Carta Semanal 1020 en catalán
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No se sabe bien quién acuñó la expresión “picadora de carne” para definir cómo los frentes de la guerra devoran miles de vidas de jóvenes rusos y ucranianos. Se señalan los paralelismos entre esta guerra y los combates en Verdún durante la primera guerra mundial, cuando miles de vidas humanas eran sacrificadas para avanzar (o retroceder) unos centenares de metros en el frente de trincheras. La propaganda de guerra actúa como cortina de humo y no hay cifras oficiales de pérdidas en frente, cada bando oculta las suyas y maximiza las de contrario, pero todo parece indicar que hay al menos un millón de bajas entre ambos bandos, contando muertos, heridos y desaparecidos. La OTAN está dispuesta a continuar la guerra “hasta el último ucraniano”, mientras Rusia, a pesar de tener una población mucho mayor que Ucrania, también se ve obligada tomar medidas extraordinarias para mantener fuerzas suficientes en el frente.
Grandes dificultades para reclutar soldados
Según la agencia AFP, Ucrania planea movilizar pronto a 160.000 personas para reponer las filas de su ejército, como declaró el secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania a los parlamentarios. Pero el Estado Mayor ucraniano considera esa cifra insuficiente y pide un mínimo de 180.000. Su ejército sufre una enorme falta de hombres, y los soldados del frente están agotados. ¿Dónde encontrar esa carne de cañón para el frente? Tras más de dos años de guerra, el rechazo a la masacre está aumentando entre la población, tanto en Rusia como en Ucrania. Contrariamente a lo que afirman los «defensores» de Ucrania, -de derecha, izquierda y extrema derecha- los pueblos de ambos países quieren el fin de los combates. El gobierno ruso multiplica los esfuerzos para reclutar cada vez más nuevos soldados, y Ucrania también. Según el diario francés 20 Minutes: «Agentes de reclutamiento militar ucranianos allanaron restaurantes, bares e incluso una sala de conciertos en Kiev, la capital de Ucrania. Verificaron los documentos de registro militar y arrestaron a los hombres que no seguían las reglas. El sábado 12 de octubre, los agentes de policía interceptaron a hombres que salían de un concierto de la banda de rock ucraniana Okean Elzy. Algunos fueron detenidos. Es inusual que se lleven a cabo tales redadas en Kiev.
Estas operaciones reflejan la urgente necesidad de Ucrania de nuevos reclutas. Según los medios locales ucranianos, también se han efectuado registros en clubes y restaurantes de otras ciudades del país.
Todos los hombres ucranianos, de 25 a 60 años, son elegibles para el servicio militar obligatorio, y los de 18 a 60 años no pueden salir del país”.
¡Basta de alimentar la matanza!
Zelenski acaba de recorrer los principales países europeos y los EE.UU. para obtener nuevo armamento. Habla de un plan de paz que en realidad no es más que la continuación de la guerra, especialmente en el propio territorio ruso.
Al igual que Putin, no quiere la paz, sino preservar su régimen de oligarcas. Utilizando la guerra, no se han celebrado las elecciones presidenciales y legislativas que deberían haberse hecho hace más de un año, se amordaza a los sindicatos y prohíbe los partidos de la oposición. Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea siguen animándole a luchar, con muchos centenares de miles de muertos por cada lado. Cada año, desde el comienzo de la guerra, los gobiernos miembros de la Unión Europea han entregado 50.000 millones de dólares a Ucrania, además de las armas distribuidas generosamente y del entrenamiento de soldados ucranianos en varios países de la UE. Al mismo tiempo, se están imponiendo políticas de austeridad, con recortes en los presupuestos sociales, en los servicios públicos, en los salarios. La guerra en Ucrania ha sido utilizada para aumentar masivamente los precios, en perjuicio de la población trabajadora. Los miles de millones entregados a Zelenski han agravado aún más la situación.
¿El estado de ánimo de los soldados?
Ahora el joven que llega al frente, en lugar de la imagen heroica del hombre invencible que patrulla su fusil en su pueblo desde la retaguardia y a quien los lugareños ofrecen flores, se encuentra en Verdún, en trincheras fangosas. Los lugareños lo odian. Le venden el vodka o una lata por tres veces el precio. En el frente, descubren que el Estado no les proporciona sus uniformes, chalecos antibalas, cascos.
Pero, ¿qué pueden hacer? Si un hombre va a ver a su oficial para hacer una denuncia, lo golpean. Lo encierran en un pozo cavado en la tierra. O lo envían al desguace. Normalmente no tiene un teléfono en el frente. Se les confisca. Está terriblemente asustado, empieza a consumir heroína y vodka. En el frente, hay grandes redes de suministro de drogas controladas por ex delincuentes, que pagan a los oficiales para mantenerse en la retaguardia. La corrupción es generalizada. Incluso los oficiales son corruptos.
¿Cómo pueden protestar? Estos chicos nunca han participado en ninguna manifestación. Probablemente ni siquiera conocen la palabra unión.
¿Hay protestas de las familias, esposas o madres de los soldados?
Ante la movilización en otoño de 2022, en Daguestán y Osetia, las esposas de los reclutas organizaron grandes manifestaciones.
Levantaron barricadas para que sus maridos volvieran con ellas. Ocurría todo el tiempo, pero fue especialmente a finales de 2022, cuando unas 300.000 personas fueron enviadas al frente.
En ese momento, hubo una veintena de revueltas: los soldados se negaron a cumplir las órdenes. La movilización fue extremadamente impopular, y llevó al régimen al borde de una crisis política. La popularidad del presidente cayó catastróficamente, aparecieron cientos de grupos de protesta donde los padres se han movilizado.
Hubo levantamientos armados: en las oficinas de reclutamiento, hubo negativas a obedecer las órdenes, los trenes fueron detenidos en las vías, etc. El gobierno reprimió casi todos estos movimientos, pero hubo casos, como en Chechenia, en que tuvieron que renunciar a la movilización.
¿Hay una omertá sobre los muertos mantenida por Putin y Zelensky, a cada bando, para camuflar las cifras reales?
Ahora, las mujeres y las madres se están uniendo para traer los cuerpos del frente, porque el Ministerio de Defensa, los militares, no devuelven los cuerpos. Las madres y esposas están haciendo una investigación independiente para reconocer los cadáveres en el hospital militar de la región de Rostov. Es una gran morgue y las mujeres hacen cola durante una semana para acceder a ella y reconocer a sus muertos.
Los que han muerto no siempre son declarados como tales. Muchos comandantes los registran como desaparecidos. Esto permite no pagar a las familias el dinero adeudado en caso de fallecimiento.
¿Algunas personas tratan de contar los muertos?
Hay un proyecto dirigido por periodistas de la BBC o del medio liberal de izquierdas Mediazona, que cuentan a las personas cuyas muertes han sido anunciadas a sus familias, y a los órganos locales para averiguar dónde se han producido los entierros. El recuento da 70.000 personas muertas del lado ruso. Pero en los cementerios hay muchas más tumbas. Se miran las estadísticas secretas sobre las investigaciones de herencias, que se llevan a cabo en aproximadamente el 80% de las muertes. A finales de junio, había 120.000 casos conocidos. El
número de muertos se estima en unos 140.000. Sin contar a los habitantes de las regiones de Ucrania, unos 20.000 o 30.000 del lado ruso.
¿Cómo se realiza el reclutamiento?
Ante la movilización, el gobierno estaba muy asustado. A partir de finales de 2022, pasaron a contratar mercenarios. Firman por un año, pero en la práctica el contrato es ilimitado, hasta el final de la guerra. Quienes firmaron este contrato a finales de 2022 o principios de 2023 recibieron 2.000 euros del Gobierno, más 2.000 de las autoridades locales. Luego, la suma ha aumentado mucho: hoy por un contrato firmado en Moscú, el gobierno te da 4.000 más 19.000 del gobierno de Moscú, es decir, 23.000 €.
Combinan coerción, dinero y propaganda. Cada región cubre su cuota: selecciona grupos particulares: los endeudados, que no pueden pagar el alquiler o el préstamo, son convocados a la oficina de contratación. Comisario militar, autoridades locales y representantes de los bancos les explican: “O firman ahora, o pierden su apartamento hoy y pueden ser arrestados por impago de su préstamo”. En algunas zonas, las personas con antecedentes penales fueron convocadas a la oficina de reclutamiento y se les dijo: «O firmas o te presentaremos un nuevo caso penal». El tercer grupo son los empleados de los servicios municipales, que recibieron un apartamento para el personal y, para convertirse en propietarios, tienen que trabajar durante 20 años. Les dicen: «Vas a perder tu trabajo, tu apartamento, vas a estar en la calle». Pero incluso estas presiones son cada vez menos efectivas. Según algunos datos, el año pasado el gobierno solo pudo movilizar alrededor de la mitad de lo que esperaba.
Si una gran parte de la población ya no cree en ella, ¿pueden hablar de ella? ¿Circulan críticas?
De hecho, en Rusia apenas se habla de guerra, cualquier broma o intervención en las redes sociales puede llevarte a la cárcel.
Quienes viven en Rusia prácticamente no tienen canales donde puedan expresar su opinión sobre la guerra. Hay «chats» cerrados de los padres de los que han firmado un contrato. Y aquí son más críticos que la oposición liberal. Realmente se quejan de la guerra, de las políticas de Putin y del Estado Mayor.
El otoño pasado, las esposas y madres de los soldados intentaron organizar un movimiento para traer a los movilizados de vuelta a casa. La propaganda oficial los desprestigió explicando que estaban colaborando con Navalny, con la CIA.
Hay una fuerte contradicción: los que están en el frente ya no pueden más, piden regresar a casa, pero para poder sutituirlos se necesitaría una nueva movilización, que tendría el riesgo de una crisis política.