(Publicado en la Carta Semanal 663)
El domingo 21 de enero tuvo lugar en Bonn el congreso extraordinario del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania). Este partido es el principal y tradicional partido que habla en representación de la clase obrera alemana. Adscrito oficialmente a la socialdemocracia, su influencia se extiende a nivel internacional, particularmente en Europa. Por ejemplo, en buena medida, el actual PSOE fue ayudado fuertemente en su reconstrucción en el periodo anterior y posterior a la muerte de Franco por el SPD.
En Alemania representa al mismo tiempo uno de los dos pilares políticos básicos en que se fundo la República Federal, después de la segunda guerra mundial.
El SPD esta sacudido por una doble crisis. En primer lugar por el declive de TODA la socialdemocracia por su papel en la aplicación de las contrarreformas que exige el capital financiero. Y desde el gobierno Schröder en 1998-2005 y su agenda de contrarreformas, llamada Agenda 2010, ha chocado directamente con su base obrera y su influencia en el sindicato mayoritario la DGB (Federación Alemana de Sindicatos).
Los últimos gobiernos de Gran Coalición con la CDU/CDS (la derecha) de Angela Merkel, han aumentado su desgaste, pues aparece como el valedor ante la clase obrera de la política antisocial del gobierno. Esto le ha supuesto un enorme coste –al partido de Merkel también– electoral y de afiliación.
Un partido que contaba con un millón y medio de afiliados hace 30 años, tiene hoy 450.000. Y su ultimo resultado electoral es el peor desde la guerra, justo un 20%. En estas condiciones y ante la enorme presión del capital financiero para renovar el acuerdo de Gran Coalición, ha surgido en el interior del partido una resistencia masiva que se concentra en el NO a la gran coalición. ¿A alguien le recuerda el “no es no” de Sánchez?.
Veamos el detalle
El congreso extraordinario del SPD del 21 de enero en Bonn desencadenó un seísmo. En el momento de un voto sobre la apertura de negociaciones de coalición “ordinarias”, tras una discusión de tres horas, 279 delegados (43,46%) se pronunciaron en favor del no y solo 362 (56,39%) votaron en favor del sí. Aunque una mayoría formal haya impuesto, se trata de una derrota dramática para la dirección del partido en torno a Martin Schulz, es decir para la dirección del partido que, a pesar de varios cambios, representa la continuidad de la política de la Agenda 2010 aplicada por Schröder.
Aunque de esta manera, tal rechazo a la política de la dirección es inaudito en un congreso del SPD durante la historia de la posguerra, estas cifras ni siquiera corresponden a las proporciones de mayoría cuando se baja todavía más bajo hacia la base del partido. En Colonia, por ejemplo, en vísperas del congreso del partido, más de los dos tercios de la dirección local del SPD rehusó el inicio de negociaciones de coalición. En Dusseldorf, la subcomisión local ya había, durante la semana anterior, votado con una amplia mayoría la misma decisión. En Bochum, la mayoría tiene la misma opinión. En Dortmund, el 90% de los delegados locales están en contra de la gran coalición. Pero también, la dirección del Land de Berlín, el congreso del Land de Saxe-Anhalt y muchas otras instancias rechazaron, estos últimos días, el resultado de las primeras negociaciones. Forman la gran mayoría frente a los “defensores” de estas negociaciones, de la que forma parte la dirección del Land de Hamburg.
Cuando Schulz tomó la palabra después de la apertura del congreso, su discurso carecía de inspiración, era largo y malo. Su incapacidad manifiesta a “alcanzar a los delegados” según las palabras empleadas más tarde por la prensa, era la expresión de la defensiva y de la incertidumbre de la dirección.
Esta claro que Schulz y la dirección del partido no hubieran podido obtener una mayoría en este congreso si no se habían respaldado en la dirección del DGB, Reiner Hoofmann y Frank Bsirske.
Pero el congreso también mostró que una fuerza esta madurando en el seno del partido. Los oradores, unos tras de otros, se enfrentaron con la dirección. Es innegable que una gran parte de los delegados procedentes de los rangos de jóvenes socialistas (Jusos) formularon esta resistencia contra la línea de la dirección.
Pasa lo mismo con Hilde Mattheis, la presidente de la DL21 (corriente izquierda del SPD, ndlr), que se pronunció durante la preparación del congreso del partido en favor de una coordinación interna de oponentes a la Gran Coalición.
Delegados –como Christian Reinke de Rostock–, despejaron la cortina de humo en torno al resultado de las negociaciones y mostraron que prevé en realidad una extensión de la flexibilización del mercado del trabajo. En un discurso apasionado, la delegada de Berlín Gerlinde Schermer, recordó que no fue siempre, como se pretende, el CSU (NDT: el partido bávaro aliado con la CDU de Merkel) quien impidió al SPD llevar una mejor política, sino que fue el mismo Gabriel (secretario del SPD) quien inició el cambio constitucional que hizo posible una etapa adicional de privatización de los servicios públicos. Christian Haas, presidente de la comisión obrera del SPD (Afa) de Berlín y otros delegados procedentes de los sindicatos contestaron a Reiner Hoffmann que sus colegas del sindicato no eran partidarios de la Gran Coalición, mientras que delegados como la secretaria adjunta de los jóvenes socialistas, Jessica Rosenthal, reivindicaron que el SPD tenía que mantener su objetivo de volverse de nuevo el partido mas fuerte, buscando de esta manera defender el SPD como partido obrero contra el derrotismo de Schulz o de Nahles.
Por todas partes en Alemania, los socialdemócratas observaron el desarrollo del congreso. Incluso, algunas uniones locales se reunieron para escuchar juntas los discursos.
Se ven reforzados por el resultado del voto y animados a seguir el combate contra la “Groko”, la Gran Coalición. La batalla no está acabada.
Decenas de miles de miembros y militantes del partido comienzan un combate para liberar al partido del corsé en el que la dirección lo encerró en 2003. Los partidarios del NO han emprendido una campaña de afiliaciones para oponerse a la Gran Coalición. Miles han empezado a afiliarse, hasta el punto de que el aparato del partido, asustado, planea prohibir nuevas afiliaciones.
Este combate, que no se quedara sin eco en los sindicatos, abrirá una nueva perspectiva para la situación política en Alemania.
Que consecuencias políticas?
La crisis abierta en el partido socialdemócrata tiene consecuencias a escala europea. De entrada el Estado alemán es el garante económico y financiero de la política capitalista en Europa. Es el garante, junto con Francia, de la existencia –incluso financieramente– de las instituciones de la Unión Europea. Es el garante del orden mundial imperialista en Europa como subordinado de Administración norteamericana.
El SPD, como decíamos antes, es el núcleo central de la existencia de partidos socialdemócratas, particularmente en Europa.
No se trata de una simple crisis interna, si no que abre una desestabilización en todas las relaciones sociales y políticas en Alemania, que además se añade a la crisis en el partido tradicional de la derecha, la CDU/CDS.
Y al mismo tiempo corresponde a la resistencia de sectores masivos de militantes ligados a la clase obrera y a la juventud que no aceptan la política de austeridad del gran capital.
Para los militantes españoles que vivimos la crisis interna del PSOE y de los demás partidos que se reclaman de la clase y de la democracia, es un deber seguir atentamente los acontecimientos en Alemania, y en particular, cómo se organiza la resistencia
La situación abierta en el SPD ha obligado a la dirección del propio SPD a intentar renegociar con Merkel el acuerdo de pacto de gobierno, para después presentarlo a los militantes en referéndum para su aprobación.
Repetimos que estas cuestiones interesan y afectan a todos los militantes obreros en Europa y en nuestro país.