Sobre las elecciones portuguesas

Carta Semanal 984 en catalán

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Las recientes elecciones en Portugal, que muy probablemente van a abrir la vía a un gobierno de la derecha, tienen un indudable interés para los y las militantes del Estado español.

El Partido Socialista Portugués, que gobernaba con mayoría absoluta, ha perdido 500.000 votos, y la extrema derecha de Chega, con un aumento de 700.000 votos, se coloca como tercera fuerza y puede entrar en el gobierno. El resto de fuerzas han aumentado o disminuido ligeramente sus votos.

Las elecciones anticipadas han sido decididas por el presidente de la República, de derechas, tras la dimisión del primer ministro socialista, acusado de corrupción por un juez que luego reconoció que se “había equivocado” de persona. El presidente aprovechó este lawfare, para, en lugar de nombrar otro primer ministro socialista, disolver el parlamento.

Chega se ha convertido en la primera fuerza entre la juventud y en el voto de la inmigración, donde son mayoría los jóvenes. ¿La culpa será entonces, de los trabajadores y jóvenes portugueses, que se han vuelto ultraderechistas? ¿La política del gobierno del PS no tiene ninguna responsabilidad?

Reproducimos el análisis de O Militante Socialista, donde se expresan los militantes portugueses de la IV Internacional y extractos de los de la corriente Convergencia del

Bloco de Esquerdas y de los críticos del PCP.

Con matices, los tres expresan cómo los resultados muestran la indignación y desesperación de la juventud y de sectores obreros ante políticas que les dejan sin futuro.

El pueblo portugués sigue aferrado a las conquistas de abril

(Balance de O Militante Socialista)

Portugal no tiene un millón de reaccionarios, xenófobos, nostálgicos del fascismo…

Portugal tiene millones de trabajadores que sienten su vida cada vez más difícil, porque el salario o la pensión de jubilación no son suficientes, porque la respuesta en el hospital ha empeorado, porque la vivienda es inasequible, porque se ven obligados a abandonar el país, a abandonar amigos y familiares, para intentar obtener un mejor salario y realizarse profesionalmente, lo que no pueden hacer en su propio país.

En Portugal, miles de agricultores se ven obligados a abandonar sus explotaciones agrícolas o ganaderas como consecuencia de las políticas dictadas por la Unión Europea.

Fue la política del gobierno de António Costa la que permitió llegar a la situación que se ha creado.

Es el propio Pedro Nuno Santos quien dice que un gran número de votantes de Chega son la expresión del descontento con la política del PS y que es necesario recuperar su confianza.

Sólo la satisfacción de resolver los problemas de los trabajadores puede lograr esto.

La falta de una intervención política y sindical coherente, que vincule la lucha de los trabajadores de los servicios públicos (maestros, médicos, enfermeras…) a la lucha de los trabajadores del sector privado (por el restablecimiento de los derechos laborales) y la lucha de los agricultores, ha impedido que todos los trabajadores unifiquen su movimiento y abran una salida a la crisis.

¿Y ahora qué hacer?

¿Qué caminos se abren, qué desafíos se presentan a los militantes y a quienes no están dispuestos a dejar que se destruyan las conquistas del 25 de abril?

Independientemente de lo que uno pueda pensar sobre las causas que han llevado a la situación actual, una cosa es cierta:

– las fuerzas organizadas de la clase obrera, aunque hayan sufrido un golpe en estas elecciones, están lejos de ser derrotadas;

– como se afirma en el Comunicado de la CGTP del 11 de marzo, “los resultados [electorales] y la futura composición de la Asamblea de la República, con un giro a la derecha que no responde a los intereses de los trabajadores y del país, exigen la movilización y la lucha de los trabajadores por salarios y derechos”;

– Por otro lado, también está la necesidad de una reflexión organizada por parte de activistas preocupados por lo que está sucediendo en nuestro país, así como en el resto de Europa y del mundo. Una reflexión que señala que gran parte de los trabajadores y jóvenes no se sienten representados en las organizaciones políticas tradicionales que hablan en su nombre.

Reflexiones de militantes que se preguntan y buscan respuestas, ante el creciente proceso de ofensiva del sistema capitalista en descomposición, cuya estrategia de supervivencia conduce a la destrucción de todas las conquistas de la civilización humana, a la barbarie de la guerra y el genocidio.

Preguntas sobre qué camino tomar, cómo vincular tu lucha con la de los pueblos del resto de Europa y el mundo, y con las movilizaciones masivas para defender al pueblo palestino.

Una reflexión que aquí, en nuestro país, se basa en la defensa de las conquistas de la Revolución de Abril.

El Comité Editorial de “El Militante Socialista”

Propuesta de resolución presentada por la corriente Convergencia del Bloco de Esquerda (BE) en la reunión del Buró Nacional del 16 de marzo

(extractamos lo referente a cuestiones generales, dejando de lado las reflexiones sobre cuestiones internas el BE)

Entre otros factores, incluidos los internacionales, la derecha ganó estas elecciones y la extrema derecha se desarrolló como consecuencia directa e inmediata de las políticas del PS, que no respondieron a las diversas crisis y preocupaciones de vastos sectores sociales, a pesar de su mayoría absoluta y de los superávits presupuestarios.

El deterioro de los servicios públicos, en particular en salud y educación, la crisis de la vivienda, las pérdidas salariales por la inflación y los bloqueos impuestos por la legislación laboral que el PS se ha negado a modificar, el aumento de la precariedad y de los jóvenes obligados a emigrar, la debilidad de las pensiones, la prevalencia de los intereses de los empleadores sobre el medio ambiente con la participación de los miembros del gobierno.

Esto ha generado descontento, revuelta y un sentido de urgencia por el cambio que la derecha y la extrema derecha han sabido explotar.

La tesis según la cual la insistente llamada a una alianza de gobierno con el PS ha protegido al Bloco de Esquerda (BE) de la bipolarización no es más que una autojustificación de la línea seguida, como muestran los resultados electorales. En realidad, lo que ha ocurrido es que esta consigna como eje central de la campaña del BE ha agravado las dificultades preexistentes y ha impedido la polarización en torno a una política de captación de votos de muchos sectores populares enojados por la falta de respuesta de los gobiernos del PS y las inequidades del sistema.

El BE no ha logrado dar un paso hacia la recuperación de la confianza y la influencia política, y que esto se debe a la orientación táctica de la campaña, que no ha logrado polarizar el discurso y la propuesta.

En efecto, no fue posible orientar el programa electoral y la campaña con una declaración solemne a favor de un acuerdo de gobernanza con el PS, y al mismo tiempo criticar de manera coherente la desastrosa política practicada por el PS. A los ojos de la gente, era contradictorio. En la práctica, fue un aporte a la agenda de la gobernabilidad, en un momento en que grandes sectores de la población necesitaban y querían soluciones a sus problemas.

El BE ha visto caer todos sus objetivos: derrotar a la derecha, establecer un acuerdo de gobernanza con el PS, participar en una mayoría parlamentaria con el PS y la izquierda, crecer y tener un grupo parlamentario más grande, ser elegido en circunscripciones donde había perdido votantes.

Ha renunciado a hacer hincapié en puntos clave, como el fin del sector privado en el Servicio Nacional de Salud, no desperdiciar la inversión pública en TAP (compañía aérea), aumentar los salarios y revisar las normas contra la negociación colectiva, movilizar pisos vacíos para aumentar la oferta de viviendas bajo control público a corto plazo y reducir los alquileres, medidas concretas para atajar la crisis climática, oponerse a la vía neoliberal de la UE que abre la puerta a la extrema derecha y se ha volcado hacia el armamento, denunciar el 2% del presupuesto estatal para la OTAN, etc.

Balance de los críticos del PCP, que siempre se han opuesto al acuerdo parlamentario con el PS

(extractos)

 Los resultados electorales fueron una enorme debacle -como lo han sido en los últimos años- para el pueblo trabajador, esta vez materializada en un fuerte ascenso electoral de la extrema derecha fascista y un descenso desastroso -pero desgraciadamente esperado- de la CDU [coalición que incluía al PCP], que claramente perdió influencia electoral, influencia entre los trabajadores, y fue derrotada en sus bastiones tradicionales en el sur y en los municipios urbanos donde residen muchos trabajadores. El PS fue castigado con una gran pérdida de votos por su política a lo largo de ocho años (que la llamada “izquierda”: BE, PCP, entre otros, apoyó a menudo).

Claramente, este fuerte voto a Chega y la disminución de la abstención muestran un deseo de intervención y cambio político, muestra un gran descontento y malestar de las masas y la búsqueda de soluciones radicales que han interpretado como parte de las consignas de ese partido, cuyo radicalismo se traduce en un salto adelante hacia una mayor explotación, la rápida retirada de derechos y la limitación de las libertades.

El profundo descontento de las masas tiene varias razones. El principal es la constante degradación de sus condiciones de vida: salarios miserables, pensiones de pobreza, pérdida de poder adquisitivo de los salarios, dificultades de acceso y degradación de servicios públicos como la salud y la educación, la justicia, la falta de vivienda, el precio exorbitante de los alquileres de las viviendas y los pagos bancarios, la incertidumbre del futuro de los jóvenes, la negativa a satisfacer las justas demandas de diversos sectores de la administración pública, como los maestros, el constante favorecimiento de las fuerzas capitalistas, las ganancias obscenas de los monopolios, mientras “no había dinero” para las necesidades de los trabajadores, etc.

Las masas populares no están ciegas y buscan una respuesta radical a estos problemas. Radicales porque están viendo que la democracia parlamentaria burguesa ya no satisface sus necesidades. En las sucesivas elecciones, el pueblo deposita su voto en las urnas y nada cambia, todo empeora. Sin embargo, políticamente inconscientes, no logran llegar a este entendimiento y van a votar por Chega, como si fueran en procesión a la capilla en busca de un milagro.

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