Carta Semanal 808 para descargar en PDF
Carta Semanal 808 en catalán
El pasado 28 de octubre el gobierno presentó, en el Congreso, la propuesta de presupuestos para el año 2021. Con toda pompa los calificó de “históricos” y Sánchez en particular declaró que “son unos presupuestos progresistas y son los presupuestos que nuestro país necesita”. Se trata de meras declaraciones cuya credibilidad es muy débil a los ojos de los trabajadores, después de las numerosas promesas incumplidas, así como su falta a la verdad en anuncios como el de marzo, de que habían prohibido los despidos. Y lo que importa son los hechos, de modo que vamos a ellos.
Ninguna medida de política económica puede evaluarse seriamente de forma desconectada del marco en el que tiene lugar. Por eso, para evaluar el alcance y significado de estos presupuestos debe considerarse, antes de nada, el contexto social actual. Como hemos explicado numerosas veces en nuestras publicaciones, la pandemia, su brutal magnitud, no cae del cielo, no es un hecho externo a la grave crisis capitalista que se arrastra por mucho tiempo, por más que permaneciera más o menos latente en los últimos años. Al contrario, la pandemia en toda su extensión es el resultado de esta crisis y las políticas que la acompañan: privatización y desmantelamiento de los servicios públicos, precarización laboral, investigación no orientada a las necesidades de la mayoría sino al interés de los negocios privados, etc. Por eso un simple patógeno respiratorio provoca la barbarie que padecemos y que hace aflorar la crisis latente, disparándola. Y ni siquiera ante esta situación tan grave el gobierno central y los autonómicos han revertido los recortes con un verdadero plan de choque adecuadamente financiado.
Unos presupuestos que vienen en un momento dramático
Para resumir muy brevemente la situación, digamos que los muertos se cuentan por decenas de miles y los desempleados por millones.
En el terreno sanitario es el resultado de esas políticas que, por ejemplo, reducen el 8% las camas hospitalarias entre 2005 y 2019 (de 365 por cada 100 000 habitantes a 337). En la Comunidad de Madrid se cerraron casi 3 000 camas y se despidió a 3 200 trabajadores de la sanidad pública, además de disparar la precariedad laboral. Más de la mitad del gasto sanitario se ha desviado a empresas privadas -tanto conciertos como hospitales privatizados-, en donde anida la financiación ilegal del PP. A escala estatal sólo en el periodo 2010-2013 se redujo el presupuesto sanitario en un 12%. Al mismo tiempo, la pandemia ha evidenciado enormes déficits en la enseñanza y el transporte público. Sigue leyendo


Incapaces de frenar la expansión incontrolable de la pandemia de COVID-19, los gobiernos autonómicos y el gobierno central se han puesto de acuerdo para declarar un nuevo Estado de Alarma, con nuevas restricciones de movilidad y recortes de derechos y libertades. Y nada menos que para seis meses. Una imposición que muchos desconfían de que sea eficaz contra el virus a falta de otras medidas, pero que va a profundizar gratuitamente la ruina económica y a sumir aún más en la miseria a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que han agotado su ERTE o que se han quedado en paro.
En medio de la polémica sobre la reforma del Poder Judicial, la absolución de Trapero y de la cúpula de los Mossos tiene un alto significado político. De los tres magistrados, 2 votaron a favor de la absolución y uno en contra. Sin embargo, los términos que emplea la Audiencia Nacional son de una claridad meridiana, y hacen muy difícil la apelación aunque el Fiscal pueda recurrir. Los principales dirigentes del PP han guardado un significativo silencio y solo se ha escuchado el lamento amargo de quien fue Delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, criticando veladamente la sentencia al afirmar que Trapero ha sido muy astuto y ha sabido servir a “Dios y al Diablo” y salir bien parado.



