(Publicado en la Carta Semanal 533)
El 24 de mayo y el 13 de junio, cuando el PP fue desalojado de los ayuntamientos, quedó claro que hay una mayoría obrera y popular que quiere y puede echar al PP del Gobierno. Echarle ya, antes de que siga haciendo más daño.
Hay que precisar que ni el PSOE ni las candidaturas “de unidad popular” habían apostado en la campaña electoral por los acuerdos entre ambos que permitieron el cambio en los ayuntamientos (y en algunas autonomías). Fue el impulso de la clase obrera y de importantes sectores populares el que realizó la unidad del 13 de junio.
Atendiendo a los intereses y expectativas de la mayoría, el mismo 13 de junio los dirigentes del PSOE, de Podemos y de otras candidaturas hubieran debido firmar un acuerdo para echar al PP del Gobierno. Como mínimo un acuerdo de no agresión.
Ha sucedido lo contrario. Empezando por el banderazo de Pedro Sánchez, que garantizaba el respeto a las exigencias del FMI-UE y de la Monarquía y el aparato de Estado franquista. Con ello acercaba al PSOE al terreno del PP y de Ciudadanos. Al día siguiente el PSC, rompiendo con 39 años de historia, renunciaba al derecho a decidir, convirtiéndose con Chacón en comparsa de esas mismas fuerzas de la derecha. Un gran respiro para el Gobierno.
Para completar los obstáculos, los dirigentes de Podemos volvían al sonsonete del PPPSOE, a los ataques a IU y a generaciones de luchadores contra el franquismo. En cambio, insistían en que no van contra la derecha y los franquistas, sino contra los “incompetentes” del Gobierno, no van contra la Monarquía, ni contra el FMI o la UE, lo que quieren es limpiar las instituciones ¡para ponerlas al servicio de los ciudadanos! Pablo Echenique, aunque luego diera marcha atrás, se preguntaba, con razón, si no se iba a convertir a Podemos en un “remiendo” del régimen.
Y sin embargo, la afluencia masiva a los actos de Podemos y la forma en que se expresan los participantes, manifiesta la voluntad clara de utilizar a Podemos para barrer todo lo que Rajoy representa, desde los recortes hasta la Monarquía.
¿Qué aporta en esta situación la aparición de “Ahora en común”, que dice no querer ser alternativa a Podemos sino que lo corteja y recibe calabazas?
La gran afluencia al acto de su presentación el día 10 en Madrid abunda en la combatividad y las ilusiones que sectores importantes depositan en todo el entorno de las candidaturas “de cambio” que el 24 de mayo irrumpieron.
Sin embargo, cortejaron intensivamente a Podemos y mostraron plena sintonía en lo que dicen y sobre todo en lo que no dicen. Hablan de “la necesidad de recuperar la soberanía, regenerar y profundizar la democracia, restituir la decencia y la transparencia, defender los derechos humanos, la dignidad, la igualdad, la participación y la justicia”. Eso lo podría firmar no solo Pablo Iglesias sino también Rajoy. Ni un solo compromiso concreto con las reivindicaciones acuciantes de la mayoría. Ninguna disposición a movilizar por la ruptura con la Monarquía, con los jueces franquistas, con el pago de una deuda injusta.
Resulta patético que el representante de IU de Cataluña en ese acto propusiese “un bloque con los griegos contra la austeridad”. ¿Quieren que firmemos todos el Memorándum que Tsipras se traga? ¿Esa es la reforma de la Unión Europea que pretenden?
El respeto de esos dirigentes a las instituciones es el principal obstáculo para que tome cuerpo cara a las generales el inmenso hastío de la gran mayoría, la enorme fuerza de los trabajadores y los pueblos.
Nosotros pensamos que lo que sucede en Grecia confirma la catástrofe a la que la UE ha llevado. Que solo los trabajadores y sus organizaciones pueden dar una salida en unos Estados Unidos Socialistas de Europa. No pedimos a los dirigentes del PSOE, de Podemos ni de otras fuerzas que suscriban nuestra posición.
Pero hay una mayoría que ha apostado por darles la confianza el 24 de mayo, y tienen la responsabilidad de ponerse al frente de las reivindicaciones y aspiraciones de esa mayoría para echar al PP y acabar con todo lo que representa. El 27 de junio, una asamblea estatal obrera y popular reunía a militantes y responsables de un amplio espectro político y sindical. Decían “Para vencer a Rajoy y la reacción hace falta el compromiso común de combatir por: derogar las contrarreformas laborales, defender el derecho al trabajo y a un subsidio […] la retirada de la ley de Racionalización de las Administraciones locales; derogar la ley Wert” y seguían las reivindicaciones fundamentales de los trabajadores y de los pueblos (incluido el derecho a decidir). Con estas banderas se puede y se debe derrotar a Rajoy. Sobre todo si se combinan con la promesa de romper con el régimen y traer la República.
El régimen monárquico establecido en 1978 vive una crisis abierta. La corrupción rampante, desde la Casa Real al último Ayuntamiento, es un síntoma, como lo es la rebelión del pueblo de Cataluña. Este régimen, sometido a los poderes económicos y financieros, a la Troika, no sólo no puede garantizar ningún derecho, sino que los pone todos en peligro.
Hace falta un cambio de régimen. La unidad que necesitamos construir entre todos no puede ser un “remiendo” de izquierdas al régimen actual, buscando una imposible “regeneración democrática o ética” del mismo, sino que debe impulsar un compromiso de abrir un proceso constituyente…
Por nuestra parte, invitamos a ampliar el combate que en esa conferencia se ha lanzado por agrupar fuerzas en todo el movimiento obrero para la unidad por acabar con el Gobierno, por las reivindicaciones y por la República.
Por lo demás, toda candidatura que quiera canalizar las ansias de democracia real y de cambio político y social, sólo puede ser levantada desde abajo, en asambleas abiertas de barrios, pueblos y ciudades, que debatan libremente sobre los programas y sobre las personas que deben defenderlos.