En el 78 aniversario de la insurrección obrera y popular contra el golpe de estado franquista

19J-coronación-Tirso-MolinaInformación Obrera, tribuna libre de la lucha de clases organiza en Madrid un acto publico, con debate, sobre las lecciones de julio del 1936.
Viernes 18 de julio a las 19:30h. – nuevo local del CAUM calle Atocha, 20 (1º izq.) metro Tirso de Molina

Hablarán entre otros:

  • Jesús Béjar (CC del POSI)
  • Josep Antoni Pozo (historiador)
  • Antonio Criado (presidente del ISI)
  • Ángel Tubau (redacción de Información Obrera)

El 18 de julio de 1936, la mayoría de unidades militares se alzaron en armas contra la República. La pasividad del gobierno de la República permitió que el golpe se tramara y venciera en algunas ciudades, pero en las dos terceras partes del territorio estatal el golpe fracasó a causa de la reacción de los trabajadores, los campesinos, la población oprimida, con sus organizaciones obreras a la cabeza, fundamentalmente los sindicatos: la CNT y la UGT.

Los “aliados” exteriores en que confiaron los gobiernos de la República decidieron la “no intervención” facilitando a la reacción el suministro de armas y tropas por parte, sobre todo,  de los regímenes fascistas de Italia y Alemania.

Pero lo que empezó el 18 de julio por la noche, fue, precisamente, lo que los militares querían impedir con  su golpe de Estado: la revolución obrera.

En todo el país empezaron la ocupaciones de fábricas y tierras, los obreros se armaron y en muchos lugares se constituyeron comités y se centralizaron, como en Cataluña con el Comité Central de Milicias antifascistas. Al calor de ese movimiento revolucionario los pueblos expresaron abiertamente su voluntad de ejercer la soberanía. En Cataluña, la absoluta hegemonía de los trabajadores y sus organizaciones hizo que la Cataluña revolucionaria ejerciera la soberanía encabezando la revolución de la clase obrera y los pueblos de toda España.

Se trataba de hacer la revolución para poder derrotar al fascismo y ganar la guerra. Pero los sucesivos gobiernos del Frente Popular realizo lo imposible para restablecer la propiedad privada y las instituciones del Estado burgués e incluso mantener el estatus colonial de Marruecos –facilitando así que Franco se sirviera de tropas mercenarias marroquíes– para agradar a las potencias europeas, las “democracias” que abandonaron a la República a su suerte. Esta política facilitó la victoria de Franco.

En 1936-39, el heroísmo y abnegación de los trabajadores de todo el país no pudo vencer el obstáculo que supuso la política de colaboración de clases. La victoria de Franco no fue militar, fue ante todo política. Franco tenía un programa claro: la defensa de la propiedad privada y de las instituciones del Estado, de la oligarquía, la Iglesia y la restauración monárquica y el carácter centralista del Estado.

78 años después el balance de la guerra y la revolución es más necesario que nunca. Es un debate imprescindible para abordar las tareas de hoy. Y más cuando la Monarquía, el poder del gran capital, el aparato judicial y policial, la Iglesia siguen presentes, aunque lo sean bajo formas distintas.

Hoy los trabajadores y los pueblos que componen el Estado piden poder decidir,  soberanía.

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