(publicado en la Carta Semanal 477)
La coronación del nuevo rey, prevista para este miércoles, pretende cerrar la crisis abierta por la abdicación. ¿Es esto posible? Desde luego, va ser muy difícil. Porque no nos encontramos ante un problema sucesorio derivado de la edad, la capacidad, o la situación personal de Juan Carlos de Borbón. La abdicación es la expresión del agotamiento del régimen de la transición, que no puede, en la situación actual, hacer frente a la resistencia de la clase trabajadora frente a sus recortes, y a la movilización de los pueblos por sus derechos. Tras la derrota de la UE, el Gobierno y los que les apoyan en las elecciones del 25 de mayo, hemos asistido a la abdicación del rey, a la dimisión de Rubalcaba y a la amenaza de Duran i Lleida de dimitir y romper CiU.