(publicado en la Carta Semanal 454)
Los trabajadores y los pueblos de todo el Estado se encuentran con que sus organizaciones, a partir de su dirección, no sin contradicciones, se encuentran subordinadas, por activa o por pasiva, más o menos críticamente, a los gobiernos que aplican las exigencias del FMI y de la Unión Europea, y las imposiciones del aparato de Estado de la Monarquía.