Tras las elecciones de Grecia

(Publicado en la Carta Semanal 543)

Este domingo 20 se han celebrado las elecciones legislativas anticipadas en Grecia, que siguen a la crisis abierta a consecuencia de la firma, por parte del gobierno Tsipras, del Memorándum impuesto por el capital financiero y sus instituciones el 13 de julio. El Gobierno presentó la dimisión y convocó elecciones anticipadas. Buscaba también aplastar la rebelión interna en Syriza y la ruptura de 25 diputados que crearon un nuevo partido, Unidad Popular. El 15 de julio los sindicatos del sector público llamaron a una huelga, de impacto limitado, contra el «acuerdo», en la línea de las múltiples jornadas de huelga general sin continuidad de los últimos cinco años, una manera de «protestar» sin objetivos claros. El desconcierto recorre las filas obreras, después de 6 meses de gobierno Tsipras que engañó a la población prometiendo un “acuerdo honorable” con la Unión Europea. La firma de un Memorándum aún más duro chocaba violentamente con las aspiraciones de la mayoría, que se expresaron masivamente en el referéndum del 5 de julio contra la política de la U.E..

El capital financiero confía en Tsipras

Ya en las elecciones del 25 de enero portavoces preclaros del capital financiero consideraron que solo un gobierno de Syriza tenía la capacidad de continuar las «reformas».

Esta campaña electoral ha sido más clara: todas las instituciones europeas y los principales gobiernos han apoyado a Tsipras, el único que aún goza del apoyo de un sector de la población y del movimiento obrero organizado para aplicar las consecuencias del Memorándum.

Aunque hay una desconfianza creciente

Casi un 50% de abstención y votos nulos, en un país donde el voto es obligatorio y los ayuntamientos han puesto transporte gratuito a los votantes. Pese a la victoria relativa, con el 35,5% de los votos, Syriza pierde cerca de 400.000 votos, casi un tercio con relación a enero, particularmente en los barrios obreros.

La escisión de izquierdas de Syriza sólo recoge 150.000 votos. Su programa de vuelta a los orígenes de Syriza no convenció a muchos a pesar de la popularidad de algunos candidatos. Los últimos 9 meses han desvelado un mito: la supuesta radicalidad de Syriza. Desde el principio Syriza declaró su respeto al Estado burgués, a la U. Europea y al euro. Sólo en las elecciones de junio de 2012, ante la presión de masas, planteó de forma efímera la exigencia de Retirada del Memorándum. Cuestión olvidada meses después en el Congreso de Syriza.

Quien hable de «capitulación» de Syriza debería meditar sobre la realidad de su programa desde el principio. Aunque sectores importantes de la clase obrera y la juventud buscaran con el voto a Tsipras un camino para oponerse a la troika. Hoy hablar de volver a la Syriza de su fundación no puede convencer a muchos, de ahí el fracaso de Unidad Popular;

Y ahora, ¿qué?

Les Echos, diario francés del capital financiero, declara este lunes 21 que «sea cual fuere el resultado de las elecciones el nuevo gobierno debe aplicar el Memorándum». ¿Para qué sirven entonces las elecciones? Para dar «legitimidad» a un gobierno que tiene su programa ya decidido por el capital financiero.

Aplicar el Memorándum del 13 de julio exige nuevos recortes de pensiones, el no restablecimiento de la negociación colectiva, aumentar los impuestos al consumo, la desinversión social, más privatizaciones, y el 15 por ciento del PIB para pagar sólo los intereses de la deuda, que llegará a fin de año al 200% del PIB. Un programa inaplicable sin acabar con todo lo que la clase obrera y la población han conseguido en decenios de lucha. Es la destrucción del país.

Pero la clase obrera, golpeada, NO esta derrotada, entre otras cosas porque a escala europea todos los gobiernos y las instituciones de la Unión Europea están en crisis.

Más que nunca cualquier movilización en un país o crisis de gobierno en Europa puede allanar el camino a un movimiento de resistencia que refuerce de nuevo a los trabajadores griegos.

Desde nuestro país la lucha para acabar con Rajoy es el único camino para ayudar a los trabajadores griegos. Los que ponen a Tsipras como ejemplo se muestran dispuestos a hacer su misma politica, o sea la sumisión al capital financiero en nombre de la regeneración de las instituciones.

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