(Publicado en la Carta Semanal 606)
En un marco de crisis que afecta a los dos partidos de la burguesía norteamericana, el Partido Demócrata y el Partido Republicano, con una abstención récord (recordemos que tanto Trump como Clinton tuvieron en cantidad menos votos que los candidatos de las elecciones del 2012), Trump consiguió la mayoría de los grandes electores -en el sistema federal norteamericano– y fue elegido presidente.