Reelecto Nicolás Maduro con el 68%

(Publicado en la Carta Semanal 680)

Alberto Salcedo, Maracaibo, 22 de mayo de 2018

Triunfó la resistencia del pueblo trabajador y la soberanía de la nación venezolana

Este lunes el Consejo Nacional Electoral (CNE) emitió su segundo boletín, que incluye el 98,78% de las actas escrutadas, en las que el candidato del Frente Amplio de la Patria Nicolás Maduro registró un incremento de los votos para alcanzar los 6.190.612. Así lo dio a conocer la rectora del máximo ente comicial, Sandra Oblitas, en declaración ofrecida desde la sede del organismo electoral, en Caracas. De acuerdo con este boletín, el candidato derrotado Henri Falcón acumula 1.917.036 votos –el cual antes de dar los resultados el CNE, desconoció el proceso electoral por presiones de EE UU–, mientras que Javier Bertucci suma 988.761 y Reinaldo Quijada se ubica en el cuarto puesto con 36.246. Oblitas destacó que este boletín aumenta la participación a 9.132.655, lo que representa el 46,2% del total del padrón electoral. Tras este segundo boletín solo quedarían por escrutar el 1,22% de las mesas.

Una primera lectura

Las elecciones presidenciales en Venezuela a primera vista pareciera que no muestran mayores sorpresas: el Presidente Maduro fue reelecto para un nuevo período (2019-2025), fueron derrotados los candidatos opositores por amplio margen, se produjo una alta abstención. Sin embargo, es necesario detenerse en los datos, objetivos y subjetivos. Se expresa un apoyo mayoritario a la revolución bolivariana (68 % de Maduro contra 21% de Falcón). Derrota de la oposición en sus dos vertientes: la que llamó a participar con su propuesta de dolarizar la economía poniendo en peligro la soberanía nacional, y derrota de quienes llamaron a abstenerse, haciendo llamados a la intervención extranjera y herederos del llamado a la violencia callejera y del intento de golpe de Estado. Asimismo, fue derrotada la política norteamericana y la de sus gobiernos aliados en Latinoamérica y Europa, que amenazan con desconocer el resultado electoral y aplicar más sanciones, jugando a la caotización progresiva.

Pero, al mismo tiempo el triunfo del chavismo se muestra plagado de dificultades y contradicciones. Una abstención del 54% tiene un significado importante en unas elecciones presidenciales de esta trascendencia. El fenómeno de la abstención, al margen de la interpretación que cada quien le dé, en un contexto de confrontación de clase abierta alimentada por la injerencia imperial, por la amenaza de intervención militar, no se puede ver con la lógica de la democracia burguesa. Es cierto que en países vecinos, como en Colombia, Chile o Perú, donde las cifras de abstención son descomunales, tanto como que Santos es un presidente con un poco más del 14% ó 15% de los votos depositados; pero en Venezuela la abstención es el reflejo de la intensa lucha de clase que vive el país. El descenso progresivo de la votación chavista continúa: Chávez en el 2012 obtuvo 8.191.132 votos,  el mismo Maduro en las presidenciales del 2.013 logró 7.505.338 votos contra los 6.190.612 actuales. En medio de las más adversas circunstancias: saboteo a la economía, boicot al cono monetario (conjunto de monedas vigentes), inflación inducida, bloqueo económico, llamado a la abstención electoral, sanciones económicas, arremetidas injerencistas por parte de los Estados Unidos y sus países cómplices. Innegablemente es una victoria de la resistencia del pueblo trabajador

De cualquier modo, el resultado no le resta legitimidad alguna a Maduro como presidente, ciertamente lo pone en una difícil situación desde el punto de vista internacional, porque el aparato mediático aprovechará la baja participación para poner en entredicho el triunfo electoral. Estos resultados consolidan nuevamente la posición triunfante del chavismo en una serie de tres elecciones (asamblea nacional constituyente, 19 gobernadores, 320 alcaldías y ahora Maduro dispone de seis años más de mandato).

La ofensiva imperial no se hará esperar

Más de una decena de países advirtieron de no reconocer los resultados electorales del domingo y con aplicar más sanciones contra Venezuela. Los gobiernos de Panamá y Chile estuvieron entre los primeros en pronunciarse tras el anuncio del CNE, el autodenominado Grupo de Lima, compuesto por 14 países americanos, anunció que no reconocerá los resultados electorales. En un comunicado conjunto, acordaron reducir el nivel de sus relaciones diplomáticas con el país, así como llamar a consulta a sus embajadores en Caracas; el Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil a la par condenó las elecciones presidenciales de Venezuela por carecer de “legitimidad y credibilidad”. El presidente español, Mariano Rajoy, estudiará las «medidas oportunas» en el marco de la Unión Europea después de un escrutinio que, afirmó, no respetó «las normas democráticas mínimas”. Asimismo Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, rechazó este lunes los resultados de las «elecciones presidenciales» y sostuvo que su país tomará medidas para «restablecer» la democracia en Venezuela. Además, el presidente de EEUU, Donald Trump, aprobó una orden ejecutiva en la que limita las operaciones de bonos de la deuda pública de Venezuela. La medida fue adoptada como represalia ante las elecciones celebradas este domingo en las que Nicolás Maduro fue reelecto como presidente.

Las amenazas de una intervención siguen: el “plan para derrocar la dictadura venezolana” del almirante Kurt Tidd, comandante en jefe del Comando Sur. La situación sigue siendo calamitosa: bancos de EEUU han bloqueado (por orden presidencial) siete millones de dólares que Venezuela envió para pagar medicamentos para diálisis requeridos por miles de enfermos, el cierre de la trasnacional Kellogg’s, ante el que el gobierno debió decretar que los trabajadores tomaran la fábrica.

En el día de hoy, en el marco de la entrega de credenciales como candidato vencedor por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el presidente ha ordenado el retiro del encargado de negocios de EE UU y su asesor por la injerencia insolente en el proceso electoral, y ha llamado a la solidaridad internacional de los trabajadores, movimientos sociales y los demócratas del mundo.

Ganamos. ¿Y ahora qué?

La principal promesa electoral de Maduro fue tomar las riendas de la situación económica luego del 20 de mayo. Hoy, en el acto de su proclamación ante el CNE, ha ratificado una vez más el devenir de un revolcón económico, ha llamado a todos los sectores a una discusión amplia y participativa. Con su triunfo electoral, cuenta con una base firme para ello: el poder político está absolutamente en manos del chavismo. Cuentan con una Asamblea Nacional Constituyente, y una oposición diezmada, dividida, en consecuencia, el chavismo no tiene ninguna excusa para asumir las decisiones que está clamando el pueblo trabajador frente a sus calamidades económicas.

Para el Colectivo Trabajo y Juventud, miembro del AIT, el triunfo político obtenido por el pueblo trabajador el 20 de mayo permite avanzar pasando a la ofensiva en la confrontación contra el capital. Desde diferentes sectores de trabajadores, populares, campesinos, comuneros se ha venido planteando la necesidad de poner en marcha unPlan Nacional de Emergencia que implique acciones contundentes, no convencionales y revolucionarias, en áreas prioritarias de la economía: en consecuencia proponemos la necesidad de la articulación de los trabajadores del campo y la ciudad y sectores populares para empujar con fuerza un plan de emergencia a favor de la nación y los trabajadores:

Poner en marcha un Plan Nacional de Emergencia

La producción de alimentos, priorizando rubros básicos según las necesidades nutricionales del país. Retomar el proceso de reordenamiento de la tierra como parte de las condiciones necesarias para avanzar hacia la recuperación de la producción agrícola nacional, un plan concentrado de financiación a todos los sectores que producen, principalmente productos primarios. Para ello es necesario meter en cintura a la banca privada que maneja, sin mayor control, el crédito nacional producto del ahorro de todos los venezolanos, es hacer un diagnóstico profundo y transparente de las empresas públicas del sector agrícola y solicitar que sean sustituidos quienes hayan estado al frente de las empresas que resulten improductivas. Implantar un monopolio estatal en la compra de alimentos que imponga precios a la burguesía cipaya, y mejorando la red de distribución de bienes y servicios alimentos en manos del Estado.

Recuperación y mejoramiento del sistema de salud público nacional, con un programa concentrado en los hospitales centrales y hospitales de las cabeceras municipales. Debe incluir la recuperación de la infraestructura, principalmente de áreas claves como emergencias, quirófanos y hospitalización, además de la dotación de medicinas, ambulancias, materiales quirúrgicos y una fuerte recuperación del salario, médico, de enfermería y trabajadores de la salud.

Recuperación y fortalecimiento del sistema educativo nacional mediante un plan de mejoramiento de la infraestructura y mediante una política de protección de las educadoras que evite su deserción y migración. Esto debe contemplar la recuperación y ampliación de los planes de alimentación educativos como el Programa de Alimentación Escolar y otros.

Recuperación de los servicios publicos de transporte colocando como política de Estado (la misión transporte), el agua, el sistema eléctrico nacional, y en la plataforma de comunicación telefónica e internet. Los equipos directivos responsables de estas tareas deben ser sometidos a severa y transparente evaluación, con participación popular de trabajadores(as). Debe marchar, con criterios de ahorro, austeridad y máximo rendimiento de los recursos, incorporando la participación y corresponsabilidad del pueblo trabajador organizado, un plan de inversión en generación, producción, distribución, actualización tecnológica y mantenimiento de los sistemas y plataformas, además de un plan de mejoramiento de las condiciones de trabajo y salariales de los y las trabajadores(as) de estos sectores.

Recuperación de los salarios pulverizados por una consolidada tendencia de bonificación agravada por el alza (casi a diario) de los precios de los productos, especialmente alimentos. La profundización del acceso a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción de la zona (CLAP) en las entidades de trabajo, a todos los empleados públicos, asimismo la incorporación del programa Mi Casa Bien Equipada, bajo la vigilancia de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, relanzamiento de red mercal, bicentenario, mercados campesinos en convenios con pequeños productores en todas las instituciones del Estado, proveer transporte en puntos de venta, en fin la logística necesaria.

Defensa y aplicación de la LOTTT: hoy, los patronos, en el marco de una “crisis social y las contradicciones por las cuales atraviesa la nación, actuando con sus intereses de clase bien determinados, de conjunto están desarrollando un boicot a la legislación laboral vigente en el país; en una estrategia muy homogénea de desacato para deslegitimar la LOTTT. El desacato coordinado, permite una acción de doble frente, por un lado agudiza la guerra económica dirigida a minar las bases del Estado y por otro lado logra usurpar margen de movilidad para la burguesía contra los trabajadores

El ataque a la moneda, el boicot financiero, la extracción del cono monetario, el negocio de los puntos de venta, el lavado de dólares a través de la banca, la manipulación de la plataforma digital de las transacciones bancarias exigen hoy más que nunca el control de la banca por el Estado, además la necesidad de una reforma tributaria que haga pagar al capital y a las grandes empresas mayores impuestos.

La recomposición ética de la función pública debe ser una de las principales banderas en esta plataforma de lucha, así como la participación protagónica del pueblo trabajador organizado en todo el proceso, desde el diagnóstico y la planificación, hasta la ejecución y la contraloría. Las denuncias de corrupción e ineficiencia en empresas del Estado son contrarrestadas con venganzas y acoso laboral, mientras el fantasma de la reprivatización se cuela en el discurso de algunos altos funcionarios.

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