(Publicado en la Carta Semanal 569)
Por primera vez esta semana pasada la presidenta Dilma ha denunciado “un golpe de Estado en curso en el país”. En efecto, el aparato judicial heredado de la dictadura (¿a alguien le recuerda algo?), al servicio del capital financiero y de la reacción, jaleado por la embajada norteamericana y por la prensa internacional ha emprendido una operación supuestamente contra la “corrupción” para acabar con el Gobierno, y particularmente destruir al Partido de los Trabajadores, la CUT, el conjunto de las organizaciones y conquistas de la clase obrera. Al mismo tiempo buscan destruir la empresa publica Petrobras para entregar el petróleo y el gas a las multinacionales imperialistas.