(Publicado en la Carta Semanal 427. También puedes leerla en catalán)
Mitin internacionalista en Argel
El pasado día 27, 3.500 personas abarrotaban el salón de actos de la Unión General de Trabajadores de Argelia en un mitin convocado para celebrar el 23 aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores.
Como organización militante, el PT no organizó su mitin como un acto protocolario de autocomplacencia, sino como un acto de combate en defensa de las reivindicaciones de los trabajadores y del derecho del pueblo argelino a progresar en paz, sin amenazas de intervención extranjera.
En ese mitin participaron, además de la secretaria general del PT, Luisa Hanune, el Secretario General de la UGTA, principal sindicato del país, y ocho oradores, de los Estados Unidos, de Mali, de Guinea, de Turquía, de Pakistán, de Haití, de Francia y de España.
El imperialismo quiere saquear los recursos naturales y la riqueza de Argelia
Lo que ha llevado al PT a organizar este mitin ha sido el despliegue en la base militar de Morón de la Frontera (Sevilla), cedida a las fuerzas armadas de los Estados Unidos, de 8 aviones y un destacamento de más de 500 marines, con el fin declarado de intervenir militarmente en el norte de África, y con el objetivo más que probable de intervenir en Argelia.
¿Por qué en Argelia? Este país es uno de los más ricos del mundo en gas natural, con unas reservas comprobadas de 4,502 billones de metros cúbicos según cifras de 2009. En septiembre de 2006, el gobierno argelino, cediendo a la presión popular, dio marcha atrás en la privatización de sus recursos naturales, estableciendo por ley que en toda explotación de petróleo o gas Sonatrach, la compañía estatal de energía, debía mantener al menos el 51% de la propiedad. Esa es una medida intolerable para las multinacionales y para el imperialismo, que quiere establecer su dominio sobre todos los pueblos, apropiarse de todos los recursos naturales, sin límites de porcentajes, eliminando todos los obstáculos que se opongan o dificulten esa dominación.
Hay que recordar que la nacionalización del petróleo y el gas en Argelia fue el resultado de la lucha de liberación que llevó a la independencia del país en 1962 a costa de más de un millón de argelinos muertos. El pueblo argelino consideró, no sin razón, que no hay verdadera independencia y soberanía sin control de las riquezas nacionales.
Para las multinacionales que quieren saquear los recursos naturales, la norma del 51% es inaceptable. Y hay que acabar con ella con cualquier excusa y a cualquier precio. Así, British Petroleum anunció el pasado 2 de mayo que está estudiando retrasar la puesta en marcha de determinados proyectos energéticos en las regiones del sur del país, “ricas en gas natural pero crecientemente inseguras”.
Según informa la “consultora de inteligencia” norteamericana Stratfor, “aunque la seguridad es una cuestión importante, el objetivo de BP es utilizar la amenaza contra la seguridad y los cambios del mercado energético global para apretar al gobierno de Argelia, que tiene una creciente necesidad de inversiones y tecnología extranjeras, para que cambie las normas legales”. Añade el informe que otras compañías menores pueden querer invertir, pero que estas compañías menores se verán impotentes “si la decisión de BP invita a otros grandes inversores extranjeros –ENI, Statoil y Royal Dutch/Shell– a coordinar sus actuaciones sobre las inversiones en Argelia a fin de presionar a Argel para que lleve a cabo reformas”
Obligar al gobierno a ceder… o crear las condiciones para una intervención
Según el citado informe, “es posible que Argelia no tenga la flexibilidad política necesaria para adaptar sus leyes sobre inversiones, debido en parte a un sistema político complejo y a la necesidad de financiar costosos programas de gasto social destinados a controlar el malestar popular”, y añade: “de cómo BP haga frente a las presiones de Argelia para que cumpla con los términos de su contrato dependerá cuáles van a ser las dificultades de Argelia para mantener su estabilidad política y un ambiente propicio para las inversiones extranjeras en su industria del petróleo y el gas natural”.
A la vista de este informe, conviene recordar lo que dijo Clausewitz: la guerra es la continuación de la política por otros medios. Y esos medios empiezan a ponerse en práctica.
Por un lado, la posibilidad de que “el caos y los islamistas radicales se apoderen de Argelia”. Los marines de Morón están allí –según nos han dicho– para intervenir contra posibles acciones de los “islamistas radicales”. Irían a Argelia, “si el caos de Mali se extiende hacia ese país”. Ahora bien, ¿no está claro que el “caos de Mali” es el resultado de la intervención militar de la OTAN en Libia? ¿No están las propias tropas francesas y de otros países empujando a los “rebeldes” de Mali hacia el norte, cerca de las fronteras –permeables, más de 1.000 kilómetros en un desierto– de Argelia? De este modo, las tropas imperialistas se preparan para intervenir ante el “caos” que ellas mismas han contribuido a crear.
Pero el imperialismo no sólo utiliza la “cuestión tuareg”. Otros medios son puestos en fila para “estimular” revoluciones naranja por medio de las ONG, los movimientos “sociales” y otras lindezas. Por ejemplo, en Argelia actúa un autodenominado Comité Nacional para la Defensa de los Derechos de los Parados, intentando convocar movilizaciones que lleven a una supuesta “primavera árabe”. Los medios de prensa de Argel denuncian que esta organización “de parados” financia generosamente viajes y comidas en sus movilizaciones. ¿De dónde sale el dinero? De ONG norteamericanas. También se recurre a la llamada “cuestión bereber”: la nación argelina es plural, tiene componentes árabes y bereberes. Ambos lucharon unidos por la independencia contra el colonialismo francés. Pero el imperialismo quiere utilizar estas diferencias, y tiene una larga experiencia de financiación de supuestas “revueltas bereberes” en Argelia, a través de sus “fundaciones” y sus ONG.
Por tanto, el “caos” no viene del cielo ni es fruto del destino. Pueden fácilmente trabajar para orquestar la “inestabilidad” que justifique la intervención. Solo la clase obrera y el pueblo argelino, con su acción, pueden impedir ese “caos”, oponiéndose, en primer lugar, al imperialismo y sus agentes que lo crean.
Peligro de dislocación de todo el Magreb
Hay que recordar cómo, tras la revolución en Túnez y la intervención de la OTAN en Libia, algunos portavoces cualificados del imperialismo –y algunas voces de la llamada “izquierda”– abogaban por una “primavera árabe” en Argelia, apoyándose en una supuesta revuelta de los bereberes argelinos. ¿Los mismos que mantienen la opresión colonial se preocupan ahora por la suerte de los bereberes? No es casualidad que estas propuestas encajen perfectamente con las propuestas de “Gran Oriente Medio” avanzadas en 2003 y 2006 por la administración Bush, que proponía reescribir todo el mapa, desde Marruecos hasta Irán, reordenando las fronteras establecidas en la independencia de estos países y proponiendo nuevas fronteras supuestamente basadas en bases étnicas. Alimentan el enfrentamiento entre bereberes, árabes y tuareg en Argelia, saharauis, árabes y bereberes en Marruecos, diversas tribus en Libia… A la necesidad de las multinacionales de establecer su dominio absoluto le estorban las conquistas sociales y de soberanía arrancadas por estos pueblos (unidos, saharauis, árabes, bereberes y tuareg) en su lucha contra la dominación colonial, cristalizadas en su constitución como naciones. Necesitan acabar con estas naciones y establecer nuevos estados “étnicos” fantoches sometidos todos ellos al imperialismo, acabando con todas las conquistas de soberanía establecidas en su independencia en los años 50 y 60 del siglo XX. Como hicieron en su día en tantos países de África al sur del Sahara, y recientemente en Irak y Libia, o como preparan en Siria.
¿Cuál es el marco del mitin internacionalista de Argel?
El camino es la unión de los trabajadores y los pueblos en defensa del derecho de las naciones a disponer libremente de su futuro y a gestionar en beneficio de su pueblo los recursos naturales. El camino marcado en diciembre de 2011 por delegados y delegadas de países de África, pero también de diversos países europeos, que participaron en una Conferencia de Emergencia, convocada por la Unión General de Trabajadores de Argelia y por el Partido de los Trabajadores, ante las amenazas de intervención. La Conferencia de Emergencia contra las guerras de ocupación, la injerencia en los asuntos de los países, en defensa de la integridad y la soberanía de las naciones, aprobó un manifiesto que decía, entre otras cosas: “hay una situación de emergencia, cuando las grandes potencias deciden intervenir militarmente bajo los auspicios de la OTAN en Libia abriendo la vía a la inseguridad y la inestabilidad en la región, poniendo en peligro la integridad de los países del Sahel (…) Denunciamos la intervención militar en Libia que, lejos de ‘liberar’ al pueblo libio, prepara las violencias de mañana sobre bases tribales étnicas y comunitarias”, y añadía: “reafirmamos el derecho imprescriptible del pueblo argelino a decidir libremente su futuro sin injerencia exterior. Porque ello está entre las conquistas de la civilización humana, y constituye puntos de apoyo para la lucha de los pueblos, proclamamos nuestra determinación de defender las conquistas socioeconómicas del pueblo argelino, la soberanía de Argelia contra las presiones y el chantaje exteriores”.
Esa es la propuesta de Frente Único que los militantes que apoyamos el mitin de Argel dirigimos a todas las organizaciones sindicales y políticas que se reclaman de los derechos de los trabajadores y de la soberanía de los pueblos. Y en nuestro país, esto exige combatir a nuestro gobierno que participa, por activa o por pasiva en los planes de agresión contra los pueblos hermanos de Argelia y de todo el Magreb.