el paro y los recortes sin fin que laminan las conquistas arrancadas en siglo y medio de lucha, necesitan un cambio político que les permita defenderse. Los pueblos, y en primer lugar el catalán, que ven negado su derecho a decidir quieren romper las cadenas de este régimen del capital financiero y de la reacción, valedor del imperialismo norteamericano, atado a las directivas de Bruselas que arruinan a la clase trabajadora y la inmensa mayoría de la población.
Nunca más reformas laborales y de pensiones. Nunca más Cortes y gobiernos que impidan referendos e impongan estatutos pisoteando los derechos nacionales, que enfrenten a los pueblos por migajas presupuestarias mientras la banca nos sangra a todos. Los trabajadores reclaman sus empleos y sus convenios, Cataluña exige poder votar el 9 de noviembre: la voluntad popular no puede escamotearse de nuevo.
Para los trabajadores, los jóvenes, los pueblos, es inconcebible que los partidos que dicen defender los trabajadores, la democracia, el derecho de los pueblos puedan avalar la farsa de proclamar otro rey en las Cortes a espaldas de la mayoría para que todo siga igual. Se preguntan si los elegidos por los trabajadores tendrán la dignidad de negar el voto al continuador. Los diputados socialistas, de izquierdas, nacionalistas, si miran a sus electores, a los militantes de sus partidos, no pueden avalar la farsa de la sucesión con su voto.
¡Cortes Constituyentes! ¡República!
La llave para reformar la Constitución de 1978 la tienen el PP y su Tribunal Constitucional y sólo la encuentran cuando es para agravar la explotación y la opresión. La única salida democrática pasa por convocar elecciones a unas Cortes Constituyentes que expresen la libre voluntad soberana de los pueblos. Que el pueblo de Cataluña exprese su voluntad soberana y sus representantes acudan dependiendo del mandato recibido (por ejemplo, como constructores de una República Catalana libre que tienden la mano a los demás pueblos), que los jornaleros y trabajadores andaluces se sacudan el yugo de los latifundistas y especuladores y no vayan a pedir ayudas, sino a organizar la economía.
No es el Gobierno de franquistas y agentes de la banca quien puede convocar esas Cortes.
Sólo la clase obrera que es única en todo el país, puede imponer junto con sus organizaciones unas elecciones libres a esas Cortes Constituyentes, cuyo cometido debe ser liquidar las contrarreformas sociales y laborales, reconocer la libertad de los pueblos, única forma de establecer la colaboración que libremente los pueblos decidan (por nuestra parte propugnamos una Unión libre de Repúblicas Libres).
Unas Cortes que tomen medidas urgentes: contra el paro, nacionalizando la banca y las empresas estratégicas, renacionalizando los servicios públicos, anulando los desahucios y rechazando el pago de la deuda que estrangula los presupuestos públicos, adoptando una verdadera reforma agraria rompiendo toda dependencia de las instituciones de la Unión Europea y el FMI, tendiendo la mano a todos los pueblos de Europa que rechazan a la UE, para establecer relaciones de cooperación al margen de toda opresión y explotación.
El POSI, cuyos militantes se preparan, junto a militantes de distintas orientaciones y tendencias del movimiento obrero, una conferencia a celebrar el 14 de junio por los derechos sociales y la fraternidad entre los pueblos, combate porque se ponga en marcha de inmediato la máxima unidad contra la coronación, y propone a todas las fuerzas que defienden la democracia la convocatoria de manifestación a Cortes el día previsto para la proclamación del nuevo rey, acompañada de manifestaciones en todas las ciudades del Estado, para exigir ¡democracia! ¡Coronación, no!