(Publicado en la Carta Semanal 578)
Después de un cierto bloqueo informativo, la prensa de nuestro país y toda la prensa internacional hablan estos días con preocupación y alarma de las huelgas y manifestaciones que se desarrollan en la vecina Francia. Alarma y preocupación de los portavoces del capital financiero, de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional, del régimen monárquico de nuestro país, que temen el contagio. No es casualidad que también se haya silenciado la manifestación del frente sindical en Bélgica el martes 24 de mayo y el llamamiento a huelga indefinida a partir del 31 de mayo por parte de los sindicatos de los servicios públicos en Bélgica. Las medidas del gobierno belga son análogas a las del gobierno francés y es evidente que se ejerce una influencia mutua entre la clase obrera de un país y la del otro.
Recordemos que la actual movilización de Francia tiene como objetivo la retirada del proyecto de ley trabajo, proyecto que busca desmantelar el Código Laboral, equivalente de nuestro Estatuto de los Trabajadores. Información Obrera ha publicado y hemos difundido ampliamente entre los lectores de la Carta Semanal y los militantes obreros de nuestro país el análisis pormenorizado que publicó hace tres meses el semanario Informations Ouvrières, órgano del Partido Obrero Independiente (POI), tribuna libre de la lucha de clases. Por tanto, no vamos a desarrollar aquí el contenido de esta contrarreforma, que se concentra, aunque no se limita, en el artículo 2 que significa la “inversión de normas”, o sea estipular la prevalencia de la “negociación en la empresa” por encima de la negociación en el sector o rama. Es decir, la liquidación de los convenios colectivos y de la libertad de negociación colectiva.
La constitución del frente sindical
No se puede entender la situación actual de movilización en Francia sin la constitución de la intersindical y la ruptura con el sindicalismo integracionista representado por la CFDT, el sindicato basado en la doctrina social de la Iglesia, sindicato que es el brazo derecho del gobierno Hollande-Valls y el máximo defensor de esta contrarreforma. Por tanto, la ruptura de la unicidad sindical ha constituido un frente en el que están la CGT, que sigue siendo el sindicato mayoritario, Fuerza Obrera, la FSU (mayoritaria en la enseñanza), Solidaires, que tendría ciertas analogías con la CGT de España, y las organizaciones de estudiantes universitarios y de instituto (la UNEF, la UNL y la FIDL). Es este frente de siete organizaciones el que ha convocado todas las movilizaciones por un objetivo común, que es la retirada del proyecto de ley El Khomri (apellido de la Ministra de Trabajo). Estas organizaciones, en su última reunión del jueves 26 por la noche, después de una nueva jornada de huelgas y manifestaciones que recorrieron el país, adoptaron un nuevo comunicado conjunto.
Este comunicado dice, entre otras cosas: “la movilización contra el proyecto de ley trabajo se amplía y profundiza de manera duradera para exigir la retirada del proyecto de ley y la obtención de nuevos derechos… Las organizaciones reafirman los términos de la carta conjunta enviada el 20 de mayo al Presidente Hollande pidiendo que las reciba.” “Las organizaciones llaman a continuar y ampliar las movilizaciones… creando condiciones para el éxito de una potente manifestación nacional el 14 de junio en París”.
Crisis de régimen, crisis de gobierno
La movilización de la clase obrera con sus organizaciones y alrededor de ella la juventud ha abierto una crisis en el Gobierno, en su propio interior, en el Partido Socialista, en todos los partidos, incluidos los de la derecha. Crisis que afecta también al conjunto de instituciones del régimen. Recordemos que la V República francesa es un régimen bonapartista producto de un golpe de Estado organizado por el general de Gaulle en 1958 y que se rige por una constitución que da plenos poderes al Presidente de la República, al cual está subordinado el Parlamento. Esto es lo que explica que en el momento de ir a votar la ley el Parlamento, cuando el Gobierno comprobó que había perdido la mayoría porque 30 diputados del Partido Socialista se pronunciaban contra la ley, activó el artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar una ley por decreto, sin debate ni votación parlamentaria. La aplicación de este artículo exige que quien se oponga al proyecto del gobierno presente una moción de confianza proponiendo otro gobierno. Este mecanismo fue caracterizado en la época por quien luego sería presidente de la República, François Mitterrand, como golpe de Estado permanente.
La inmensa mayoría de la población, no solo la clase obrera, y en particular la juventud, sorprendida por este mecanismo antidemocrático, descubre el verdadero carácter del régimen. El propio gobierno aparece abiertamente dividido. Así, hace tres días, el dirigente del Grupo Parlamentario Socialista, Le Roux, declaró que “había que reescribir el artículo 2”. Inmediatamente, el primer ministro lo cuadró. Pero este viernes 27 el ministro de Economía, Michel Sapin, dijo lo mismo, lo que obligó de nuevo a Valls a ponerle firme. Pero no solo hay el estallido del Partido Socialista. Los partidos de la derecha están también divididos porque junto con la patronal Medef apoyaron abiertamente la ley, ahora critican que se haya modificado pero no se atreven a denunciar al Gobierno, más bien desean que el Gobierno pueda lograr la aprobación de la ley. Y no solo están en crisis los partidos, sino todas las instituciones del Estado, empezando por la policía, que el día 18 de mayo se manifestó, lo que muestra la desagregación de las instituciones de la V República.
En estas condiciones, el enfrentamiento entre las clases aparece de la forma más clara. Por un lado el capital financiero (el FMI en particular) no solo apoya la ley sino que dice que hay que ir más lejos. Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, se pronuncia en el mismo sentido. Por otro lado, la clase obrera, con sus organizaciones sindicales, aglutinando a la juventud, y con la simpatía de la mayoría de la población, que, a pesar de la campaña desaforada de todos los medios de comunicación, según las encuestas rechaza la ley y justifica la acción de los sindicatos. Particularmente, hay una campaña en contra del secretario de la CGT, Philippe Martínez, campaña secundada por la prensa de nuestro país, acusándolo de estar en manos de la extrema izquierda, campaña que en realidad busca romper la unidad de la intersindical.
La actividad de la sección de la IV Internacional, que construye el POI
Los militantes de la IV Internacional, que construyen el POI, participan en la acción de la clase a través de las organizaciones sindicales, particularmente en la CGT y FO. El semanario Informations Ouvrières informa y da la palabra a los militantes obreros, particularmente para insistir en el reforzamiento del frente sindical, cuyo eje es la unidad de acción CGT-FO, en torno a la reivindicación que hace la unidad, la retirada de la ley.
Paralelamente, a iniciativa de ese periódico del POI, se prepara una conferencia nacional el 4 de junio defensa de las conquistas obtenidas antes y después de la II Guerra Mundial, que hoy el capital financiero y su gobierno quieren liquidar. Es una conferencia que busca desarrollar el debate entre miles de militantes obreros, jóvenes, cargos representativos, particularmente alcaldes y concejales, para buscar la salida política de esta situación. A este respecto recomendamos leer la entrevista a Gabriel Gaudy, sindicalista de París, que Información Obrera ha traducido y publicado (link). Es evidente que la movilización de la clase obrera francesa, aun sin anticipar el desenlace que vaya a tener, ha modificado ya la situación no solo en Francia sino a escala europea, marcando el inicio del proceso –que sin duda no será lineal– de reconquista de los derechos que el capital financiero y sus gobiernos ha puesto en entredicho aprovechando la crisis.