(Publicado en la Carta Semanal 733 – ver en catalán)
Mientras en la sala IV del Tribunal Supremo, bajo la presidencia del magistrado Manuel Marchena, continúa el juicio contra los republicanos catalanes, en la sala III del mismo tribunal, un auto paralizaba cautelarmente la salida de los restos del dictador Franco de la basílica del Valle de los Caídos, que estaba prevista para el 10 de junio. Merece la pena, a la luz de ambos procesos, reflexionar sobre la verdadera naturaleza del poder judicial y, con él, del aparato de Estado del que forma parte.