(Publicado en la Carta Semanal 687 – ver en catalán)
Declaración del Comité ejecutivo del POSI – 13 de julio de 2018
La descomposición del régimen de la Monarquía se profundiza a pasos agigantados. La semana pasada hablábamos en nuestra Carta Semanal de la crisis abierta en el PP, partido que representa al aparato de Estado de la monarquía, heredado de la dictadura franquista.
Hoy son noticia las corruptelas del Rey “emérito”, Juan Carlos I, desveladas por su “amiga especial”, la princesa alemana Corinna Zu-Sayn Wittgenstein. Merece la pena detenerse en cómo, al parecer, han surgido a la luz esas revelaciones de Corinna. Todo parece indicar que han sido filtradas por el excomisario de policía José Manuel Villarejo, actualmente en prisión y que durante años se ha especializado en los trabajos de lo que se ha venido llamando “las cloacas del Estado”. El que esto haya podido suceder es un signo más de la descomposición del régimen.
Lo que han revelado las conversaciones de la “amiga especial” de Juan Carlos I son asuntos de corrupción pura y dura.
Las comisiones del AVE a La Meca
Según Corinna, el entonces rey Juan Carlos I recibió 80 millones de euros por la construcción del AVE a La Meca. El rey pidió –y cobró– una comisión por hacer de intermediario en la adjudicación de las empresas españolas –OHL e Indra, entre otras– en el proyecto de construcción del AVE a La Meca, contrato de más de 6.300 millones de euros, adjudicado en 2012 gracias a la intermediación del Borbón con su amigo el rey de Arabia Saudí. Según los datos revelados por la princesa alemana, OHL puso como negociadora a la empresaria iraní Shahpari Zanganeh, esposa del empresario y traficante de armas Adnan Khashoggi, quien cobró una comisión del 1,5% del contrato. Al parecer, el entonces rey se encolerizó al saber de esta comisión y llegó a decir “¡No me jodas, mi comisión! Yo hice el tren. Yo hablé con mi amigo, mi hermano, y con los saudíes […] Me tenéis que pagar a mí, no a Zanganeh. Yo me reuní con quien cerró el contrato”. Finalmente todo se arregló con el pago de la comisión de 80 millones a Juan Carlos I.
Al conocer los hechos, el Coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, declaraba que “Esto muestra la putrefacción de la institución, de la Casa Real, que nos representa a todos y puede hacer todo esto porque está protegida”. Garzón ha pedido una investigación y ha añadido “que los Borbones son unos ladrones es un hecho históricamente constatado”. Garzón terminaba su entrevista en La Sexta diciendo que “Las dinastías monárquicas en nuestro país siempre han sido lesivas para el pueblo trabajador. Esa institución no solo es anacrónica y medieval sino que también está blindada, lo que facilita que se hagan artimañas y se queden con bienes públicos”. Una afirmación que contrasta con el apoyo que su partido, el PCE, y su coalición, Izquierda Unida, dieron durante años a la monarquía de esos mismos borbones, y con el hecho de que, hoy mismo, Garzón sea diputado en Cortes por una coalición, Unidos Podemos, que no tiene en su programa la abolición de la Monarquía. ¿No sería hora de corregir esa anomalía y exigir el fin de la monarquía corrupta, “anacrónica y medieval” y la proclamación de la República?
Las cuentas y bienes de Corinna como testaferro
Lo del AVE a la Meca no es lo único. Corinna ha revelado también que ha sido utilizada como testaferro de Juan Carlos de Borbón. Según las conversaciones que le fueron grabadas, supuestamente el monarca emérito, a través de su abogado en Suiza, Dante Canonica, creaba “estructuras” opacas, concedía préstamos y propiedades a Corinna que luego le reclamaba y ponía cuentas de bancos suizos a nombre de su primo Álvaro de Orleans y Borbón, residente en el paraíso fiscal de Mónaco.
A este respecto, el sindicato de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) pidió este jueves a la Agencia Tributaria (AEAT) que inicie una investigación. En este sentido, advierten de que el Rey emérito podría ser investigado por fraude fiscal y blanqueo si se acredita la veracidad de las cintas grabadas a la “amiga” de don Juan Carlos. Según Gestha, puede tratarse incluso de un delito de fraude fiscal en el IRPF de 2014.
No es el único chanchullo que se atribuye al rey emérito. Roberto Centeno, catedrático de economía y exempleado de CAMPSA, afirmaba este jueves en los micrófonos de Radio 3 que el rey Juan Carlos, su “querida” amiga Corinna y su testaferro, Manuel Prado y Colón de Carvajal, cobraban una comisión de entre “uno o dos dólares” por barril de petróleo que compraba el erario público de España en los países árabes. Recordemos que Prado y Colón de Carvajal fue condenado a prisión por diversos delitos económicos, e indultado por el gobierno a los tres meses por “motivos humanitarios”.
También son conocidos sus coqueteos con el tráfico de armas, ya que el emérito tiene amistad con conocidos comerciantes de armas, como es el caso de El Assir, y no es extraño que visite Arabia Saudí para vender armas. Costumbre que parece ser muy del agrado del hijo, Felipe, que intervino en la venta de cuatro barcos de guerra a la monarquía saudí sin preocuparse por los más de 10.000 muertos de Yemen.
El padre del emérito y abuelo del actual monarca, Juan de Borbón, tampoco se salva de los escándalos de corrupción, pues dejó una fortuna de 728 millones de pesetas en tres cuentas en Suiza, paraíso fiscal, que fueron repartidos entre Juan Carlos, Margarita y Pilar. La Casa Real aseguró que el entonces jefe de Estado cerró su cuenta suiza en 1995 y se gastó los 375 millones de pesetas que heredó en “obligaciones y deudas contraídas por los condes de Barcelona”, así como en “gastos determinados”.
El caso es que estas actividades deben ser las que justifican la información de The New York Times, según la cual Juan Carlos contaba con más de 1.800 millones de euros de fortuna, cantidad a todas luces injustificable con las remuneraciones recibidas, pues aun ahorrando toda su asignación anual de entre 8 y 10 millones de euros habría tardado más de 180 años en sumar esas cantidades.
¿Por qué sale esto ahora?
Habrá quien diga que todo lo que se ha publicado ahora se sabía de una u otra manera, que en todo caso los altos responsables políticos de este país sabían de sobra. Pero entonces, ¿por qué sale a plena luz ahora? Precisamente por la propia descomposición del régimen, que hace que haya sectores del capital financiero y de las “cloacas” del Estado que consideran que pueden prescindir de él. Ya hay quien habla de la necesidad de que el propio Felipe VI abdique.
Ahora bien, en esta situación, ¿cómo es posible que los dirigentes del Partido Socialista, una organización con raíces republicanas, de Unidos Podemos, de los sindicatos, se aferren a la defensa de este régimen corrupto? ¿Cómo es posible que, como mucho, hablen de “reformas desde dentro”?
¿No exigirían los intereses de los trabajadores y los pueblos que las organizaciones muestren su total independencia con respecto a la Corona, la camarilla que la rodea y de los intereses del capital financiero que la defiende? ¿No es hora de romper con la Monarquía y limpiar toda esta porquería abriendo paso a la República?